Valladolid is a university city in Castile and León in western Spain. It’s associated with the epoch-defining author José Zorrilla, who was born here in 1817 and has a large ... Read more
¿Qué visitar en la provincia de Valladolid? 25 lugares y 5 rutas en coche recomendadas por PUCELANOS con pueblos bonitos, castillos y bodegas
Descubrimos juntos el pulmón de Valladolid, se trata de El Campo Grande de Valladolid. Un jardín romántico lleno de historia, leyendas, pero, sobre todo, de recuerdos y de infancia
Hay muchas cosas que ver y hacer en Valladolid pero si no andas muy sobrado de tiempo estos son, a mi juicio, los diez rincones que no te deberías perder. Recuerda que reservar tus alojamientos a través de SIEMPRE DE PASO me ayuda generar contenidos gratuitos de calidad para el blog.
1925 Las magníficas "Montaña" de Norte (Norte 4601 a 4656 y 4690 a 4699/RENFE 241-4001 a 241-4066) Como comentaba en una entrada anterior, a principios de los años veinte las dos principales compañías ferroviarias españolas se planteaban disponer de un nuevo tipo de locomotoras para trenes de viajeros que fueran capaces de arrastrar con una buena velocidad unos coches cada vez más pesados, y que se defendieran también con soltura en las rampas con el fin de evitar en lo posible las dobles tracciones o los cambios de locomotora. Esa cuestión era muy importante sobre todo para la Compañía del Norte dado que en su "línea imperial" las locomotoras tenían que salvar las fuertes rampas del Guadarrama y luego llanear durantes muchos kilómetros a lo largo de Castilla, lo que normalmente obligaba a un cambio de locomotoras en Ávila. Como resultado de estos planteamientos ambas compañías se decantaron por el tipo 241 si bien con soluciones tecnológicas distintas. Mientras MZA optaba por la simple expansión, Norte se decidía por el sistema "compound". Y si MZA apostó fuertemente por la Maquinista Terrestre y Marítima encargando en 1923-1924 un primer lote de 25 locomotoras de su serie 1700, Norte optaba por encargar hacia las mismas fechas un lote de seis a Hanomag -iniciando así su serie 4600- seguido posteriormente por otros construidos ya en España. Las primeras locomotoras de ambas series se pusieron en operación en 1925 si bien parece que MZA se adelantó unos meses. Ambas fueron unas magníficas "montaña", si bien ese apelativo sólo se popularizó en el caso de las Norte mientras que las de MZA fueron siempre "las 1700". Como de éstas, por su adelanto en unos meses, ya me ocupé en la anterior entrada, ésta va dedicada a las 4600. _______________________________________________________________ En el concurso que Norte publicó a finales de 1924 solicitando seis locomotoras del tipo 241 se establecía, entre otras condiciones, que deberían ser de doble expansión por el sistema "De Glehn" (distribución individual para cada uno de los cuatro cilindros), dispondrían de recalentador y, además, que el peso por eje no debería exceder de las 16 toneladas en los acoplados, y en general de seis por metro lineal de la locomotora. El reto era importante dado que, por una parte, el tipo 241 aún estaba en Europa bajo experimentación y, por otra, las citadas restricciones de peso eran muy fuertes para el tipo de máquina que se requería. El concurso fue ganado por la factoría alemana Hanomag y, aún dado lo complejo que era el proyecto diseñado por el prestigioso ingeniero Dr. Wolf, no hubo que hacer ninguna modificación importante tras las pruebas realizadas. La única "pega" -y era de carácter estético- era el marcado "pico" delantero que resultaba necesario por las limitaciones de peso. Aún así resultaban unas locomotoras muy airosas y elegantes y con parecido a las 1700..., al menos hasta que más tarde se las instaló las pantallas levantahumos. Foto oficial de la 4601 La misma locomotora