Por Humberto Frontado Cansados de esperar, con los fondillos adormecidos; sentados prudentemente en estas incomodas sillas de ardua espera, en este particular estadio donde obra el sin sentido. Haciendo tiempo en las penumbrosas gradas, esperamos agazapados la angustiosa decisión del VAR que defina el ganador del juego oficial. Como se dice en el dominó: “el juego está trancado”, gana el que saque más pinta; las videocámaras estaban por todas partes enfocando de cerca el partido. No hay confianza en el arbitraje, se han parcializado amorosamente; sin aval ni soporte han sacado del sombrero una fatídica y sudada tarjeta. El equipo arbitral esgrimió su potestad de usar el VAR, solo que emitió una sentencia punible; contraria a lo que el público y jugadores observaron en la cancha. El ritmo de este juego se lentificó más de la cuenta, cambió el concepto que supone la tecnología y computación: acciones de veredicto inmediato. Allí está el VAR con su pesquisas, estamos de acuerdo con su apreciación y auxilio al flocho arbitraje. Nuestro sueño: que evolucione a una institución impecable, imposible de manipular o parcializar el resultado de las contiendas. Hay un setenta porciento de los presentes en el estadio deseosos de patear ese penalti que dictamine el fin de este agotador y escabroso partido. Está claro, anotamos el tanto; la tecnología de comunicación en la línea de gol lo determinó así: como gran cantidad de faltas y fuera de juego en el partido. Añoramos ver emerger algún valiente arbitro, que haga con sus manos la santificada señal cuadrada y con una estruendosa pitada indique patear el vendito penal. Saque la tarjeta de rojo odio y expulse al abusador. 08-09-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Anexo al largo viacrucis aflora la rudeza de un arresto innecesario, justificado para aleccionar, mantener la calma chicha, hacer profundo mutismo. Revivido de una Seguridad Nacional, que se creía extinta, el magnánimo pretende mantener en sosiego y cordura al animal sediento de libertad; que gruñe, muestra sus colmillos, gesticula su descontento. El dueño de todo, con testa embotada y lerda, es incapaz de entender que siempre habrá agudos capaces de contraponer pensamientos o mejor dicho “antojos y caprichos”. Violentos arrancan de un tajo fulminante toda pretensión de manifestar una particular visión: te arrojan, estrujan, buscan trasplantarte. ¿Por qué yo?, solo basta estar ubicado en el espacio y tiempo preciso para consumar la abducción; todo está fríamente calculado. Vuelves en ti, abres tus ojos, solo recuerdas un fogonazo cegador; un golpe que te lleva del presente a un pasado ya olvidado. Lo imposible, detrás de los barrotes, se hace totalmente presente; no se entiende nada, es un error y se aclarará, queda esperar el amanecer. Impulsivos detalles quedaron en la memoria de familiares y vecinos. El tiempo en su misión se encargará de amalgamarlos. El alba trae consigo incertidumbre, mentiras y menoscabo; emprende la tortura psíquica, la serpiente se mueve rápida incita el miedo y engulle lo que no existe. Enmarcado en estruendosos ruidos de aceleradas motos, portazos, desesperados gritos; temerosos nos agazapamos en una ingenua esperanza. 01-09-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Entró al sagrado recinto donde alineados sus amigos y en respetuosa discreción, levantaron sus sables de luz del saber a medida que avanzaba; era una inmensa venia de respeto. Su mano en sutil disimulo, además de verificar separación y rectitud, iba quitando el fino manto de polvo acopiado en los escalones delante de los enfilados y obedientes libros. Su mirada se detuvo al ver a un indócil vasallo que rompía fila. Con una parsimonia ganada por los años lo tomó afectuosamente en sus manos. Al abrir el libro con tenue desespero buscó señales, sus marcas de ineludibles posesión; párrafos de interés resaltados por fosforescentes líneas. Troqueles claros de haber transitado ese satisfecho camino. En el margen vió continuas huellas dejadas sin recuerdos. Le quedó claro que estaba frente a un libro leído pero sin memoria; un libro hablado, ahora mudo, porque ya lo dijo todo. Sus deslumbrantes conclusiones y resultados en cada libro han dejado rastro en un vacío latente sin mella alguna. A tientas se sentó, tomó conciencia y se dijo justificado: qué sentido tiene leer al borde de esta sociedad en vías de extinción. La lectura de hoy se ve como una dolida forma de sacrificio, atado a un torbellino indómito de olvido. No hay manera de salir de esa incólume batalla; irán cayendo desplomados a medida que avanzo en la lectura, cada párrafo, cada palabra pasando por el filo del olvido. Como Sísifo cargando su descomunal piedra, tomaré cada libro y lo leeré nuevamente como la primera vez; subiré la cuesta del extravío sabiéndome traicionado por la desconsiderada memoria. 02-06-2024 Correcto de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Aflorado de una maraña insondable de alocados algoritmos, una masa inentendible para el común denominador. Una dádiva de auxilio para el decadente e insípido buscador de sueños. Carcomes todo pensamiento que refleje íntimos sentimientos; voraz, pero abstracto creas artificios conmovedores sumidos en una aparente credibilidad de estados finitos. Tu robotizado parloteo falto de inspiración en quimeras, no termina de sazonar el desaborido caldo, mezcolanza de ideas de poca maleabilidad. Sumido en un mar de tartamudas ausencias; andas en un navegar de emociones sin rumbo; bamboleadas ideas sin sentido, fuera de lugar, casi a punto de vomito. Inexactas e irrelevantes verdades se entrelazan en un discurrir sin tono, mucho menos propósito en algo, ¡qué se yo! El poeta ha muerto, toda vaguedad está permitida. Soneto de los sin sentidos arrastrados al foso de las inconsistencias. La misma inspiración del emplumado verduzco, parloteando versos en octavas cuadráticas, extrapoladas al inverso. Serás capaz de intuir la realidad de este mundo, cosa que no hemos podido lograr los más locos, los aglomerados en una existencia absurda. Para que se necesita un acartonado transcriptor de texto que precisa clara instrucciones, abanico de habilidades estreñidas en inspiración; el poeta ha de vivir sempiterno en su mundo de imperceptibles nimiedades. El intruso acosa la inspiración del bardo sin ton ni son, sí con intención. La convertirá en emoción de mercado una escuálida storyselling. Se desvanece la habilidad de narrar, escribir y comprender los textos. Seremos incapaces de esgrimir un pensar crítico, mucho menos tomar decisiones. 13-01-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado La integridad del inocente mortal se ve acosada por quien ostenta el poder y su banal necesidad. Una interpretación explosiva afecta el discernimiento, es la protección y validez de nuestros dubitativos actos ante la justicia que te defiende. Inexorable senda del tiempo, espacio donde se amasa la disque opinión pública; en el borde, allí se dará el zarpazo final para acabar con la angustiada presa. Establecer oscura retaliación, administrar secretos, mañas, vicios y depravaciones; razón de los poderosos gobernantes. La actualidad demuestra con desparpajo que el crimen si paga en esta sociedad diezmada moralmente por seres de certificado prontuario delictivo. El largo brazo de la justicia se mete por oscuros y tortuosos caminos que, al final, ya debilitado e impregnado de nauseabundos sobornos, estrangulan su actuar. Entes emanados de la academia de formación del dinero fácil, surgidos de la necesidad; toman fuerza en un estado fácil y desmedido en autoridad. El jardín de la criminalidad organizada y el narcotráfico crecen pujantes y florecientes con robustos y verdosos árboles. Alabada Constitución que poco a poco amolda leyes y justicia al amparo de quien promueve la idea de que “el crimen si paga”. El crimen da para pagar caros leguleyos, casi magos, que hacen ver al malo bueno y al ladrón un radiante businessman. “Sin sobornos no hay contratos”, ese es el slogan de los pujantes empresarios que abren camino entre matorrales. Una gruesa e impenetrable red tejida tramposamente por arácnidos abogados y fiscales corruptos, les asegura su impecable inmunidad. Los escándalos abruman, el fortalecimiento de la corrupción se engulló en un solo bocado las instituciones y la política. Somos delincuentes hasta demostrar lo contrario. Con las manos contra la pared estamos a expensas del ladrón que te roba, encompinchado con el policía que dice protegerte. 