El arte precolombino de los mochicas. Mucho antes de los incas, los mochicas (o moche) formaron un Estado militarista de gran complejidad cultural que se desarrolló entre los años 200/100 aC y 800 dC en los valles y desiertos de la costa norte de Perú, en el valle del río Moche. También se llama Moche a la ciudad principal, el mayor centro ceremonial y administrativo de esta cultura, denominada mochica en referencia a su lengua. La cultura mochica se componía de varios núcleos urbanos independientes y alejados, con etnias distintas pero que compartían una estructura religiosa y similares prácticas rituales sangrientas, así como un universo iconográfico codificado y regulado para la difusión de su mitología y costumbres. Holmquist explica: ‹‹Lo que llamamos mochica –por el río Moche, que articula dichos valles– no es un grupo étnico, sino la identidad construida y compartida por los pueblos de la costa norte, una suerte de Estado corporativo multiétnico. Las huacas del Sol y de la Luna en el complejo El Brujo, y el núcleo urbano de Moche cerca de la actual ciudad de Trujillo fueron grandes centros productores de ideología política-religiosa y también de cultura material de élite››. Desarrollaron la metalurgia y la alfarería a un nivel avanzado y construyeron monumentales edificios de adobe que usaban para sus prácticas religiosas, así como eficaces sistemas de irrigación que convirtieron amplias zonas desérticas en vergeles, pasando de unas 10.000 hectáreas cultivadas en el inicio a unas 80.000 en su primer apogeo hacia el 100 dC, cambiando lo que era un árido desierto en fértiles campos de cultivo abonados con guano y en extensos bosques para abastecerse de madera de construcción y combustible. Algunos de sus canales siguen funcionando casi dos milenios después. Su final fue abrupto. Luis Jaime Castillo Butters explica que ‹‹hacia el año 750 de nuestra era estas sociedades comenzaron a afrontar una serie de problemas: algunos externos, como la codicia de sus vecinos o un medio ambiente que súbitamente y por extensos periodos de tiempo se volvió hostil; otros internos, como un incremento de los conflictos entre comunidades mochicas o la quiebra de los sistemas político y económico que precisamente habían propiciado el éxito de las sociedades mochicas. Estos problemas, o mejor dicho, la incapacidad de predecirlos y enfrentarlos exitosamente, llevaron a que las sociedades mochicas fueran colapsando una tras otra. (…) Los Estados mochicas colapsaron súbita y permanentemente, sus templos fueron abandonados y sus ciudades desocupadas. En muchos casos nunca nadie regresó a ellos, a no ser para enterrar a sus muertos, es decir, que se convirtieron en verdaderas ciudades fantasma… Sus dioses dejaron de ser reverenciados y sus rituales jamás volvieron a escenificarse; muchos de sus logros artísticos y tecnológicos dejaron de producirse, y sus gobernantes se extinguieron seguramente en una lluvia de fuego››. Ulla Holmquist confirma que ‹‹El declive de la integración política mochica parece haber estado en la misma esencia de este tipo de Estado. Dependían para su existencia y mantenimiento del poder de las élites, de una vida ceremonial muy intensa que demandaba muchos recursos y producción de objetos muy sofisticados (que requería de materias primas, artesanos especialistas…). Las catástrofes ambientales parecen haber puesto presión sobre esta sociedad que no supo dar respuesta a la crisis sino incrementando la demanda por el mismo tipo de recursos y producción, lo cual fue causa de su colapso. Es decir, podríamos resumir diciendo que la élite no dio una respuesta creativa a la crisis. Algo muy actual, ¿no es así?››. Pero dejaron pruebas incontestables del alto nivel de su cultura. La ciudad de Moche, una de las más antiguas y monumentales concentraciones urbanas de Perú, se extendía alrededor de dos grandes templos-pirámides gemelos de varias plantas de adobe, llamados huaca del Sol y huaca de la Luna, adornados con emocionantes pinturas murales de vivos colores. Otros huacas se encuentran en el valle. La sangre y la violencia extrema estaban muy presentes. No hace falta más que visitar las huacas del Sol y de la Luna. En la gran plaza central hay enormes frisos de bajorrelieves polícromos en varias franjas. La inferior recoge a guerreros y prisioneros desnudos en fila atados por el cuello con una soga rumbo al sacrificio. El segundo nivel retrata a gobernantes ataviados con lujo y cogidos de la mano. El tercero repite la figura de la espantosa araña decapitadora. Los cuatro niveles superiores están dedicados a seres mitológicos, incluido el héroe Ai Apaec. La decapitación y las cabezas cortadas han sido lugares comunes en los ritos de las culturas precolombinas americanas, muy representadas en sus expresiones artísticas. A pesar de que era una sociedad militar, poseía un gusto artístico muy refinado. Una élite poderosa, sanguinaria y