en una foto de catálogo de Hanomag (cortesía Juan Antonio Méndez Marcos) Tenían una potencia de 2450 CV, un considerable timbre de 16 kg/cm2, un diámetro de ruedas motoras de 1,75 m. y un esfuerzo de tracción de 14500 kg. Es de destacar que, con el fin de mejorar las arrancadas, estas locomotoras disponían de un "aparato de arranque" por el que el vapor pasaba directamente a los cuatro cilindros que trabajaban en ese momento juntos a pleno rendimiento, pasando directamente al exterior el vapor de escape de los de alta en vez de ir a los de baja. El impresionante bloque de cilindros y distribución de una 4600 (autor desconocido) Vista parcial de la cabina de una 4600 (autor desconocido) Norte las asignó la numeración 4601 a 4606. Las primeras pruebas se realizaron con la 4603 y fueron muy satisfactorias. Un grupo de ferroviarios posan junto a la Norte 4606 tras efectuar unas pruebas (Gustavo Reder) A partir de julio de 1926, una vez efectuados los necesarios refuerzos en los puentes, las "Montaña" hicieron el recorrido completo Madrid-Miranda sin el tradicional cambio de locomotora en Ávila pero, eso sí, con dos fogoneros de dotación. En las rampas más fuertes del Guadarrama podía subir a 45-50 km/h con trenes de 350-400 toneladas mientras que en los llanos de Castilla alcanzaban los 100 km/h con puntas de hasta 120. En julio de 1926, Luis Razquín se fotografió junto al Arco de Ladrillo vallisoletano con la 4605 que debía estar casi recién estrenada (Tomás Razquín/cortesía J.A. Méndez Marcos) La Norte 4602 (Autor desconocido/a través de CEHFE) La 4604 en el depósito madrileño de Príncipe Pío en los años treinta (Luque) Una Norte 4600 sale de Príncipe Pío en un día de niebla en cabeza probablemente del rápido Madrid-Irún (Luque) ...Y entrando en Madrid otra de ellas quizás el mismo día de la foto anterior (Luque) Estas seis locomotoras marcaron un hito significativo en la tracción de Norte y se decidió lógicamente la continuación de la serie, si bien las locomotoras tenían ya que ser construidas en España, lo que planteaba a una industria ferroviaria muy en sus comienzos un desafío muy serio. La construcción se repartió entre Euskalduna, Babcock&Wilcox y La Maquinista Terrestre y Marítima (MTM) que, aunque muy ocupada con los encargos de MZA, pudo entregar cinco ejemplares -las 4622 a 4626- en 1927. Foto oficial de la 4622, primera "Montaña" construida por MTM La 4622 por su flanco derecho (MTM) Por su parte Euskalduna entregó las ocho 4607 a 4614 también en 1927 y ese mismo año B&W las siete 4615 a 4621. En 1928 de nuevo B&W entregó las 4627 a 4631 y Euskalduna las 4632 a 4636. La 4630 por Villalba y según su documentación, en julio de 1927. Esta fecha entra en conflicto con la citada en otra fuente que indica que fue entregada a Norte en 1928 (Julio Camargo) Por fin, en 193o, Euskalduna finalizó las 4637 a 4646 y B&W las 4647 a 4656. De este modo la serie quedó integrada por 50 locomotoras más construidas todas ellas en España entre 1927 y 1930. Dos de las "montañas" construidas por Euskalduna (quizás las 4655 y 4653) y una ya dotada de pantalla levantahumos. La foto tomada en la estación madrileña de Príncipe Pío figura en la portada del libro "Locomotoras de la Compañía Norte" de Fernando Fernández Sanz) Por otra parte, a la vista del éxito de estas locomotoras, la Compañía de Andaluces adquirió entre 1927 y 1929 un lote de diez idénticas a las de Norte, de las cuales cinco fueron construidas por B&W y otras cinco por Euskalduna. Constituyeron la serie 4301 a 4310 de esa compañía que las dedicó fundamentalmente a los servicios de Córdoba a Bobadilla y de Bobadilla a Ronda, recorridos en la que necesitaba locomotoras más potentes. Dado que los recorridos adecuados para ellas eran escasos y que, además, no se había avanzado lo suficiente