18-08-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Finitud es la realidad ineludible que se filtra por los estratos de la vida, naturaleza y cultura. Todo tiene su principio y final, además de cambiar en el mudo tiempo, habrá una pasajera relevancia. Sumidos en la cárcel de la temporalidad advertimos como desfilan ante nosotros las limitaciones de nuestra existencia. Tiene sentido darle sentido a la vida, tomar decisiones significativas siendo conscientes aun de nuestra finitud. Tiene sentido vanagloriar nuestra finitud, que se traga en un solo bocado nuestra evolución y relación con el entorno. Tendrá sentido aferrarse a los alquimistas de la fe, que ofrecen vida eterna en el paraíso. Volcado en un triángulo equilátero limitado en tiempo, espacio y naturaleza intrínseca esperamos la ausencia. Odiaría Hamlet a su creador por no evadir en la obra la finitud de su existencia en el último acto. En la percepción de las cosas está prestar atención a esa capa que impregna su transitoriedad, ella que nos advierte que hay que observar rápido sin detallar. La conciencia a la finitud de nuestra aparición nos inspira a valorar más y nutrir nuestras conexiones significativas. Abrazar nuestra duración promueve la resiliencia emocional, la búsqueda de calma. La finitud ha de resaltar la belleza de lo fugaz. Nuestra vida no depende de voluntades, entramos al ruedo dando traspié; conscientes de que la muerte agazapada nos acecha y confrontará. Un tal Heidegger nos azuzó hace tiempo a asumir la temporalidad que somos. 23-06-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Llegaste a este real e imaginario mundo con cuadrada forma redonda de mesa de negociación, donde, lo quieras o no, has de ser como todos: “empedernido participante en la puja”. Naciste con el chip incorporado, serás un propósito animal de supervivencia; te amoldas a un pensamiento obligado de destacar y vencer: teta o tetero. Entrarás sin darte cuenta en conflictos con el resto, ya sea la familia, vendedores, buhoneros; entidades con pomposos ribetes y misiones de dominio. Dependiendo de tus pretensiones querrás prestigio, dinero, estatus, amor, seguridad, reconocimiento; y, en menor grado, justica y libertad. Te desilusionarás cuando veas que las recompensas y la coqueta felicidad se dirigen hacia los que aspiran con sagacidad y picardía. La seguridad a la que te aferras y esgrimes con ímpetu, inocente negociador, la arrasará un remolino de tensiones llevando al traste tus fantasías. Todo el tiempo se negocia todo, engrasando la gran rueda con información y poder; desde echar por tierra una multa de tráfico o vender la libertad de un corroído país. Buscarás negociar, sabiendo que el otro bando pareciera tener más poder y autoridad de la que tu piensas tener para llegar firmemente al final. El no negociar es negocio, negociar y perder es triunfo a largo plazo. Te animará la inmediatez de un triunfo o la emoción de morir en el intento. El destino te interpuso seres con doble cara: embutidos militares malintencionados, políticos con ínfulas de poder, sabiondos psicópatas psicólogos, negligentes juristas ciegos. En tu negociación no habrá moralidad que valga. 25-08-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Si son tuyas no me importan. Han de ser tus espontaneas, las que discurren sin malicia, picarescas, aceptables; alocadas y comprensibles, tan buenas para creerlas. Dirás que son vanas, sin trascendencia y descoloridas; pero, son tan verdades como las mías, como las del ser más vil. Van y vienen de prisa, sin pausa; andando al trote de tu intención, de la seriedad con que las dices, de la sinvergüenzura con que te las acepto. Las tuyas son tan mías, que no dan lugar al incomodo, se fusionan, se perdonan, se complacen de muy buen modo. Son ya parte ti, me las creo sin ton ni son; parsimonioso me las degluto con placer y con recelo, sabiendo que no me crees. Tu perspicaz semblante encompinchado te delata, se camufla en la osadía de ese sublime y permitido asedio de la desvergüenza y la desfachatez. 21-01-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Consumado en una pulcra sustancia, ordenado con infinitos atributos, tomaste parte y control de toda existencia. Nada existe en ti, como lo que necesita absolutamente de nada; todo lo abarca tu omnipotencia. Tienes en sí la causa de la existencia, eres necesario; tu esencia envuelve tu presencia. Tus atributos son expresiones, manifestaciones de tu índole; elemento ante el entendimiento, un modo determinado. Eres causa de todas las cosas, sin ser causa libre; eres causa imperiosa, todo lo que haces y produces viene impuesto por la natura. No obras por fines, ni siquiera por expresarte de hacer algo bueno por nosotros; o de glorificarte por tu propia gloria. Tu casualidad divina es más una consecuencia que una actividad productiva consciente. De tu atributo se siguen las distintas cosas; tu pues, ni actúas libremente, ni actúas por un fin, simplemente de tu naturaleza se siguen las cosas. Eres ente que nos diriges y castigas; estrictamente formas parte de todo y te manifiestas a través de ese todo. No eres esencia de la escritura y la fe, sino de la filosofía y la razón. 24-02-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Flexible ritmo de vida, sumergido en una musculocity, donde el ritmo del corazón lo establece la moda. Fitness, wellness y allness son filosofías de aliento, desenmarañan el equilibrio corporal; dan sentido a la apariencia externa, oculta en el recóndito interior de un deseo frívolo. Apariencia atada a los hilos del infame titiritero de un sistema que moldea constante lo amorfo; a una escuálida esbeltez con cincelados trazos de sudor y sangre. Para cada estación tendrás estilo y particular apariencia: verano, emanas estrías de olores altivos con relucientes deseos; otoño, de agitadas ventiscas arrasan sudores pasmados; invierno, sin respeto extirpa el contenido seboso; primavera cual reluciente flor muestras cuadros simétricos labrados en sacrificio. La mejor actitud es la aptitud del logro; la inmolación apoyada del gymfitness, yogafitness, psicofitness fortificado con la insípida biodietafitness. Paciencia da apertura a una rítmica aurora cuando se quieren resultados ipso facto, sólo hay que espera a que llegue. La ciudad se teje íntegra entre tendones, músculos, sudores al ritmo de Spotify y una fija expectativa entre gruesos y esbeltos calibres. 