numerosa, considerando el alto número de tumbas ricas encontradas, requería de medios para mantenerse y un arte para manifestar su preeminencia. La arqueología nos ha permitido descubrir a dos significativos miembros de la jerarquía mochica, en las tumbas intactas del llamado Señor de Sipán, en 1987, y de la denominada La Dama de Cao, en 2006, acompañados de multitud de ofrendas, en especial objetos de cerámica a mano y orfebrería que superan en delicadeza y perfección a los de otras regiones del área central andina. Tumba del Señor de Sipán. La cerámica moche destaca por su realismo y carácter escultórico que la sitúan entre las más refinadas del periodo precolombino. Se pintaba a menudo con finas líneas de tonos siena y rojos sobre fondo amarillo. La mejor colección está en el Museo Larco Herrera [http://www.museolarco.org/], en Lima, con 15.000 cerámicas mochicas. Holmquist informa que ‹‹Es el material más abundante, ya que en las tumbas se acostumbraba incluir estas vasijas, botellas u otros contenedores de cerámica. Estas son en realidad el soporte para el relato de su mitología, de sus mensajes para el otro mundo. Son recipientes que comunican y propician el adecuado pase de los habitantes al mundo de abajo (al morir). No son botellas en el sentido actual, sino que habría que considerarlas más como libros tridimensionales donde su cosmovisión ha sido escrita, comunicando un orden del mundo. Son esculturas contenedoras que forman parte de un sistema de comunicación mayor.›› Los llamados jarros retrato son recipientes en los que el ceramista ha modelado las cabezas, en especial los rasgos faciales y psicológicos de una persona, con gran realismo. Otras piezas representan escenas de la vida religiosa y militar, de seres mitológicos y símbolos esotéricos. También escenas cotidianas de las clases populares y de caza, en particular de venados, una de las prácticas más estimadas por la clase alta mochica. Holmquist explica que muchas de las vasijas y botellas no eran de uso común o utilitario, sino solo ritual. ‹‹La mayoría de estos objetos de cerámica fueron de uso ceremonial: ritos de libación, de entrega de chicha (bebida alcohólica producto de la fermentación del maíz), de propiciación agrícola, de danza y fiestas (hay que considerar que estamos también frente a objetos sonoros en los que el agua y el aire producen sonido) y funerario››. Las escenas religiosas típicas muestran a los sacerdotes que invocan las fuerzas ocultas de la naturaleza y ofrecen numerosos sacrificios humanos, a menudo después de una lucha entre dos contrincantes, en la que el perdedor es decapitado y se usa su sangre y su corazón para el ritual, cuya finalidad era aplacar a unos dioses que con frecuencia castigaban a los mochicas con fenómenos climáticos que arrasaban con todo, lo que hoy conocemos como el fenómeno cíclico del Niño, alternando años de fecundas lluvias con otros de extremas sequías. Poder predecir esos estragos naturales es lo que perpetuaba el poder de la jerarquía religiosa y para conseguir estados de videncia los sacerdotes chamanes recurrían a drogas y alucinógenos como el cactus San Pedro, las hojas de coca del altiplano andino o de ayahuasca que proviene de las regiones amazónicas. Muchos de los dibujos en los huacos aluden por eso a visiones deformadas, entre terroríficas y fantásticas, de esos dioses, muchas veces compuestos por animales que ellos consideraban sagrados. También era frecuente el signo de la espiral entrelazada, que sugería la dinámica cíclica de la naturaleza. Cuerpo de la Dama (o Señora) de Cao. Si bien la representación de mujeres en los objetos rituales era escasa o funcional, también participaron en el poder religioso, como demuestra la tumba intacta de la Dama de Cao, encontrada con todas las joyas y símbolos del poder. Era una joven de alrededor de 20 años que murió poco después del parto y la conservación del cuerpo permite apreciar los tatuajes de sus brazos. Tal vez era una familiar de la familia real, o una curandera o sacerdotisa de alto nivel, como las halladas en las tumbas de San José de Moro. Holmquist explica: ‹‹Se deduce de la iconografía que la mujer participó en la vida ritual asumiendo roles de menor envergadura, lo mismo que otros sacerdotes mochicas varones. Por otro lado, lo que sí es evidente es una identidad mitológica muy fuerte de identificación de la mujer con la Luna. En su cosmogonía, la dualidad de los elementos era fundamental. También se la asocia al ámbito textil. Sabemos que el tejido era una actividad muy relevante en el antiguo Perú, no solo porque los objetos tejidos tenían un gran valor, sino también porque estaba asociada al registro de información identitaria, política y cosmológica a través de las telas. Por eso se suele representar a la mujer como una araña››. Ai Apaec, con la espada y una cabeza cortada. Las escenas militares muestran historias de las guerras, con torturas, decapitaciones (el final imprescindible de los combates) y sacrificios humanos. Destaca un dios o semidiós legendario, una héroe guerrero y omnipresente que lucha con los monstruos, encarnaciones de las amenazas de la naturaleza y de los pueblos enemigos. Le llamaban Ai Apaec y es reconocible por sus atributos simbólicos. Tiene sobre la cabeza un tocado con un felino salvaje –posiblemente un jaguar– y una pluma de cóndor, el señor de los cielos. De su boca sobresalen unos grandes colmillos. Lleva atada a la cintura una serpiente cuyos extremos terminan en cabezas de felino. Holmquist explica que ‹‹Ai Apaec es el héroe mitológico mochica. Aparentemente, este personaje constituye un referente común para todos ellos››. Sus hazañas se recogen en escenas pintadas delicadamente en vasijas o se representan en cerámicas escultóricas donde lo vemos luchando con cangrejos gigantes o monstruos marinos, lo vemos volar montado en aves y también morir para continuar sus labores en el inframundo. Un género especial es la cerámica erótica, una de las más abundantes del periodo precolombino, con huacos o representaciones muy explícitas de los órganos genitales y de prácticas de la vida sexual de todo tipo (coitos vaginales y anales, posiciones acrobáticas, felaciones y masturbaciones), un auténtico catálogo del ars amandi o de kamasutra, que se cree que tenían una finalidad ceremonial y establecían un código moral relacionado con el animismo: el sexo era el instrumento de la fecundidad y prosperidad de la sociedad. Holmquist subraya su exclusivo uso religioso. ‹‹Es que estamos pensando en que estos huacos eran decoración de las casas, y esa no era su función. O que eran una foto de la realidad, lo cual no es así. No es un registro histórico de actividades cotidianas, sino un sistema de comunicación simbólico-tridimensional. Estamos hablando de escenas escultóricas que comunican y propician ciertas conexiones a través de los fluidos (reales o simbólicos) que allí se contenían, y que esas conexiones activarían adecuadamente relaciones que era necesario mantener entre los diversos mundos. Estos huacos eróticos eran puestos en lugares especiales de las tumbas. Por otro lado, no se representa el placer en estas escenas. Pareciera que son muchas las poses, pero en realidad no lo son, son pocas y muy recurrentes, precisamente por tratarse de estos flujos o conexiones… desde el mundo de los vivos al mundo de los muertos, la propiciación de la fertilidad, la activación de los ancestros en el mundo interior…››. La metalistería y orfebrería mochica eran muy elaboradas y de una técnica más avanzada que los de civilizaciones precolombinas anteriores. La joyería y los adornos corporales realizados con oro, plata, cobre y aleaciones solían tener incrustaciones de turquesas y lapislázuli, y es que a menudo se usaban en un mismo objeto materiales distintos, como el oro y la plata, u oro y piedras preciosas, una práctica muy común en las culturas precolombinas y que se ha interpretado como una representación simbólica de la dualidad complementaria (sol y luna, día y noche, vida y muerte, siembra y cosecha, hombre y mujer, paz y guerra...). Los motivos eran geométricos y mitológicos, especialmente de la deidad felina. Uno de los objetos rituales de metal más llamativos es la nariguera que el rey se ponía en el rostro para ocultar sus estados de ánimo a los súbditos. FUENTES. Internet. [http://es.wikipedia.org/wiki/Cultura_moche] [http://es.wikipedia.org/wiki/Mitología_moche] [http://www.gabrielbernat.es/peru/preinca/cultpreincaicas/dregionales/MOCHE/moche.html] [http://www.museolarco.org/] [http://culturasperu-moche-sipan.blogspot.com.es/] Documentales. Mochica. 10 minutos. [https://www.youtube.com/watch] El señor de Sipán. National Geopgraphic. 50 minutos. La Dama de Cao. RTVE. 53 minutos. Exposiciones. *. Barcelona. CaixaForum (5 marzo-7 junio 2015). Itinerante a CaixaForum de Madrid (desde 11 junio), Palma de Mallorca. Zaragoza, Tarragona y Girona. Cat. Textos de Ulla Holmquist (comisaria) y Luis Jaime Castillo Butters. Reseña de Jarque, Fietta. Mensaje de ultratumba. “El País” Semanal 2.004 (22-II-2015) 50-57. / Montañés, J. Á. Sexo y sacrificios mochicas. “El País” Cataluña (6-III-2015) 5. Artículos. Redacción. Descubren tumba y cetro semejante al del Señor de Sipán. "La República" (11-VII-2014). [http://www.larepublica.pe/11-07-2014/descubren-tumba-y-cetro-semejante-al-del-senor-de-sipan]
La cultura mochica o moche fue una civilización ubicada en el actual Perú y que se desarrolló entre los años 100 y 800 d. C. Los miembros de esta cultura se asentaron primero en la costa norte peruana y después se extendieron hacia el sur.
Canon moche - Mochica - モチェ文化 La culture moche (parfois appelée mochica) est une culture précolombienne qui s'est étendue tout au long de la côte nord péruvienne, à peu près entre l'an 100 et l'an 700 après J.C. Elle était contemporaine de la culture...