en el refuerzo de las infraestructuras de otras líneas donde podrían haberse utilizado, su aprovechamiento era muy bajo y no resultaron rentables. Ferrocarriles del Estado se interesó por ellas y tras complejos trámites administrativos, las 4301, 4304, 4305, 4308 y 4309 fueron reparadas en la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya y hacia 1933-1934 se asignaron a la línea de Murcia a Caravaca, mientras que las otras cinco fueron traspasadas en algún momento a Norte. Una "montaña" de Andaluces (Catálogo B&W) Una 4300 de Andaluces en la línea de Córdoba a Bobadilla hacia 1929-1930 (Railway Gazzete) La 4301 de Andaluces fotografiada en Córdoba en 1935, aunque el curioso coche de viajeros que se ve tras ella podría indicar que se encuentra en Peñarroya donde fueron reparadas cinco de estas "montañas" antes de ser asignadas a la línea de Murcia a Caravaca. Al parecer ésta fue la única dotada de sistema ACFI (fuente: El Ferrocarril en Andalucía/cortesía J. A. Méndez Marcos) Una curiosa foto obtenida en julio de 1936 de una "montaña", presumiblemente de Andaluces, en Málaga ¿camuflaje? ¿blindaje? (autor desconocido/cortesía J. A. Méndez Marcos) Pero la línea de Murcia a Caravaca tampoco era en absoluto adecuada para sacar partido de estas máquinas. Aunque estuvieron asignadas al depósito de Murcia-El Carmen, no se sabe con certeza si permanecieron apartadas o circularon regularmente. En cualquier caso hay constancia gráfica de la 4309 en la estación de Caravaca: La Andaluces 4309 en la estación de Caravaca (Jaime Hervás) Como es lógico, pronto acabaron también en Norte. Allí las diez máquinas de Andaluces recibieron en conjunto la numeración 4690 a 4699 dado que, al parecer, Norte pensaba ampliar su dotación de "montañas" y había reservado los números intermedios. Se las denominó coloquialmente como "montañas andaluzas" y en Miranda por "morunas" aunque parece que ya en tiempos de RENFE. Dado que el puesto de conducción lo tenían a la derecha al contrario de lo habitual en Norte, no fueron muy apreciadas por los maquinistas. Las 4600 fueron distribuidas por Norte entre los depósitos de Miranda de Ebro y Madrid aunque después algunas pasaron a Valladolid y León. La Norte 4651 accidentada en Villamanín (Martín de Lamadrid) La 4608 destinada a remolcar durante la Guerra Civil al tren "Términus" del general Franco (autor desconocido) Concentración de "montañas" de Norte en Madrid-Príncipe Pío (colección César Mohedas/cortesía J. A. Méndez Marcos) A RENFE llegaron todas las máquinas de la serie y ocuparon la 241-4001 a 4066, siendo las 4057 a 4066 las procedentes de Andaluces. La ya 241-4013 en Príncipe Pío en 1943 (AHF/MFM. Autor: Vicente Garrido) La todavía Norte 4605 en Madrid-Príncipe Pío en fecha no determinada (Otto Wunderlicht/cortesía J. A. Méndez Marcos) Y también la Norte 4055 en el mismo lugar (Otto Wunderlicht/cortesía J. A. Méndez Marcos) Aunque en principio se mantuvieron en los mismos depósitos, ya en 1949 no quedaba ninguna en Madrid debido a la electrificación de los trayectos de Ávila y Segovia. De forma aproximada, 16 estaban en Valladolid, tres en Miranda de Ebro, cuatro en Zaragoza junto con nueve de las procedentes de Andaluces, 17 en León, tres en Monforte y una en Vigo estando el resto en talleres. De sus últimos tiempos en Madrid es este fragmento de Nodo donde una entonces recién llegada unidad eléctrica 300 se cruza con una de ellas. La 241-4040 en León en 1955 (Karl Wyrsch) Otra vista de la misma locomotora. Mismo sitio y lugar (AHF/MFM. Autor: K. Wyrsch) La 241-4017 en León en mayo de 1960 (P. W. Gray/cortesía César Larriba Arboe) La 241-4045 con un mercancías cerca de Palencia en 1961 (Harold Navé) La 241-4040 en León en cabeza de un tren hacia Madrid en mayo de 1963 (L. G. Marshall) Probablemente en la misma