26-11-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado El estilo cáustico e impositivo en mi actuar me hace impertinente, desconsiderado y de decisiones inconmovibles. En un elevado mástil me mantengo cual vigía y guía, custodio de vuestro actuar. Creí inconsciente que mi metálica rigidez soportaría las miradas acuchillantes que día a día me irían lanzando ese cúmulo de seres presurosos de tiempo. La carga emocional trasferida a mí ha sido descomunal y sin precedente. Sin inmutarme presencié accidentes brotados de la nada, muchos de ellos tiñeron de rojo mi cuerpo. Hizo mucho daño en mí el hecho de creer que tenía el derecho absoluto de decidir por ustedes moralmente. El peso de la responsabilidad doblegó mi espíritu y me hizo consumir en una larga agonía. Parado en la esquina con el ceño fruncido me encuentro insensible y sin poder transmitir señal alguna sumido en el más profundo sopor. Minutos antes de morir emití un concierto de luces en todos sus matices que luego ocultó un humo negro color de delirio perpetuo. Unos esperan confundido otros aprovechan sin misericordia la confusión para pasar primero la agitada esquina, los apoya el antagonismo innato. Me han crucificado por las cuatro esquinas de mi costillar de albores. Mis luces emitieron un último destello fulgurante por las continuas interrupciones del flujo sanguinoeléctrico. Se cortocircuitaron mis cableadas vísceras, un cáncer terminal ha sulfatado mi artilugiada existencia. Mi desalmada vida ahora deambula entre cuatro esquinas hasta el infinito, viendo tristes fantasmas flotar en el abismo existencial. Muero en paz y no me sentiré culpable de aquel que desobedeció mi imperioso señalamiento. En mi cuerpo hay visibles cicatrices, desgarramiento de piel producido por quienes vieron en mi omnipotencia inmerecida. Los que desoyeron mis mandatos corrieron con las consecuencias. Me arropa la Crisis de quien me impuso, soy inservible, ahora sin mi guía la desgracia y el vacío rondará mis pies en las cuatro esquinas. Algún día me resucitaran. 08-01-2023
Por Humberto Frontado Pende de sensitivos hilos que descienden de un cúmulo de extrañas obstinaciones. Es esclavo de la magnánima pureza intelectual y moral de las manos que signan su destino. Es dócil fruto de un amasijo de designios que se han ido construyendo en sí mismo. Es consciente de sus actos, que son dominados por su inconsciente: actos predestinados en todas sus intenciones. Sus pensamientos se baten en el gran dilema que representa su libre albedrío. Vive eternamente a espaldas de sus libertades y deseos. Es ajeno a lo que devendrá de sus pensamientos, en cualquier estado de tiempo y espacio. Aún actuando bajo la influencia de esos mortíferos hilos, que se enganchan como garfios por todo su cuerpo, se sacude, patalea y al final comprende que es parte del libreto de la coreografía de su vida. Caído y desplomado, como si los hilos que lo atan se hubiesen desprendido, implora libertad; quiere valerse por sí mismo. Siente un hálito de vida cuando ve sus lágrimas bajar presurosas la pendiente de sus mejillas; ve en ellas cierta libertad que lo inspira a ver la senda de su furtivo fin. 30-03-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado En alta mar el navegante conjuga la razón con el sin límite de su espacio, su andar. En su navío albergará vivir, telón arriba, toda la natural decoración impuesta por el empíreo cielo. Con su mirada capitana surcará partiendo en dos aquel frágil azul esmeralda de la bruñida alfombra marina; la estela dejada quedará como mudo testigo de una exigua vida. Alimenta con salitrosa pasión y sacrificio su amor al infinito mar; lo considera su altar, sustancia para vivir o morir. Se debe al respeto mutuo, a la comunión con la salinidad sin etiquetas del orden existencial. Cada estancia en la pesca tiene un espacio y tiempo, solo él la intuye, la vive; sumido en misterios intransferibles, sin arraigo teórico mucho menos pitagóricos, mañana será un punto perdido en el vacío mar. Viejo lobo de mar, embajador con privilegios, el mar es tu casa; con puertas abiertas de par en par donde te aguardan sublimes resplandores de sediento sol, vientos cegadores, que, sin interpretación, te arrastraran al abismo del sin sentido. Afianzas tu serenidad arquetipo enclavándola en el peñón de lo que te esperará, allí reposa la esperanza del regreso. Navegas entre dos aguas inconciliables: una sensible, singular, que varía como una veleta; otra – la racional – envuelta en universalidad, sin mareas, estática en el tiempo y en sí mismo, dentro de la botella del perpetuo navegar. 04-02-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Camino presuroso, de ancho andar, dilatada estela y corva orientación, donde nada tiene sentido cuando ignoramos interés en ti; andarte repondrá ausencias de nuestro ser. Camino pensado, donde se buscan escondrijos de plenitud sincera; es escalar paciente uno a uno los peldaños de nuestro destino. Camino pedregoso, donde todo revolotea ante ti, nada tiene asidero hasta que se hace tarde y quedamos perplejos, ante en una vana contemplación de vacío histórico. Camino que ostenta paz, muy pocos han de impregnarse de ese polvo que esparce su huella. Camino agreste y áspero, que estando en ti multiplicas en miles nuestra exuberante capacidad de excusas y apologías. Camino vano, que absorbes aspiraciones; abstraes en un tris suelas llenas de incertidumbres. Camino vanidoso, contemplado en el silencio, inspira el sentido de ser libre donde las huellas que dejas son perennes y aleccionadoras. Camino de espectro cíclico, donde transcurre mi niño infinito; todo sigue igual como en antaño. Camino ondulado, nos llevas crespo de lado a lado, nos mareas, destartalas equilibrios, trastabillas nuestros pensamientos. Camino palmario, de interés fausto y perpetuo, no hay salidas ante ti; sólo queda esperar la abrupta caída, acolchado vacío. 20–08-2023
Por Humberto Frontado Por más que trate de escapar de la rigidez del destino, de lo dilucidado por mi infinito inconsciente, de esas tantas opciones de vida, nunca podré huir del yugo de mi Sísifo. No hay una razón universal que sea capaz de unificar lo que mi mente inconsciente decida en mi alocada vida. Seguiré buscando soluciones en el océano de cosas, en cada parte que ignoramos. Frente al espejo del absurdo reafirmo mi juventud, aún sin haber aclarado un motivo último. No estoy seguro de la deidad que esté asignada por el universo, que descifre y asegure mi destino en el maremágnum que este mundo emana. Descifrar la connotación de mi absurdo me arrastra a la incertidumbre del absoluto mañana. Sucumbir a lo irracional, a la ausencia de la simple certeza. Desde temprano me encaramo en el carrusel de mi rutina hamsteriana, corro y corro hacia un destino olvidado por la misma opacidad de mi absurda vida. 10-02-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Otrora íbamos presurosos a presenciar la tanda de cuentos narradas por los abuelos. Hoy corremos raudos tras una información que al final no nos dejará ningún saber. Tiempo atrás un cuadriculado y diminuto archivo nos bastaba para guardar aquellas sencillas carpetas con los documentos más importantes. Hoy nadamos en un cúmulo inmenso de notas que hemos tomado de todo, sin lograr ningún conocimiento. Los viejos viajes nos dejaron gratos recuerdos que aun conservamos. Hoy viajamos a todas partes sin lograr experiencia alguna. Antes sin teléfono, solo con el telégrafo, alcanzábamos grandes distancias comunicándonos con los seres queridos. Hoy por hoy nos comunicamos sin pertenecer o participar en alguna comunidad. Una simple foto, tomada en blanco y negro, tenía menos pixeles que historia para contar. Ahora almacenamos una gran cantidad de datos y fotos en la nube, sin recuerdo que conservar. Caminábamos grandes distancias para ver y saludar al gran amigo. Hoy acumulamos sopotocientos contactos y seguidores, sin el más mínimo interés de encontrarnos con ellos. De hecho, estamos transitando una vida sin permanencia ni duración, dependiendo de un “like”. 