Details Inspired by the ancient Mochica culture of South America, Peruvian artisan Walter Jose Acosta presents this sculpture. Intended as a replica, the sculpture is crafted of ceramic to depict a traditional cuchimilco, characterized by stocky and flat forms. This sculpture depicts a warrior. 0.39 kgs 0.9 lbs 21 cm H x 10 cm W x 6.5 cm D 8.25" H x 3.9" W x 2.6" D Metric US/Imperial Ceramic Requires special handling -- allow an extra 14 days for delivery Hand-crafted item -- color, size and/or motif may vary slightly Marked with artist's initials or trademark Made in Peru. Certified and shipped by our office in Peru Gift Info Email this item in advance of a gift. Email this item as a gift suggestion. Free Gift Wrap? No Premium Gift Wrap? Yes
Huaco cultura mochica en cerámica. Mujer pariendo.
Una exposición en el CaixaForum de Barcelona, que se estrena el próximo marzo, reúne objetos artísticos y funcionales de todo tipo que desvelan el secreto de la cultura mochica del Perú precolombino.
Ancient Peru was the seat of several prominent Andean civilizations, most notably that of the Incas whose empire was captured by the Spanish conquistadors in 1533. During the reign of the Inca's, the production of pottery in the Andes was an art that had already developed in the region for thousands of years. One characteristic of Inca pottery is that it did not portray the human form, unlike other cultures that thrived before them. They focused more on geometric patterns and shapes and heads of animals. The pottery of the Incas lacked the drama and artistry of the ceramics of earlier civilizations
Una exposición en el CaixaForum de Barcelona, que se estrena el próximo marzo, reúne objetos artísticos y funcionales de todo tipo que desvelan el secreto de la cultura mochica del Perú precolombino.
CURIOSIDADES: Todas las sociedades a lo largo de la historia, han tratado de explicar el origen y funcionamiento de su universo; en esta cosmovisión se fundamenta su manera de organizarse. Al hacerlo, las sociedades buscan el mantenimiento de un orden universal que contrarreste las amenazas o efectos de las fuerzas generadoras de caos o desorden. Por eso necesitan creer en una fuerza que restablezca la armonía perdida y que asegure el bienestar y equilibrio general de las cosas, donde la reproducción de plantas y animales hasta las relaciones entre los humanos, sus dioses y sus ancestros. En muchas sociedades esta fuerza ha sido encarrilada por la figura del héroe. En sociedades del Viejo Mundo, encontramos a Gilgamesh entre los sumerios a Odiseo entre los griegos, a Hércules entre los romanos. En la sociedad Mochica, encontramos a Ai Apaec. Hace aproximadamente 1800 años, en la costa norte del Perú, empezaron a relatarse las hazañas heroicas del poderoso Ai Apaec. Dichas narraciones se plasmaron en las finas vasijas de cerámica y en los murales policromados de los templos mochicas. A este héroe se le reconoce por llevar un tocado con la cabeza de un felino salvaje, posiblemente un jaguar o un pequeño pero feroz tigrillo, del cual parece adquirir su naturaleza felina, manifestada por los colmillos de su boca. Su cabeza está coronada también por un gran pluma de cóndor, el gran titán alado que pude observarlo todo mientras surca los cielos andinos. Y su cintura está rodeada por una serpiente cuyos extremos terminan en cabezas de felino. AI APAEC PORTANDO UNA CABEZA CORTADA El culto a felinos, aves y serpientes formó parte de la tradición religiosa norteña desde por lo menos, 1500 años antes del desarrollo cultural mochica. Este convertía a Ai Apaec en un héroe ancestral, que poseía el poder del ave, el felino y la serpiente, capaz de comunicarse y transitar por los diferentes mundos. Representaba a los hombres y los conectaba tan to con las fuerzas sobrenaturales y divinas del mundo de arriba como con los muertos y ancestros del mundo de abajo. Ai Apaec en el mundo de los ancestros: Al igual que los famosos huacos retrato que parecen representar los rostros de individuos particulares, sean jefes, guerreros, sacerdotes o artesanos, en diferentes etapas y situaciones de su vida, algunas botellas escultóricas representan la efigie de Ai Apaec en estadios diferentes de su viaje por los mundos. En una botella escultórica, Ai Apaec se muestra sin ojos, rasgo típico que identifica en el arte mochica a muertos animados y ancestros. En la representación se remite al paso del héroe por el mundo de abajo. Su potencia parece mantenerse latente al no haber perdido sus colmillos felinos ni sus aretes en forma de cabeza de serpientes felinicas. AI APAEC EN EL MUNDO DE LOS MUERTOS La máscara de Ai Apaec: Las máscaras cobraron importancia en varias de las ceremonias mochicas. En algunos casos, funcionaban como un segundo rostro que transformaba la identidad del sacerdote, quien adoptaba temporalmente un rol especifico en las escenificaciones rituales. En otras ocasiones, cubrían el rostro inerte del difunto, haciendo imperecedera una identidad mítica que llevaría consigo su portador hasta el otro mundo. En ciertos rostros metálicos, hechos