ocasión que la de la foto anterior, Marshall fotografió a la 241-4040 junto a la eléctrica 7722 encargada de dar tracción desde León hasta otras ciudades del norte a los trenes que habían llegado hasta allí con tracción vapor. En octubre de 1963 Marshall obtuvo en Valladolid esta interesante imagen de una "montaña" de Norte (la 241-4037 a la izquierda) y otra ya de RENFE y de las que nos ocuparemos en una entrada posterior (la 241- 4093) La "moruna" RENFE 241-4062, (ex Norte 4095 y ex Andaluces 4305) en Zaragoza en 1963 (J. Morell) La 241-4046 fotografiada en Zaragoza a punto de partir hacia Pamplona en 1965 (E. Jansá) La 4050, también en Zaragoza, en 1965 (autor desconocido/cortesía J.A. Méndez Marcos) Otra "zaragozana" más en 1965: la 4041 (Ian Turnbull/cortesía J.A. Méndez Marcos) En 1962 ya estaban algunas apartadas o en reserva. Los desguaces se llevaron a cabo aproximadamente entre 1964 y 1968. En junio de 1963 todavía aparecían en el depósito de Zaragoza algunas "montañas" operativas. El fin de una existencia tan gloriosa quedaba ya cerca (AHF/MFM. Autor: Juan Cabrera) Afortunadamente se salvó la 4601 (241-4001), primera de la serie, pero que por desgracia, tras decenas de años, sigue en los andenes exteriores del Museo del Ferrocarril de Madrid En abril de 1972, fecha de esta foto, la 241-4001 (ex 4601) estaba apartada en Alcázar de San Juan, probablemente a la espera de su traslado al futuro Museo Ferroviario (AHF/MFM. Autor: Justo Arenillas) Tiempos de espera (AHF/MFM. Autor: Javier Aranguren) ...Y más espera (The STB) Me cuesta trabajo escribir que en 2019, esa locomotora, el culmen de la tracción vapor en Europa en los años veinte y primeros treinta, permanece arrinconada -al menos cubierta por un toldo- en los andenes exteriores del Museo. Si hay una máquina que desde mi punto de vista deben ser cuidadosamente restaurada y conservada es ésta. Para finalizar cabe decir que la locomotora 4648 sufrió una serie de transformaciones para mejorar su rendimiento siguiendo los criterios del afamado ingeniero francés André Chapelon. Esta experiencia sirvió de base para la construcción de un nuevo lote de 4600 entre 1946 y 1948, si bien B&W había recibido este pedido varios años antes. Pero de las modificaciones de la 4648 y del nuevo lote recibido ya por RENFE hablaremos en otra entrada más adelante. (Martínez Mendoza) FUENTES CONSULTADAS Moragas, A. (1991): Norte: 400 y 4600. Locomotoras 7. MAF editor. Maestro, A. (1993): Las grandes locomotoras de vapor de España. Ed. Centro de Estudios del Seguro S. A. Fernández Sanz, F. (2001): La construcción de locomotoras de vapor en España. Editorial Trea. Reder, G. y Fernández Sanz, F. (2010): Locomotoras de Andaluces. Historia de la tracción vapor en España, tomo III. Ed. Revistas Profesionales. Reder, G. y Fernández Sanz, F. (2011): Locomotoras de la Compañía Norte. Historia de la tracción vapor en España, tomo II. Ed. Revistas Profesionales. Fototeca ferroviaria de Juan Antonio Méndez Marcos Archivo Histórico Ferroviario del Museo del Ferrocarril de Madrid (AHF/MFM) Asesoramiento videográfico de Fernando Santiago Rodriguez
Wine, Cheese and Amazing Architecture. A weekend visit to Valladolid in Autumn. A quick train from Madrid into Wine Country. Tapas in Valladolid are
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CRÓNICA DE LA PROVINCIA DE VALLADOLID Por Don Fernando Fulgosio Editores, Rubio, Grilo y Vitturi, 1869 Valladolid, verdadero centro del Norte y Noroeste de España, servirános de punto de partida en…