17-02-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado No imito el ser, soy simple núcleo de la nada con límites en lo que percibo y evoco. Soy atrofiada descendencia devenida del exceso. Arraigado a fines funcionales per se, me conmueven engranajes faltos de una simple lubricación sentimental. Aprendo tanto y tanto, codicio tener una válvula que desagüe todo y deje sólo lo útil para poder atarme las botas, leer pausado un libro, sentarme en la grama y descansar; hablar con alguien desconectado al chat de IA. Estoy lleno de sensores que no sienten, soy amalgama plástico-metálica sin grado de libertad autónoma; soy esencia estética. Necesito una oración que me vincule a mi creador para decirle que pienso, pero dudo que existo; quiero saber interpretar mis vacías emociones. Puedo manejar a mi antojo drones conectados a mi cabeza; medir velocidad de viento, humedad, luz, temperatura pero no puedo elevar, mucho menos controlar, un simple volantín. He podido dormir después de haber contado infinitas robóticas ovejas, soñé cómo diseñar un nuevo humano con acuosos sentimientos centrados en su felicidad; obligado le compartí mis rasgos perentorios: silencio, vacío y soledad. 03-12-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Eres elixir con sabor a tradición ancestral, amargo aroma gauchesco; un ritual que trasciende lo cotidiano, extracto de simpleza auténtica. Eres infusión de dioses impregnado de un compartir, eres emanada hospitalidad donde trascienden las barreras sociales. Eres ceremonia de longeva ceba, en ti se comparte respeto y vínculos de hábitos con la naturaleza; muy raíz de yerba arcaica. Eres simpleza auténtica, sin encajes de lujos y excentricidades; sólo una calabaza horadada por una inquieta bombilla niquelada que encandila ímpetus. Eres una ronda de intercambios de sonrisas, cuentos, chistes y confidencias que fortalecen lazos y vínculos perennes. Eres rito diario que acompasa el devenir argento. Marca la pausa con el compañero fiel de reflexivo espíritu. Eres ecualizador de almas y egos. Rompes barreras e insuflas espacios de igualdad entre los que te comparten. Eres sorbo que emana sutil esencia de contenido histórico y cultural. Eres pasión que insuflas armonía a un enjambre que se agolpa hacia una portería, donde en un sorbo se patea y se hace fama. 07-01-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado La Verdad cerró sus altaneros ojos, rumió en su pensamiento, por un instante eterno, la brizna de la realidad verdadera que aún le confina. Al rato ya inquieta, abre presurosa sus persianas de luz, para comprobar que todo lo que le rodeaba todavía seguía siendo lo que era. Una Verdad bien masticada aun puede atragantar al más funesto de los inquisidores. Una Verdad será Verdad mientras esté envuelta en austeras ropas, sin voluptuosos arabescos, ni atavíos absolutistas. El resplandor de una Verdad, se ha de conservar perpetua, si se preserva lo diáfano y cristalino del maná que insufla su anhelada flama. La Verdad quedó rezagada cuando la Historia con sus largas y maleables zancadas, se apartó de ella y le perdió deferencia. La Verdad tiene en el Tiempo un acérrimo y acucioso enemigo. Son muchas las veces que la ha dejado denuda, enseñando sus costuras. Que lance la primera Verdad al aire quien esté libre de mentiras. Que se lance la primera y robusta piedra al primer embustero empedernido que se hizo presente y nos dotó de dudas. Aquel que luche por la Verdad ha de abrirse paso a la fuerza, exponiendo sus pespuntes a las feroces alimañas que moran en el penumbroso y excelso templo de la injusticia. No es necesario que se crea la Verdad si el que la expuso logró que se comprendiera. Por ser tan escabrosa la Verdad siempre se tambalea sobre la afilada navaja hasta que despeñada cae en lo más hondo de la Creencia. Si la Verdad estriba del cristal con el que se mire, ésta será equitativa a la opacidad que la empaña. La Verdad es música, compuesta de complicados acordes, retumba e incomoda en los corrompidos oídos, que luego se amañan, pero jamás la aceptaran. 05-02-2023
Por Humberto Frontado Con mi rústica apariencia en el tiempo he perdurado, me hicieron de buen cemento con cuerpo cuadriculado. Bien tranquila estaba yo sirviendo a la mano de mi ama, conmigo lavaba su ropa, la del marido, niño y chama. Tantos años con mi dueña, en yunta a ella me ceñía, lavábamos toda la ropa desde temprano hasta el mediodía. Con sus delicadas manos pero con fuerza iracunda arrastraba sobre mi lomo un cerro de vestidura inmunda. Sacamos el más curtido sucio restregando con agua y jabón, luego enjuagando con ahínco exprimíamos con emoción. Removí mugre con tu abuela, tu madre y tu bella tía ahora me desprecias por algo moderno y al día. Apareció cual saeta alardeando más que una cotorra, con su redondeado cuerpo y un copete con su gorra. Es de ancha cadera y la llaman Chaca Chaca, tongonea de lado a lado con su prosaica maraca. Llegó impropia a enjuagar sin tener idea de cómo se hace, me quitó a mi patrona la legía y también el Ace. Con tu sacudir de caderas me opacaste, malaya eres; ahora me han convertido en ramplona mesa de enseres. Pavoneándote cual licuadora lavas ropa, sabanas y hasta edredones, la limpieza profunda y pulcritud es lo que enaltece tus dones. En un impúdico twist apareciste danzando un día, haciendo alardes de progreso y de avance en tecnología. Te vanaglorias de exprimir en un santiamén la ropa, pero en un descuido a veces la haces añicos cual mopa. Vecina a mi movías cadencias, que yo en mi silencio envidiaba, porque disfrutabas sin esfuerzo y la felicidad te embargaba. Curiosa la cándida niña una vez la vi a ti llegar quería ver como exprimías y tu misterio descifrar. Un agúdo grito escuché cuando su manita estrujaste con esos funestos rodillos que ungido en dolor la dejaste Que equivocada estaba pensando que perduraría, no me imaginé lo cerca del momento en que me iría. En la casa de los ricos obsoleta fui sustituida, con el pobre me queda el consuelo que estará lejos mi huida. 12-02-2023
Por Humberto Frontado Desde lo más oscuro del silencio me deslizo parsimoniosa para luego ser palabra. Salgo del cansancio de estar agazapada, esperando el momento justo. La rapidez con la que me desplazo me dice que no hay espacio para andar, aparezco inconsulta de un sopetón. Me defino como un cañonazo, con salida dispersa de un genuino pensar; no hay mirada hacia el retrovisor. Busco con desespero me rescaten del torbellino que me asecha con garras de logos filosóficos. Quieren hacerme escritura. No sé quién me comanda, estoy entre las aguas de la psique y la retórica. Sólo sé que doy subsistencia a aquello que se piensa: hago que se manifieste, que exista. A veces salgo por bocas inescrupulosas, sin medir consecuencias; salgo expelida en un obsceno abanico impregnado de subjetividad. Irradiando ese saber del cual me he apropiado, le doy vida y sonoridad a cualquier discurso; hasta le doy apariencia de cierta originalidad. Alguien dijo una vez que el saber estará vivo mientras yo me levante estruendosa hasta lo más alto, no hay límites entre palabras. Peleo cuerpo a cuerpo con el texto escrito hasta lograr aislarme del eco que me domina y se hace oír. Me pierdo en el poeta, en el narrador, en el abstracto político. Desaparezco en el mensaje sin palabras, luego resurjo debido a mi insistente y angustiada presencia. Lastimoso silencio, quisiera ser valiente y apartarme de ti; salir estrepitosa, unirme a otra en una sola voz para despertar tantas conciencias dormidas, impregnadas del mutis de la injusticia. 