de cobre y con incrustaciones de conchas, resaltan los ojos y los colmillos. Los colmillos de felino expresan la sobrenaturalidad del personaje representado, a pesar de sus rasgos humanos. Los orificios en el borde superior nos indican que esta pieza debió de estar cosida a un fardo funerario. Posiblemente, sobre la zona que envolvía la cabeza del difunto, razón que llevaría fabricar ese objeto ateniendo a la forma curvada del rostro. Esa máscara podría haber cubierto el rostro de algún señor mochica, lo cual lo convertiría en una encarnación post mortem de Apaec. Máscaras similares, aunque sin los colmillos prominentes, se han hallado en diversas tumbas, de miembros de la élite mochica, como aquellas excavadas en el cementerio mochica de San José de Moro, valle de Jequetepeque, en la costa norte peruana. MASCARA MORTUORIA DE AI APAEC DEL MUSEO DEL LARCO Ai Apaec en el mundo de los dioses: La cabeza es la parte más importante del cuerpo de un individuo, ya que en ella se concentra toda su esencia e identidad. Por esta razón, muchos de los símbolos que expresan fuerza, acción o poder cubren el rostro de los personajes mochicas, sean estos humanos, divinidades o ancestros. Por ejemplo, en una botella escultórica se representa al héroe vivo, con toda su potencia vital expresada en sus colmillos, sus ojos redondos bien abiertos, y sus aretes con forma de cabezas de serpiente. Ai Apaec lleva un tocado frontal que se asemeja a dos grandes cejas o penachos de búho, y que es utilizado usualmente por el gran dios de la noche y algunas criaturas marinas. Ai Apaec y la regeneración de la vida en la tierra: Como re ordenador del mundo, Ai Apaec no solo libera al sol de su cautiverio nocturno, sino que también se encarga de traer las lluvias y la fertilidad a las vecindades de la montaña y el valle. ESCENAS DE AI APAEC EN EL MUNDO DE LOS DIOSES La potencia fertilizadora de Ai Apaec se manifiesta principalmente durante su estancia en el mundo húmedo de los ancestros, donde suele sufrir diversas transformaciones. Su cuerpo puede verse colmado de mazorcas de maíz, aflorar del mismo manojo de ajíes o pallares, que a veces son portados en sus manos. Ai Apaec también es representado movilizándose por los aires sobre el lomo de un gallinazo gigante, dejando bajo sus pies a las criaturas terrestres. Este es probablemente un episodio relacionado con sus viajes a través de los mundos., bajando quizás aquí desde las montañas hasta el litoral, donde iniciará sus aventuras marinas, o bien siendo transportado por esta ave carroñera en su camino hacia el inframundo. El acto mismo de volar nos remite a la capacidad para ver más allá del horizonte, poder que entre los mortales solo podía ser adquirido por chamanes e iniciados a través de rituales extáticos y del uso de sustancias alucinógenas, como el cactus de San Pedro, consumidas en la costa norte durante la época mochica. La travesía de Ai Apaec por el mundo marino: El héroe legendario mochica, fue representado en diversos episodios de su viaje por el mar su confrontación con diversas criaturas marinas. Esta es la travesía que el héroe debía cumplir para encontrar y liberar al dios Sol, cautivo de las poderosas criaturas nocturnas. En un vaso hay una escena pintada en su interior, se ve a Ai Apaec combatiendo con un erizo marino y con un pez globo, y finalmente, con una divinidad ancestral del mar profundo y oscuro, que es un dios decapitador. Una de las criaturas con que se enfrenta Ai Apaec en su ingreso en el mundo marino tiene la apariencia de un cangrejo que lleva en su caparazón un rostro humanizado con una boca de la que emergen colmillos felinos. Cuando Ai Apaec lo vence, tomará la esencia y apariencia del cangrejo, buscando así aprovechar su fuerza y despistar a sus demás adversarios en alta mar. ESCENAS DE LA LUCHA DE AI APAEC CON LAS CRIATURAS MARINAS De los diferentes episodios que forman la saga de los combates marinos de Ai Apaec, posiblemente la victoria sobre la criatura que habita la cohcha Strombus sea la de mayor repercusión en la historia del héroe. En el fondo marino, Ai Apaec se enfrenta a este peligroso monstruo, que tiene antenas de caracol terrestre, el cuerpo felino y una cola animada. En esta botella escultórica se muestra a un héroe victorioso dentro de la concha del Strombus, portando su estólica. Tras la confrontación, con la divinidad ancestral, Ai Apaec, pierde la cabeza y transita hacia el mundo de los muertos ayudado por un par de mujeres aves, por lo general un piquero, ave marina que habita en las islas, y un gallinazo.
sexualité, mort et sacrifices humains dans la religion Mochica.
Moche (Mochica) Culture: stirrup spout bottle representing sacrifice of defeated warrior Apogee Epoch (100–800 CE) Lima: Museo Larco The sacrifice ceremony was central to Moche religion. The offering of the blood of the vanquished to the principal gods was the climax of the ritual combat. In this piece, an anthropomorphized feline with supernatural powers sacrifices a victim. Once the throat of the victim has been cut, his blood is collected in this vessel.