Hoy vamos a comenzar una sección que pretende ser un inventario de las esculturas urbanas que se conservan en las calles de Valladolid. Este nuevo enfoque no significa que en algún otro momento se hayan hablado, o se vaya a hablar, más en profundidad, de alguna de ellas, como ya hemos hecho con algunas como el Neptuno del Campo Grande, el Conde Ansúrez de Aurelio Carretero, el Monumento a Núñez de Arce de Emiliano Barral, el Monumento a los cazadores de Alcántara de Mariano Benlliure, Stage set for a film de Oppenheim, el Monumento a los Reyes Católicos de Antonio Vaquero, o las diferentes esculturas de Eduardo Cuadrado, Belén González y Ana Jiménez, sino que se trata de exponer en formato fotográfico y con los detalles esenciales (Autor, Título, Año y Localización) para que así uno si quiere se las pueda recorrer o elija las que más le interesen para, por qué no, realizar una visita diferente por nuestra ciudad, la cual no termina de conocerse bien hasta que no accede a los lugares más recónditos, algunos de los cuales están presididos por estas esculturas. En otro orden de cosas, sería interesante que alguna institución apostara por dar a conocer todas estas esculturas, tarea que ya comenzó mi admirado profesor José Luis Cano de Gardoqui en el año 2000 con su imprescindible volumen La escultura pública en la ciudad de Valladolid, libro que motivó varias salidas fotográficas al encuentro de todas ellas. Desde aquel año muchas han sido las esculturas que se han inaugurado en la ciudad, algunas verdaderamente excelentes, y otras ciertamente penosas, pero sería interesante que ese inventario fuera actualizado. Para finalizar, quiero contar con vuestra ayuda, si en el inventario que iré confeccionando a lo largo de varios post no figura alguna escultura o imagen que conocéis, os pido que me lo hagáis saber. No tengo noticia de que en los últimos años se haya inaugurado ninguna, pero si estoy equivocado, decídmelo. Sin más preámbulos, allá va el primer listado, espero que os guste la idea. Por si te interesan las otras entradas que conforman este inventario, cliquea encima de la que desees ver: LISTA 2 LISTA 3 LISTA 4 LISTA 5 LISTA 6 ANTONIO SUSILLO. Monumento a Colón (1891-1905). Plaza de Colón MARIANO CHICOTE y ANTONIO ITURRALDE. Fuente de la Fama (1883). Campo Grande ¿?. Monumento a Ponce de León (1971). Atrio de la Casa de Colón ¿?. Carabela Santa María (¿?). Atrio de la Casa de Colón ¿?. Campo Grande ANÓNIMO. Neptuno (siglo XVIII). Campo Grande NICOLÁS FERNÁNDEZ DE LA OLIVA. Lápida de Cervantes (1866). Fachada de la casa de Cervantes NICOLÁS FERNÁNDEZ DE LA OLIVA. Lápida de Cristóbal Colón (1866). Atrio de la Casa de Colón NICOLÁS FERNÁNDEZ DE LA OLIVA. Monumento a Cervantes (h. 1876). Plaza de la Universidad GONZALO BAYÓN. Fuente del Cisne (1887). Campo Grande DIONISIO PASTOR VALSERO. Lápida de Zorrilla (1895). Fachada de la Casa de Zorrilla AURELIO CARRETERO. Monumento a Zorrilla (1900). Plaza de Zorrilla AURELIO CARRETERO y JUAN AGAPITO Y REVILLA. Monumento al Conde Ansúrez (1901-1903). Plaza Mayor AURELIO CARRETERO. Monumento a Miguel Íscar (1907). Campo Grande MARIANO BENLLIURE. Monumento a los Héroes de Alcántara (1941). Paseo Zorrilla frente a la puerta de la Academia de Caballería JUAN JOSÉ MORENO "CHECHÉ". Busto de Leopoldo Cano (1936). Campo Grande AGUSTÍN CASILLAS OSADO. Varias esculturas ¿12? (1968). Hasta hace unos años en los jardines del Campo Grande de la Acera de Recoletos, actualmente se desconoce su paradero, salvo el oso que se conserva allí ANTONIO VAQUERO. Monumento a los Reyes Católicos (1969). Plaza de Santa Cruz, a la izquierda del Colegio de Santa Cruz FEDERICO COULLAUT VALERA. Monumento a Felipe II (1964). Plaza de San Pablo AURELIO CARRETERO. Lápida de Emilio Ferrari (1911). Calle Ferrari, esquina Duque de la Victoria EMILIANO BARRAL. Monumento a Núñez de Arce (1932). Campo Grande
Fotos: Estampas del Valladolid antiguo (XXXVI): la calle Miguel Íscar
El barrio de Tenerías o de San Ildefonso, situado al sur de Valladolid, entre el Campo Grande y el río Pisuerga se crea a finales del sig...