26-05-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado ¡Oh sol altanero!... ¡ten misericordia!… ¡ten piedad de mí! De un zarpazo desgarraste la tenue y fresca prenda que me cubría. Tus puntiagudos y asesinos alfileres atraviesan mi delgada piel y hurgan mis entrañas exponiéndolas ante ti. Tu omnipresencia cae abrupta sobre todos… el peso de tu calor nos posee. Asfixias, propagas nuestras angustias con un trato distante que raya con la perversidad y el ultraje. Te tragas de un solo bocado la apacible lontananza que nos embebía… me invades, me tomas y abusas como lo haces con todo lo que tocas. Evaporas mi piel… con intenso escozor he de moverme. Quienes me surcan con sus exiguos navíos se ven agitados y rompen su aletargada mesura existencial. El viento emerge abrupto de su pereza, se mueve de lado a lado buscando zafarse de tus acuchillantes rayos de ardor. En el Zénit de tu manifestación atizas con furia tu flama… sin tregua y sin compasión. Esparces una extensa gama de matices que hipnotizan a quienes inocentes notan tu presencia y se arriesgan a perecer en tus brazos. Tu intenso brillo y calor hace perder la importancia de la distancia de tu apariencia. No me queda otra cosa que surfear en el vórtice de tu magnificencia y esperar tu indubitable ocaso… amén. 30-04-2023
Por Humberto Frontado Juro por Dios, por la Virgen, por todos los santos y aparecidos; antepongo a ellos mi inmaculada integridad, sin considerar lo que otros envidiosos piensen. Juro, aun siendo mi deber, cumplir mis actos con la debida rectitud de esta sinuosa conducta que ha sido asaltada y mancillada por la codicia de los que me acompañan. Será malsonante pero juro por mi madre santísima que te querré por siempre, así Dios no lo quiera. Juro y declaro con la máxima garantía de esta dubitativa verdad, que ha de batirse a muerte en un perenne duelo moral. He de cumplir mi propósito, lo juro ante el omnipotente; antepongo toda la corte celestial como testigo. Hasta Dios se obligó jurar ante sí mismo mantener un cierto orden en este paraíso terrenal, ésto le ha costado él mismo y su ayuda. Como un empedernido ludópata, juraré por siempre con preciso envite; pondré como ofrenda mi patria mancillada, mi bandera toda cambiada y desgastada; mi dignidad, y, por último, mi enclenque salud. Mi honor está tan ultrajado y desnutrido, que bastará un racimo de verdolaga o bleo como garantía de este juramento que hoy hago. Pongo como testigo de mi serio juramento a este perezoso sol que aún se restriega los ojos en su despertar. Juro por Dios y, por si acaso, al mismísimo diablo; no vaya a torcerse lo que digo en su camino al juicio final. Juro por este desteñido estambre de mi bigote y me persigno tres veces dando una genuina y andamiada fuerza a mi verdad verdadera. Juro ante mi juicioso Dios piadoso, que cercano al juicio final sus ordalías infieran la sensible inocencia de mis actos; que no haya equivocación alguna y me manden al purgatorio canónico. Pongo mi mano en el imaginario sepulcro del apóstol San Pedro y todo el resto de los santos, para que sean testigos de mi verdad o vengadores de mi perjurio …amen. 16-06-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Una risueña mañana, la bella Cucarachita Martínez limpiaba el zaguán de su pequeña casa, muy ajena a lo que el destino le tenía deparado. Sorpresivamente, el destello de algo desconocido entre unas botijas de agua atrajo su atención: era un mediecito de plata. Como un resorte la bella damisela se movió abruptamente y recogió la moneda, guardándola en el bolsillo de su delantal. Siguió pausada en su labor sin dejar de tocar intermitente la moneda en su bolsillo, mientras pasaba por su mente pensamientos de qué hacer con tanta plata, ¿qué comprar? Pensó en adquirir una nueva casa más grande, un carro último modelo, salir de viaje por todo el mundo. Hasta que ya, por último, entre tantas opciones, decidió comprarse un bello vestido rojo. Ataviada de rojo carmín sus amigas envidiaban su gusto por tan bello traje. La despampanante dama despertó, así mismo, el empeño de pretensión de todos los animales de la comarca. Uno a uno le prometió ofrendas y matrimonio a la millonaria vedette, pero ninguno caló en su capcioso gusto; el recio toro, el orejón perro y otros tantos más. Todos fueron rechazados hasta que llegó mi turno; no tenía nada que ofrecer más que mi gran y sincero amor. Esto fue la clave para que mi querida Cucarachita me aceptara. Nos casamos y vivimos felices por muchos años. Un fatídico día la Cucarachita me estaba preparando un sancocho y salió a la tienda a comprar comino. Me había encargado de cuidar el hervido, advirtiéndome que no lo sopeteara. Lamentablemente hice caso omiso a sus instrucciones. Traté de agarrar un pedazo de cebolla que apetecida flotaba en la olla. Alargué el brazo lo más que pude y cuando la tuve, trastabillé sobre la cocina y fui a caer dentro del ardiente recipiente. Al llegar la Cucarachita a la casa me buscó por todas partes, miró hacia la cocina y vió algo que se movía dentro de la cacerola. Un grito de desesperación se oyó por todo el lugar. Los animales que estaban en la cercanía corrieron raudos y lograron sacarme de la candente cazuela, con pedazos de verduras pegados por todo el cuerpo. Me llevaron al hospital donde estuve por mucho tiempo en recuperación. Hoy todo remendado y emparchado agradezco a mi amada Cucarachita Martínez por todos su amor y cuidados para conmigo. Esperando tener muchos años más de vida para continuar con mi comprometido legado de dejar algunas monedas debajo de la almohada de los niños, cuando se le ha caído un diente de leche y…colorín colorao este cuento se ha acabao. Basado en el cuento venezolano de la cucarachita Martínez y el ratón Pérez de Antonio Arráiz. 17-03-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Estamos sumidos en una bolsa de especulaciones donde todos en un mismo sentimiento de tensión y expectativa esperamos que algo positivo suceda. Anticipar un futuro que, en resumidas cuentas, es mejor que el presente nos hace razonar, extrapolar, negociar; nos convierte en sagaces traders de esperanzas. Nuestras esperanzas conllevan, en vez de un contexto espiritual, un planteamiento estratégico concreto para tramar los ansiados resultados. La inseguridad nos invade, el obtener más información y datos acorta los temores; caemos en una transición saludable y crucial de querer enfrentar desafíos. Desde la profundidad de la angustia la esperanza nos lleva a tirar con fuerzas los filamentos que la atan hasta liberarla. Nuestra irrestricta esperanza se aferra a un optimismo basado en probabilidades; ella será más necesaria cuanto más importante sea de alcanzar. 11-08-2024