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Tesoros del antiguo Perú
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Moche, 100 BCE–500 CE
La cultura mochica, una civilización del antiguo Perú, conocida como grandes constructores, o grandes artesanos, por la belleza de sus trabajos manuales
Moche (Mochica) Culture Sculptural stirrup spout bottle depicting fellatio between a man and a woman. The woman is kneeling. The man is in supine position; he wears a turban and shirt and has excessively large genitals. Apogee Epoch (100–800 CE) Lima: Museo Larco www.museolarco.org/catalogo/ficha.php?id=4287
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Ancient Peru was the seat of several prominent Andean civilizations, most notably that of the Incas whose empire was captured by the Spanish conquistadors in 1533. During the reign of the Inca's, the production of pottery in the Andes was an art that had already developed in the region for thousands of years. One characteristic of Inca pottery is that it did not portray the human form, unlike other cultures that thrived before them. They focused more on geometric patterns and shapes and heads of animals. The pottery of the Incas lacked the drama and artistry of the ceramics of earlier civilizations
Una exposición en el CaixaForum de Barcelona, que se estrena el próximo marzo, reúne objetos artísticos y funcionales de todo tipo que desvelan el secreto de la cultura mochica del Perú precolombino.
ARQUITECTURA: Para la construcción de edificios, utilizaron miles de campesinos que elaboraban los adobes tributarios. La fuerza humana era vital para preparar y trasladar miles de adobes odontiformes y de diversos tamaños. Construyeron pirámides truncas de varios pisos con rampas y escalinatas que daban a una plataforma superior. Algunas de sus huacas o santuarios estaban bellamente adornados con pinturas murales y tenían en su interior amplias salas y pasadizos (algunos arqueólogos sostienen que eran ciudades capitales, como por ejemplo, el conjunto arqueológico de Galindo y de Pampa Grande). La dacha de la Luna, en el valle Moche, debió ser la capital en el apogeo de esta ciudad, antes de las guerras con los Wari, con fastuosas construcciones en su centro, donde residían los sacerdotes – astrónomos, mientras que los pescadores y campesinos habitaban viviendas precarias, hechas de quincha y junco, en la periferia de la dacha o en las partes altas del valle. En los valles del departamento de Ancash, el Estado Moche llegó a ejercer un fuerte control de las tierras; la evidencia es la pirámide de Pañamarca, que al igual que otras huacas, está ornamentada con murales, hoy recubiertos para evitar un mayor deterioro. Sus principales restos arquitectónicos se encuentran el departamento de la Libertad: la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna. En el departamento de Lambayeque se encuentra la Huaca Rajada, en la que en el año 1987, Walter Alva descubrió la tumba del Señor de Sipán. Otras construcciones importantes son la Huaca Pañamarca, Pampa Grande, Galindo, Pacatnamu, el Complejo el Brujo, etc. Sitios más representativos de esta arquitectura monumental los tenemos en: Pañamarca (Valle de Nepeña - Ancash). Fortaleza de Cholope (valle del Santa - Ancash). Huaca del Sol (20 m de altura) y de La Luna (48 m de altura, centro de poder), Galindo, Huaca "Florencia de Mora" (Valle de Moche). Huaca Mocollope, Huaca Cortada, Huaca Cao, Huaca Blanca, Huaca Cartavio, Huaca Amarilla o Mochón, Pacatnamú (Valle de Chicama). Huaca Rajada - Sipán, Pampa Grande (Lambayeque). Complejo Arqueológico San José de Moro y el brujo (Valle de Jequetepeque), etc. EL SEÑOR DE SIPÁN Era febrero de 1987 cuando el doctor Walter Alva, el arqueólogo Luis Chero, y su equipo se decidieron a excavar en la zona de Sipán, al norte de Perú, en la región de Lambayeque. Al poco de comenzar las excavaciones los hallazgos fueron realmente sorprendentes pues encontraron en una tumba el esqueleto de un guerrero con los pies cortados. En los tiempos a los que pertenecía ese guerrero aquello era el símbolo de vigilancia perpetua, de modo que parecía que algo más debía haber escondido y que seguramente sería lo que ese guerrero vigilaba. Justo debajo de aquel guerrero, a unos metros más de profundidad estaba lo que eternamente debía permanecer oculto: una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Cuando se quitó las vigas que sellaban la cámara, la sorpresa fue mayúscula. Seguramente uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. La historia del antiguo Perú mostrada a los ojos del doctor Walter Alva. Era el mes de julio de ese mismo año, 1987. Era un conjunto perfecto, sorprendentemente simétrico, y de unas riquezas incalculables. En su centro destacaba la pequeña figura de un señor cubierto de joyas entre las que destacaba un disco de 92 milímetros de diámetro hecho de turquesas, coral y lapizlázuli y rodeado de esferas de oro puro. La vestimenta