No es correcto creer que las personas del pasado eran menos ingeniosas que nosotros. Su imaginación bastó para crear una gran variedad de cosas, algunas de las cuales eran útiles, mientras que otras, cuanto menos, resultaban muy extrañas. Por ejemplo, encontramos una pastilla reutilizable que servía para limpiar el cuerpo y que, además, pasaba de una generación a otra. Y también era normal encontrar floreros en los automóviles, un dispositivo para medir el volumen de los aplausos, un reloj de sol de bolsillo o un tenedor tostador, entre otros objetos 100 % raros.