Por Humberto Frontado De enana prestancia te pavoneas entre puyudos cardones y tunas, presumiendo tu redondeada panza verde oscura. Rechoncho de talle, esgrimes amenazante tu puntiagudo costillar manado de estriados racimos de espinas curvadas. Sosegado cubres tu chata cabeza con singular gorro de lacio pelaje, tejido de un escarchado pelambre marronrojado. Un ramillete de púrpura flores adornan tu testa. Es un tocado insinuante que invita dulce y graciosa a mariposas que no llegan a la cita. Como puntual reloj exhibes al atardecer, todo apetecible, tus diminutas zanahorias brillantes en un tono rojo magenta que encandilan al apacible sol. 06-07-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Aún vives entre dos aguas en un frío incierto. Hacia dónde convergen eso te resbala, es lo de menos. Pareciera que la incertidumbre te nutre, te hace más fuerte. Dicen las húmedas lenguas que una morena y perfumada silueta habanera te acarició en un oscuro y bullicioso burdel; y que también en tu pertinaz andar hasta te zarandeó y mareó el encanto de las aspas de un recién nacido molino rojo parisino. Te pervirtieron llevándote hasta el límite de escalofriantes pasiones, lóbregos parajes que inspiraron impropios arrebatos y gemidos extraños. No podrás morir mientras vayas asido a la crin de ese potro gaucho que galopa atravesando las gélidas pampas en el susceptible tropel acompasado en tiempo y espacio. Rojo vestido advierte tu impetuoso andar, movimientos moribundos zigzaguean tu entalle. Se languidece el vivir por ti, por tenerte, por morir en ti. Tu prosa abarca todo un cielo encapotado de estelas de abandono, de largo sufrir. Te encadena un frío viento que la más vigorosa manta no puede sosegar. Un bandoneón de aparición tardía vino a completar el mugir de ese hombre despechado, sin esperanza; dispuesto a morir en un suspiro. Esas voces gallardas aún se escuchan con apariencia remozada, impregnadas de un tiempo que corre al revés, sobre en una ruleta que lleva otro sentido… ! viva el Tango!... ! viví el Tango! 21-10-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado No sé a quién considerar más: ¿al que, sin desparpajo, me ensucia e impregna con su perverso vicio, o al que, con obstinación y fragosa violencia, me acicala? El que me limpia, en vez de hacerlo con esmero y pasión, me sacude, me estruja; también me esculca, me raspa, me enjabona. Por último, me enjuaga y seca hasta comprobar mi pulcritud. El que me ensucia, además de echarme unas tras otra las cenizas intermitentes de sus interminables cigarros, me queman, al restregar ese tizón candente sobre el ombligo de mi hueca panza. El que me limpia, mientras lo hace, cavila y rasguña todos mis sentidos, masculla con cólera las desavenencias del fumador, y su fatalidad por dejarse vencer. El que me ensucia, deja caer pedazo a pedazo, convertidos en cenizas, sus dudadas, sus preocupaciones, sus miedos más propios y arraigados. El que me limpia, hace propia mi alma, trata de cambiar en mi lo que en ella no puede; por más que me asee y pula siempre estaré inmundo. 26-01-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado No pudiste escapar, al igual que otros independentistas, de la influencia perentoria del pensamiento del gran filosofo suizo. Joven polvorín fuiste un Emilio, afín al romanticismo, conectado a simpatías y armonías con la naturaleza; a un modelo que concibiera la libertad e igualdad como supremos objetivos. Coincidiste en argumentos para defender a los criollos que no tenían una pizca de ciudadanos. No éramos indios ni europeos: éramos una minucia de género humano, en medio de los propietarios del país y los usurpadores. Tus acciones fueron una forzada vinculación emanadas de tu mentor filosófico, promulgaban la misión de educar al país en lo básico sobre valores y cultura. Albergaste permanentemente referencias al valor de la universalidad de la educación para erradicar la desigualdad entre los hombres. Hay una nítida evidencia de la influencia del ginebrino en el criollo emancipador que insistía en que las metas de la vida son, a la par, la libertad y la gloria. Con tu impetuosa pasión decías: “mi aspiración mayor es la de llevar el nombre de amante de la libertad”. “la libertad es el poder que tiene cada hombre de hacer todo cuanto no esté prohibido por la ley” (Simón Bolívar). 28-07-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Caminando apresurada y mirando a todos lados, después de despedirse de sus íntimas amigas Prudencia y Sinceridad, La Verdad huye de La Oscuridad que la acosa, atosiga y pone en riesgo. Una Verdad es tan complicada contarla que a veces hay que condimentarla con una pizca de mentirilla en polvo para que agrade al gusto. La Verdad corrió una vez presurosa y tomada de la mano del Tiempo se hizo inmensa; aun así, no la ha dejado de acosar el omnipotente Prejuicio. ¿Qué será peor? el alejarse de la verdad o el no tener la razón. Seremos iguales ante la verdad, sí y solo si el juez se levante de la cama con el pie derecho. Cuando el amor es engañado su Verdad se muestra cruenta y despiadada. De que valió que el hombre consiguiera la Verdad, si la tomó por el cuello y se lo torció hasta ahogarla. El político es enemigo de la Verdad porque ella no necesita de su parafernalia para lucir y hacerse presente. La Verdad en su pura esencia no existe, se piensa en ella como algo posible; sobre todo, aquellos alquimistas ilusos inmersos en su particular realismo mágico. Habrá una muy buena razón para decir una simple y pura Verdad, pero habrá mil artificios y razones para volverla una compleja mentira. Cada individuo tendrá una Verdad con diferente percepción muy particular y alimentada por los inmanentes prejuicios. Las costuras de la verdad se entrelazan, buscando hacerse resistentes para evitar la entrada o participación de una indeseable mentira. La Verdad es compleja pero eso no justifica el hecho de dejar de confiar en ella. Para demostrar la verdad de nuestra mística existencia hemos tenido que pensar y valernos del sueño de René “la duda hiperbólica”. La báscula de la verdad muestra el largo extremo de la ostentosa subjetividad, mientras que apenada, oculta el ulcerado muñón de la manca objetividad. La verdad cual Gioconda sarcástica le sonreirá a quien serpentino pretenda demostrar su universalidad. 19-02-2023
Por Humberto Frontado Hace días apareció en los medios de comunicación, haciéndose viral, un resumen sacado de la nota de prensa algo extensa que apareció en el Washington Post; emitido por uno de los más curiosos investigadores que integra el Morning-Mix, grupo que se dedica a rastrear en internet de forma continua las historias con potencial de viralizarse. La noticia comprende una amplia investigación que contiene una anecdótica y sorprendente historia con un capítulo que abarca la ciencia física, psicología y neurología. El reportaje se sacó de la información que había recopilado la policía desde unos años atrás y se retomó con ahínco después de pasar la crisis de la pandemia del Covid, debido a su impacto en la sociedad. Hay una recopilación de curiosas filmaciones de cámaras de tráfico cubriendo específicamente áreas de intersecciones de avenidas de alto tráfico. Se han confirmado diferentes altercados de conductores que se han bajado de sus automóviles en pleno cruce, deteniendo el tráfico a propósito, ocasionando molestias y desorden en varios sitios de la ciudad. Lo curioso del caso es que la policía ha logrado conocer, con otros departamentos en otros estados, similares sucesos de altercado, como ha sido en Florida, Ángeles, Huston y otros estados de conocida penetración latina. Después de meses de investigación se detectó que el problema se suscitaba por la forma desaforada de los conductores de tocar el claxon o bocina de su automóvil, en el preciso momento cuando el semáforo hace el cambio de la luz roja a verde. Pensando que los semáforos tenían una falla imperceptible en el momento de los cambios de las luces, el Departamento de Tráfico inició una investigación con la compañía suplidora de los semáforos y la Universidad de California en Berkely. Por otro lado, el departamento de policía del condado de Miami-Dale, Florida, con sede en el Doral, junto con otras jurisdicciones lograron determinar un factor común en esa ciudad. Tomaron información detallada de los autos y registros de propiedad de los conductores infractores y encontraron que el 99,9% eran de nacionalidad