del señor también lucía turquesas y una corona de oro. Los huecos de los ojos se habían llenado con dos réplicas de sus ojos en oro. El mentón estaba protegido por una máscara, igualmente en oro, y la nariz por una nariguera del mismo metal precioso. El pecho tenía once pectorales con conchas de colores, brazaletes con turquesas, un lingote de oro en su mano derecha (el Sol) y uno de plata en la izquierda (la Luna). A su lado un cetro rematado en una pirámide de oro, y finalmente un collar con 71 esferas de oro. Pero el mayor tesoro encontrado fue una diadema de 62 cms. de ancho y 42 de alto, cómo no, de oro. Pero el Señor de Sipán no estaba sólo. A su lado se encontraron los esqueletos de dos soldados, también cubiertos de oro y turquesas, que se encargaban de protegerlo en la vida eterna. Además, había dos mujeres que probablemente serían sus esposas, otra mujer más y un niño, y un perro. En todo el enterramiento aparecieron cientos de objetos con piedras preciosas, metales como oro y plata y cerámicas valiosas. Pero aún así, la gran riqueza de este descubrimiento no fueron sus tesoros, sino descubrir su Historia, su pasado, y conocer de primera mano el auténtico pasado del Perú norteño, sus raíces y cultura, la de moches o mochica a quien pertenecía el Señor de Sipán. Justo debajo de aquel guerrero, a unos metros más de profundidad estaba lo que eternamente debía permanecer oculto: una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Cuando se quitó las vigas que sellaban la cámara, la sorpresa fue mayúscula. Seguramente uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. La historia del antiguo Perú mostrada a los ojos del doctor Walter Alva. Era el mes de julio de ese mismo año, 1987. Era un conjunto perfecto, sorprendentemente simétrico, y de unas riquezas incalculables. En su centro destacaba la pequeña figura de un señor cubierto de joyas entre las que destacaba un disco de 92 milímetros de diámetro hecho de turquesas, coral y lapizlázuli y rodeado de esferas de oro puro. La vestimenta del señor también lucía turquesas y una corona de oro. Los huecos de los ojos se habían llenado con dos réplicas de sus ojos en oro. El mentón estaba protegido por una máscara, igualmente en oro, y la nariz por una nariguera del mismo metal precioso. El pecho tenía once pectorales con conchas de colores, brazaletes con turquesas, un lingote de oro en su mano derecha (el Sol) y uno de plata en la izquierda (la Luna). A su lado un cetro rematado en una pirámide de oro, y finalmente un collar con 71 esferas de oro. Pero el mayor tesoro encontrado fue una diadema de 62 cms. de ancho y 42 de alto, cómo no, de oro. Pero el Señor de Sipán no estaba sólo. A su lado se encontraron los esqueletos de dos soldados, también cubiertos de oro y turquesas, que se encargaban de protegerlo en la vida eter En todo el enterramiento aparecieron cientos de objetos con piedras preciosas, metales como oro y plata y cerámicas valiosas. El Señor de Sipán El Señor de Sipán, Tumbas Reales en Lambayeque (Perú). Tumba del Señor de Sipán junto a sus guardianes (cuyos pies fueron cortados) IDEOLOGÍA E ICONOGRAFÍA Toda la cosmovisión de los moche, sus creencias y su manera de entender el mundo, se plasmaron tanto en su cerámica como en sus murales, en ellos nos dejaron una vasta iconografía, con mensajes o ideas de su tiempo. Los artistas moches dibujaron en las paredes de sus santuarios escenas de sacrificios humanos, castigos contra los prisioneros. Existen pinturas que muestran guerreros en forma de pallar y otras que dejan e ver escudos, lanzas y porras con los que persiguen a seres humanos, expresando la necesidad de llevar a cabo guerras de expansión a cargo de un Estado militarista. Los moches pintaban lagartijas en los ceramios, para representar al sector popular, a campesinos o pescadores; dibujaban zorros, felinos con cuerpo humano que simbolizaban la fuerza de los gobernantes, es decir de sacerdotes y militares, respectivamente.Los estudios recientes dejan en claro que el arte Mochica no captó todos los aspectos de la vida cotidiana y que graficó únicamente imágenes y escenas significativas referidas a eventos, temas ceremoniales constantes y probablemente mitos y relatos que reflejan su concepción del mundo. Una selección representativa nos aproxima a este fascinante mundo de imágenes gráficas. Cerámica religiosa moche, donde la sacerdotisa le brinda a su señor la sangre de los prisioneros decapitados. Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera Araña decapitadora: iconografía moche ROSTRO CON COLMILLOS ESCRITURA: Larco Hoyle afirmó que Moche tuvo un sistema de símbolos que contiene información, a manera de escritura y la llamó pallariforme. Se trata de dibujos en forma de pallar y líneas geométricas que encierran una comunicación especial, aún es estudiado para completar la explicación histórica. Estos objetos están pintados con diversos puntos, marcas, líneas geométricas, que podrían corresponder a un código de escritura.Para otros estudiosos los pallares pintados fueron objetos rituales, o quizás sirvieron para intercambios o fueron fichas de adivinación. METALURGIA: Los mochicas elaboraron objetos ornamentales, herramientas y armas. Los metales que trabajaron fue el oro, plata, cobre. Llegaron a obtener una aleación denominada tumbaga, que consistió en mezclar el cobre con el oro o la plata. También utilizaron piedras preciosas como la turquesa. Entre las técnicas para el trabajo del metal destacan: el laminado, martillado, repujado, alambrado, soldadura, etc. La tumba del Señor de Sipán es la muestra más representativa del trabajo de los metales de la cultura Mochica. Confeccionaban una variedad de objetos de uso real, sacro y militar; también adornos para la élite y domésticos como collares, narigueras, orejeras, brazaletes, pinzas, sortijas, coronas, pectorales, platos, copas, cuencos; instrumentos agrícolas, quirúrgicos, cuchillos, máscaras funerarias, protectores y perfectos instrumentos musicales como sonajas, pitos, quenas, tambores, etc. Cuchillo de oro Metalurgia mochica. Maíz Orfebrería mochica. Nariguera con incrustaciones de turquesa. RELIGIÓN: Tuvieron una gran cantidad de divinidades, muchos de los cuales presentaban rasgos heredados de Chavín. Había divinidades del mar, de la agricultura y del mundo sobrenatural. Pero su principal divinidad fue Aia Paec, que significa “el Hacedor”. Fue representado en forma humana pero con colmillos de felino. Como adornos presenta un tocado semicircular, orejeras, narigueras, sonajeras y cuchillos atados a la cintura.Ofrendaban sacrificios humanos a sus divinidades mediante rituales y ceremonias especiales. Ello se sustenta en el hallazgo de la tumba de la sacerdotisa en San José de Moro y últimamente con el hallazgo de la Señora de Cao en el Complejo el Brujo. Se trata de una mujer rodeada de ofrendas y con la posesión de una gran copa donde se vertía la sangre de los seres humanos sacrificados. La vestimenta, los adornos y el tocado que presenta son semejantes a la sacerdotisa que aparece representada en los ceramios icnográficos mochicas dirigiendo la ceremonia de los sacrificios humanos. Los mochicas creyeron en el más allá. Sus tumbas fueron de diversa forma: sarcófagos, cajas de caña, tinajones de cerámica y cámaras con nichos. Los cadáveres los enterraban de manera horizontal, boca arriba mirando al cielo. Junto al cadáver colocaban ofrendas de cerámica, tejidos, mates, objetos de metal. Si el personaje era importante sacrificaban personas para que lo acompañen. Según Larco Ai-Apaec es el dios principal por sus dioses castigadores El dios moche Ai apaec, representado en un muro de la huaca de la luna. Deidad Moche Visita realizada al Museo de Sitio "Huaca Rajada - Sipan"
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La cultura mochica, una civilización del antiguo Perú, conocida como grandes constructores, o grandes artesanos, por la belleza de sus trabajos manuales
. . . Los Moche M oche o la cultura mochica es una cultura arqueológica del Antiguo Perú que se desarrolló entre los 300 a. C. y l...
Details Embark on a journey through time as Peru's Walter Jose Acosta revisits the artistic essence of the Moche people, also known as Mochica, in a spellbinding reproduction of a huaco vessel. Handcrafted with great attention to detail, this ceramic accessory showcases a mighty condor, Peru's national bird and a significant creature of great symbolic importance in the mythology of the Andean region. This exceptional decorative accent will breathe new life into your space, infusing it with a captivating sense of history and artistic splendor. 0.36 kgs 0.8 lbs 15.5 cm H x 8.5 cm W x 13 cm D 6" H x 3.3" W x 5" D Metric US/Imperial Ceramic Not watertight For decorative use only Requires special handling -- allow an extra 14 days for delivery Hand-crafted item -- color, size and/or motif may vary slightly Eco-Friendly: colored with organic dyes Features an aged antique finish Made in Peru. Certified and shipped by our office in Peru Gift Info Email this item in advance of a gift. Email this item as a gift suggestion. Free Gift Wrap? No Premium Gift Wrap? Yes
Moche (Mochica) Culture sculptural stirrup spout bottle showing a decapitator god represented as an anthropomorphic, dragon-like figure with with human body and animal head, snake belt, shirt designs with geometric lines, wristbands and loincloth. He is holding a knife and killing a figure wearing shirt and loincloth. Apogee Epoch (100–800 CE) Lima: Museo Larco www.museolarco.org/catalogo/ficha.php?id=3464 The Sacrifice Ceremony was central to Moche religion. The offering of the blood of the vanquished to the principal gods was the climax of the ritual combat. In Moche art, the gods were represented fighting among themselves or against other supernatural beings or humans. These battles ended with the decapitation of the defeated opponent.