De entre la inmensidad de pueblos que alberga nuestro país, el medio británico 'The Times' ha elaborado una lista de los 20 más bonitos.
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Imágenes antiguas que se conservan en el Archivo de ABC
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Una estupenda forma de empezar a celebrar el centenario del nacimiento de Miguel Delibes es realizar el paseo por la capital vallisoletana que recorre los principales escenarios de la novela El Hereje.
Ruta bodegas por la Ribera del Duero. Ruta del vino por una de las cinco denominaciones de origen vitivinícolas en Valladolid.
Sé que esta entrada va a causar mucho dolor a los que nos gusta el Valladolid desaparecido, pero creo que puede ayudar a su manera a concienciar de que no podemos perder más. Lo poco que nos queda lo hemos de cuidar, ¡¡es nuestra historia viva!! En muchos casos de los que se enunciarán abajo existen testimonios gráficos gracias a los dibujos de Ventura Pérez pero he preferido no volver a utilizarlos para así dar cabida a otros dibujos o imágenes nuevas. Asimismo, hay que destacar la labor realizada por Juan Carlos Urueña Paredes en su libro Rincones con fantasma: un paseo por el Valladolid desaparecido por realizar hipótesis gráficas de como serían algunos de nuestros monumentos perdidos. Os recomiendo fervientemente su libro. Vista del Valladolid de comienzos del siglo XX realizada desde la Catedral El siglo XX ha significado la época más terrible para el patrimonio vallisoletano, si exceptuamos la Guerra de la Independencia y las posteriores Desamortizaciones. A comienzos del referido siglo la piqueta se empleó la peor saña contra notables edificios barrocos que se conservaban en Valladolid, ya que en la preguerra esta ciudad perdió algunos de los mejores templos milagrosamente salvados hasta aquel momento. Podían haber sido rehabilitados pero ni se pensó en ello. Los atentados fueron fatales para las iglesias y conventos de San Nicolás, Carmen Calzado, Clérigos Menores (La Encarnación) y Premostratenses (San Norberto). Ni rastro ha quedado de ellos, tan solo ciertos paredones de la iglesia de San Nicolás. Vista de las traseras de la iglesia de San Nicolás desde el Puente Mayor Reconstrucción de la iglesia de San Nicolás realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Restos de la iglesia de San Nicolás hace unos años Convento del Carmen Calzado durante destrucción (noviembre de 1930) Convento del Carmen Calzado durante alguna celebración Convento del Carmen Calzado (1911) Convento de San Norberto (Premostratenses), a la izquierda se puede ver la fachada Reconstrucción de la iglesia de San Norberto realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Restos del Convento de los Clérigos Menores (h. 1920) Restos del Convento de los Clérigos Menores (h. 1920) La ciudad de Valladolid siguió los tristes derroteros de Salamanca, Ávila o Burgos, ya observados por el agudo intelectual neoclásico Antonio Ponz, pues si a mediados del siglo XVIII Manuel Canesi había contado 148 casas nobles existentes en la ciudad, aquél lamentaba en 1873 el gran número de "casas que hay ruinosas y enteramente caídas o a medio caer". Sin contar las innumerables que no sobrevivieron ni llegaron al siglo XX, desde el devastador incendio sobrevenido en el gran palacio del conde de Benavente que dañó gravemente su estructura, hasta la degradación de la casa del escultor Alonso Berruguete (hoy alberga el cuartel de ingenieros militares) y el abandono a su suerte de la soberbia Casa de los Miranda, pocos han sido los palacios en Valladolid que han llegado íntegros hasta nuestros días. Nada digamos de sus majestuosos edificios eclesiásticos, monasterios, abadías y conventos que, uno tras otro, acabaron abatidos o en ruinas. Casa de los Miranda Se ha atribuido esta decadencia, como en el caso de Burgos, a la salida de los nobles buscando la Corte y sus canonjías, pero al margen de algunos emigrados, la mayoría de los aristócratas permanecieron en la ciudad como lo demuestran los títulos y la nobleza de sangre que conservó sus palacios, perfectamente inventariados por Antolínez