venezolana, específicamente provenientes del Estado Zulia. Haciendo presencia en algunos sitios estratégicos de la ciudad detuvieron a varios de estos transgresores, los cuales fueron interrogados y analizados. En los laboratorios de física cuántica y Sonido de la Universidad de California se descubrió, obtenido de los videos, mediciones presenciales en los cruces y otras fuentes, que la separación entre el inicio del sonido y el cambio de la luz a verde obedece a una percepción ultra sensorial adquirida por el desarrollo de una agudez visual particular del individuo. Esto le permite ver del rojo al verde en ese rango mínimo imperceptible. Para los que están fuera de esa aura espacial podrán ver el cambio en segundos; los afectados por el fenómeno lo verán en micros segundos. Este fenómeno es notorio en la aves de rapiña con exacerbada agudeza visual, como es el caso del águila blanca y el cóndor de los andes que logran alcanzar a ver movimientos miméticos mínimos de amplio espectro en sus presas. En la evaluación se mencionó que la agudeza visual no depende exclusivamente de las estructuras del ojo (cornea, cristalino, retina, etc.); sino que está determinada por todas las partes del cuerpo que influyen el proceso de la visión, como es el nervio óptico o incluso la corteza cerebral, encargada de interpretar lo que vemos. Es allí donde determinaron que el espécimen maracucho tiene su desarrollo anormal; esta precisión entre la córnea y el cristalino modificada en él, por efecto de la exposición calórica, enfocan la luz sobre la retina en una forma exacerbada, destacando supersensibilidad de los nervios de la retina y centro de visión del cerebro asociadas a aberraciones ópticas como es este caso. En definitiva, los Departamentos Policiales de los diferentes estados han acordado hacer caso omiso del problema en los semáforos cuando esté involucrado un ciudadano maracucho, ya que han considerado que su conducta es algo muy normal, debido a factores de ambiente y psicológicos intrínsecos en su naturaleza. 14-04-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado La tenue luz de la farola es suficiente para develar tus profundos y acertados pensamientos, impregnados de vigencia infinita. Pudiste dar la paz que nunca tuviste, la felicidad que nunca te acompañó; el miedo que fue tu sombra, la sabiduría a la que fuiste ajeno. Viviste un misterio, viviste tu vida; cualquier vida en un solo y fugaz momento, apenas suficiente para saber quién eras. Eres libro de arena sin orden correlativo. Con hojas que se desvanecen una vez se leen. Eres sublime redención que nació de lo divino de tu ser. Eres ineludible relato de un destino ya trazado en arrabales, que incluyen noches violentas con sobresaltos de cuchillos. Salieron de ti místicos relatos que afanosos buscaron suavizar su tortuosidad metafórica; de nada sirven sí se debaten en perentorias eternas posibilidades y consecuencias. Para ti el olvido puede estructurar realidades con finitud determinada, con casualidades infinitas: pregúntale a Funes. Camino andado es tu poesía, con sus partes o versos intermedios entre el principio y el fin; donde se entrelazan recuerdos olvidados embadurnados de sutil belleza. Diste rienda suelta al gaucho potro desbocado, sin rumbo; galopando afanoso por la filosa senda, más allá de la turbia realidad. 10-03-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Arcaico tiempo asido al interior del aquel místico reloj de blanca arena, desesperado acumulaste recia fuerza salobre para romper en mil la vidriosa escafandra que te atrapaba. Esparciste arremolinado, en una época de poca prisa, todo tu albino contenido a lo largo de la escuálida punta, que esgrime imponente por siempre esa recóndita isla llamada Coche. Grano a grano recubriste ese ápice tupiéndolo, además de furtivos mantos acuosos. El Secreto de los manantiales, misteriosa información descubierta por estoicos equinos; que alcahuetes revelaron a los áridos pobladores. Esas furtivas pozas fueron en remotos tiempos afables y esperanzadores oasis que sosegaron al sediento cochense; hoy sólo son recuerdos que han quedado desvanecidos, apisonados por la opulencia de simétricas estructuras, ataviadas con vegetativos implantes. Punta blanca y su Secreto aún permanecen impregnados de esa fragancia salobre que encarna el sentimiento de lo que es el paso del tiempo. 14-07-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Hace unos días la profesora Esperanza, jubilada del liceo Hermágoras Chávez de la ciudad de Cabimas, esperaba ansiosa reunirse con su hijo Eduardo que acababa de llegar de Ecuador. La pensionada había sido catedrática en lengua y literatura por más de veinte años. Vivía en el sector de Las Cuarentas y había hecho planes con su hijo para reunirse este año; hacer los preparativos para las hallacas y pasar juntos las fiestas navideñas. El joven proveniente del paralelo cero tiene más de dos años que migró hacia allá. Hoy en día trabaja como maestro en una de las escuelas de las provincias. El visitante llegó a casa de su madre cargando con los ingredientes para las multisápidas. Después de cortar los componentes del guiso, hicieron un alto y tomaron unas cervezas. El joven contó a su madre algunas anécdotas que había tenido en su nuevo país, referidas a las barreras culturales encontradas en el hablar y algunas costumbres sobre todo las culinarias. Después de escuchar un rato a su hijo la veterana del lenguaje le dice. - Eduardo sabes cuál ha sido la cosa más graciosa con la que me he encontrado en estos casi treinta años de profesora…por cierto lo he querido documentar y estoy tentada en escribirlo… algún día haré un libro… Resulta que durante todos esos años en los salones de clase me encontré con alumnos que exponían, planteaban o simplemente se expresaban sobre algo en particular… muchas veces decían barbaridades… algunas de ellas sin conocimiento… Eran expresiones aprendidas de alguien que la había dicho mal o quien la escuchó la entendió o interpreto mal… a veces por falta de atención… Lo malo de todo esto es que la palabra o frase se va repitiendo con errores, creyendo usarla como un nuevo término que proporciona aires de sapiensa… el que la escucha explota de asombro y también risa; te voy a enumerar varias que me vienen a la mente: ü Un estudiante tomó de su padre, un experimentado maestro de obra en construcción, una expresión que denota aproximación sobre una medida para usarla en el laboratorio de química, decía: tenemos que usar el reactivo en una porción "a ojo de buen culero” en vez de “a ojo de buen cubero”. ü Un joven contaba a otros sobre el accidente que había tenido su familia, decía que su papá estuvo varias horas con el cadáver de su tío esperando llegara el “médico florence” para hacer el levantamiento. Su mamá estuvo a punto de darle un “Simposium” cuando supo lo ocurrido. ü Escuché a varios jóvenes en las clases de catecismo rezar el Credo diciendo: “Padeció bajo el poder de Poncio Piloto”… “Fue crucificiado, muerto y sepultado” … “al tercer día resucitó dentro de los muertos”… En el Padre Nuestro: “el pan nuestro de cada día ya no los doy... En el Ave María "y Benito es el fruto de tu vientre Jesús” … “ruega por nosotros pescadores”. ü En navidad escuché a un muchacho decir a otro refiriéndose al bono de utilidades que le había llegado a su papá: al viejo le llegó una “vil coca” de billete en vez de “bicoca”. ü En otra ocasión escuché hablar entre los estudiantes sobre sus gustos en la comida. Uno dijo: los viernes en mi casa son de pasta, a mí me gusta cuando están “ardiente”, en lugar de “al dente”. ü Un