y otros cronistas. Ciertamente, una calamidad ya constata por Ponz fue que, a causa de los mayorazgos vinculados a los primogénitos de las casas nobiliarias, éstos necesitaban de una licencia real para enajenar los palacios decaídos, lo cual sólo facilitaba su lenta ruina. Eran ya muchos los arruinados cuando pasó el embajador Laborde en 1800 pero tras la guerra de la Independencia lo fueron más. Fue una degradación urbana catastrófica pues supuso, como en el caso de Burgos, la pérdida de la riqueza arquitectónica que Valladolid mantenía desde la época renacentista, caracterizada por una fiebre constructiva. Lo advirtió claramente en 1850 la Comisión Central de Monumentos cuando alertaba a la Comisión de Valladolid sobre la notoria destrucción y alteración de los monumentos que todavía existían. En efecto, se perdieron en aquel tiempo algunos de los hermosos elementos decorativos que distinguían a la casa del marqués de Aguilafuente y la misma casa de los Carrillo Bernalt (plaza de Santa Cruz) pero luego cayeron los mismos edificios, como ocurrió con la Casa de las Aldabas (calle de Teresa Gil), o el suntuoso palacio mudéjar del Almirante de Castilla, sobre cuyo solar se alzó el teatro Calderón. Palacio del Almirante de Castilla (dibujo de Valentín de Carderera) Fachada de la Casa de las Aldabas o Palacio de Enrique IV Casa de las Aldabas (patio) La lacerante destrucción de la ciudad no determinó aquí sino que continuó años más tarde bajo la desenfrenada especulación de su suelo. Como ocurrió en Burgos, el caso de Valladolid es también curioso porque ni siquiera intentó ni tuvo la ambición de proyectar un ensanche ordenado, como otras ciudades. En efecto, al igual que otras ciudades históricas castellanas, "en vez de pensarse una ampliación de la ciudad en sus aledaños respetando el casco viejo, aquélla se efectúa sobre su propia planta histórica". Seguramente que aleteaban los mismos e inconfesables motivos que para Burgos. Fue aquel un momento crítico porque, apagados los laureles de su espléndido pasado y en plena decadencia económica, a fines del siglo XIX la ciudad de Valladolid atravesó una aguda crisis incluso provincial y apenas tuvo medios para conceder una atención prioritaria a su centro histórico, y menos a unos barrios, carentes de todo servicio, que fueron recogiendo la población emigrada y pobre. Vistas de Valladolid a comienzos del siglo XX Hacinada esta población en el casco histórico, aquí tampoco se recurrió al espacio exterior para proporcionar viviendas dignas a la población burguesa. Era menester aprovechar de inmediato la fuertes plusvalías del centro. Y como el pequeño grupo capitalista local que poco a poco va surgiendo, contempla que al cubrirse hacia 1860 los dos ramales del río Esgueva, los espacios al descubierto dejan un suelo suficiente sobre el que es posible construir las mejores edificaciones privadas y edificios públicos; de ese suelo disponible, amplio y céntrico, surgen la futura calle Paraíso, plaza Poniente, plaza de Portugalete, calle Miguel Íscar, calle Dos de Mayo, etc. Hubo también amplios solares abiertos al ser demolidos los edificios conventuales. La red de monasterios de la actual acera de Recoletos y otros monumentos que nunca debieron caer como el Arco de Santiago, las Puertas del Carmen Calzado o la misma Universidad, de la que sólo se salvó su fachada principal, favorecieron la actuación de unos arquitectos, como el ilustre Agapito y Revilla, que dejaron su impronta en la ciudad. A causa de esos derribos se aniquiló como en otras ciudades la imagen de la ciudad-convento (14 parroquias con cinco templos agregados, 35 monasterios de monjas y frailes, cinco capillas y dos oratorios) y el nuevo Valladolid avanzó entre sus ruinas dejando tras de sí lo mejor de su gran pasado, ya que no trató de rehabilitar ninguno de los nobles edificios sentenciados. Sin embargo los espacios conseguidos permitieron crear calles, portales, mercados, paseos, teatros y casas dignas que otorgaron cierto porte y modernismo a una ciudad harto decaída, sin medios ni demasiadas ambiciones hasta su despegue industrial, a los años de concluirse la Guerra Civil. Arco de Santiago Puertas de Madrid ó del Carmen Calzado Puerta principal de la antigua universidad, calle Librería Puerta del zaguán al claustro de la antigua Universidad Claustro barroco de la desaparecida Universidad Así pues, al socaire de las desamortizaciones el suelo disponible en Valladolid era amplio y barato y las zonas más afectadas giraban en torno a la Plaza Mayor, monasterio de San Francisco, los terrenos situados frente al paseo de las Moreras (conventos de Santa Ana y Trinidad Calzada); los que bordean el Campillo de San Andrés (Premostratenses, convento de la Encarnación e iglesia de la Piedad); y por el Norte las cercanías del Campo Grande, el Hospital de la Resurrección, convento de Agustinos Recoletos, el de Jesús y María, Corpus Christi, Capuchinos, etc., hasta un total de casi veinte edificios de eclesiásticos que ocupaban manzanas enteras y que fueron adquiridos en su mayoría por la clase burguesa. Fue muy sensible la destrucción del monasterio de San Francisco, reconstruido tras el gran incendio padecido por la ciudad en 1561, y más sensible que el percance fuere tan completo que "pocas de sus obras de arte consiguieran llegar al puerto seguro del Museo". Reconstrucción de la fachada del Convento de San Francisco realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Reconstrucción del Convento de la Santísima Trinidad realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Reconstrucción del Convento de Agustinos Recoletos realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Reconstrucción de la portada de la iglesia del Convento de Jesús y María realizada por Juan Carlos Urueña Paredes Reconstrucción de la portada del Convento de San José de Capuchinos realizada por Juan Carlos Urueña Paredes En resumen, a partir de las subastas de las desamortizaciones o por venta directa, derribando conventos y palacios se abrieron grandes espacios, pero el Ayuntamiento no logró rescatar aquéllos, ni dispuso de un plan previsor de ensanche y como todas las construcciones se llevaban a cabo en el casco histórico y no se consiguió detener las demoliciones, ese casco histórico continuó degradándose al tiempo que se vendían edificios tan señeros como el de la Casas de los Miranda, enajenada en 1852 por el Cabildo, o la Casa del capitán Herrera entregada al brigadier Ignacio Guernica por tan sólo 28.000 reales. Otra pérdida notable fue la de la Casa del licenciado Francisco Fresno que fue adquirida en 1854 por un tal Juan José de Vicente. O la Casa del marqués de Montealegre adjudicada en pública subasta a Antonio Mialhe en 84.000 reales. Unos años después la vivienda señorial más antigua de la ciudad, conocida como Casa de los Zúñiga de la que salió el condestable Álvaro de Luna para ser ajusticiado en la Plaza Mayor, acabó en manos de Sabino Herrero y Olea, primer director de "El Norte de Castilla". Para colmo, el gran palacio de Fabio Nelli, ocupado por las tropas francesas, pasó a manos del Estado, pero al final y a través de una subasta en Madrid lo adquirió Felipe Tablares en 114.000 reales. A los años tuvo que readquirirlo y transformarlo el propio Estado. Casa de los Miranda (calle de San Quirce) Casa del licenciado Fresno. Portada Casa del licenciado Fresno. Patio BIBLIOGRAFÍA FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia: Patrimonio perdido: Conventos desaparecidos de Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 1998. FERNÁNDEZ PARDO, Francisco: Dispersión y destrucción del patrimonio artístico español, Fundación Universitaria Española, Madrid, 2007. URUEÑA PAREDES, Juan Carlos: Rincones con fantasma: un paseo por el Valladolid desaparecido, Ayuntamiento de Valladolid, Valladolid, 2006.
Cosas que ver y que hacer en Valladolid en uno o dos días: monumentos, lugares de tapas e imprescindibles. Cómo llegar.
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There were times when using bones of the deceased was a rightful way for religious institutions to honor the dead. That's how ossuaries in churches and catacombs came into existence. Later, these caves were handy as there wasn't enough room in cemeteries after plagues.