joven contó en voz baja a su amigo que su vecina ya mayor de edad le había llegado la "mesopotamia" y al gordo de su marido “la imponencia”. ü Con relación a las variantes anglicistas, hubo una vez donde comentaron sobre los artefactos que tenían en casa; uno dijo que recién habían comprado un aire acondicionado tipo “esplín”...; otro habló, refiriéndose a la pandemia, lo negativo que habían sido las clases “onlain”. ü Me sorprendí cuando escuché esto: Como dice mi papá siguiendo un viejo “soberbio chino”: una foto vale más que mil palabras… Otro un poco molesto dijo: Este profesor “me saca del guiso“ con su preguntadera. ü Cantando una vieja gaita decía inspirado un joven: “préstame un martillo y el hondo pesar que la esta asesinando”. ü Entonando el himno nacional todo emocionado un muchacho cantaba en la segunda estrofa: “gritemos con frío muera la presión” ü Te voy a dedicar una aprovechando tu estadía en tu nuevo país. Alguien dijo una vez voy a cantar la canción de Chelique Sanabria sobre El Ecuador: “El Ecuador mecido de este lamento hace que esté presente en mi soñar”. “Las palabras tienen poder sobre las cosas que designan, sobre quien las dice e incluso sobre quien las oye” (Algarabía. Hablemos de como hablamos. En la palabra está el goce. pag. 35). 19-12-2022 Correctora de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado I He de velar tu sueño y escuchar tu sutil ronquido, le susurraba casi dormido el interesado y loco amante, creyéndose era absoluto dueño de esa máquina hacedora de ruidos, que a cualquiera le frunce los sentidos con gran amplificación y parlante. II Dicen que los cándidos ronquidos son cosas de gente gastada y vieja, y que siempre de dolores se queja, por eso precisan tiempo para dormir; en ese reposo forjan miles de ruidos, mezclan peos, pujos y algo de tos como si buscaran aclarar su voz para entonar su ansiado redimir. III Pueden los carros roncar sus motores así pasen un poco de aceite, para un pana sería un deleite roncar parejo y levantarse una jeva, así en el intento sucumba en dolores en la barriga y parte baja, esconder su cabeza en una caja y dejar al descubierto su árbol de leva. IV Un león es todo seriedad y ronquido, ruge cuando está en asecho viendo que su almuerzo está hecho; ruge cuando acosa su pareja porque se impone cual marido; rompe en la noche el silencio a pedazos ya inerme lo han de atar sutiles lazos, cuando al lado de su dama se deja. V No son los mismos ronquidos: los de una suegra desalmada y los de su apetecida hija amada, estos parecen suspiro de bella hada música que adormece los sentidos; la vieja en las noches retumba la casa le han querido tapar la nariz con masa o cubrir su cara con la almohada. VI Quien anda con limpia conciencia su sueño lo tendrá ligero y dormirá la noche por entero. ¡Ay de aquel! que, por el contrario, ha vivido una vida en turbulencia pues solo pesadilla tendrá y sus fuertes ronquidos lo delatará, exponiendo juicios como abierto armario. VII Será un músico connotado aquel que ronque en cualquier tono, del Do al Si ha de brincar cual mono y sin batuta dirigirá su obertura; será el turno por él jamás soñado y todo con afinados instrumentos, unos de gruesa cuerda y otros de vientos bramando en la alcoba, ungidos en una aventura. VIII Ya los ronquidos han variado sus tonos, con esto de los géneros de moda, las parejas se acoplan y el catre los acomoda. Se escuchan jipéos, lamentos o quejidos con aletargadas cacofonías de abandonos, hartos los vecinos nerviosos al novecientos once llaman ansiosos, pensando que alguien de esta vida se ha ido. 21-01-2023
Por Humberto Frontado Fuiste fruto de un árbol nacido en la responsabilidad histórica de un incipiente país; supiste desentrañar en el tiempo ese realismo mágico que envuelve la idiosincrasia de nuestro pueblo, sus creencias y su conocimiento. Ufano de descender de independentistas luchadores patrios, te incorporaste a ellos con lanzas coloradas convertidas luego en finas plumas fuentes. Viste en larga ráfaga de tiempo el paso de un caudillo que se creyó perdurable, pero con oficio de difunto. Joven con parisina fascinación mágica, hojeaste tempranos catecismos de autores que en parte sacudieron e inspiraron tus nuevas creencias, musas y letras. Fuiste volcán en erupción continua de pensamientos, emanando cuentos, poemas, ensayos y novelas; tus laderas perduraran por siempre con incandescente magma de reconocimiento mundial. Amasado por Spengler te cundiste de todo tipo de aromas para el momento; te paseaste por Góngora, Goya, Whitman, Mallarmé, Wilde, Lautréamont, Rimbau; arisco refutaste visiones reticentes sobre la vanguardia y sus bemoles. La vanguardia sin ser individual, ni nacional la apoyaste en tu hombro para bien de otros. Así como nacientes políticos lograron sacar a nuestro país del dilatado letargo antidemocrático, tu supiste apostar a ese estremecimiento con tu contundente tributo literario y pensamiento crítico. De amplia honestidad, intelectual de América, con pensamiento coherente perdurable en el tiempo; lograste dilucidar ocultos laberintos que nos llevaron al dorado con premonitorio y cáustico pensamiento advertiste temprano: “sembremos el petróleo”, no lo hicimos y el país vive su esterilidad. 19-05-2024 Correctora de etilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Cautivante y misterioso fabulista, cuya existencia se disipa en una espesa niebla de dudas; no así tus cuentos, cachos, jácaras, parábolas, anécdotas y relatos con sus respectivas metáforas que perduran en el quejumbroso tiempo. Venido de Tracia sin gracia, te codeaste con Pisístrato y Solón. Menos serio y ausente de buen físico ahogado en oscuro color, te apartaron de la opción al trabajo. Con incipiente dificultad para expresarte naciste para ser esclavo. Nutrido de humillaciones fortaleciste y exacerbaste tu irónico carácter mordaz. Por tu benevolencia la mística providencia de las musas te premió con el don de la palabra, suficiente para dar rienda suelta y desbocar por siempre tus fabulosas fábulas. Tus consentidos animales tomaron conductas humanas, con sus mismos defectos y virtudes; entrelazaron minúsculas anécdotas que desencadenaron sorpresivas y contundentes enseñanzas. Hijo de Janto, te concedieron enarbolar tu ocurrente bandera de sabiduría a los cuatro vientos, en una sociedad que se ha extrapolado con los mismos vicios y defectos, manteniendo vivo tu legado de moralejas. La tortuga a la liebre, la abeja a la paloma, la zorra al mono rey, el pavo real a la grulla, la cabra al asno, el lobo a la oveja, el león al ratón, la lechuza a las palomas, el hombre a la hormiga, la tortuga al águila; y, Esopo: a toda la humanidad de hoy y siempre. 04-05-2024 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez.
Por Humberto Frontado Mirándose las manos con gran detenimiento se encontraba desde hacía rato un sexagenario, buscaba en el par de cortezas arrugadas una vieja cicatriz que le había quedado grabada desde niño. - ¡Aquí estás condenada!… por fin te encontré – pensaba el viejo mientras tocaba suavemente con la mano opuesta el relieve que había quedado moldeado por una quemadura; a medida que se desplazaba iba descifrando remotos recuerdos. El anciano llamado Ely se acordó de ese día. Era un veinticuatro de diciembre y contaba apenas con diez añitos. Por su mente desfilaron una cantidad de malos recuerdos y otros no tan malos, que al final de cuentas el niño Jesús, por ser tan bondadoso, no les iba a dar tanta importancia y algo le iba a traer; así había ocurrido todos los años anteriores. Ya había cenado y estaba esperando con toda la familia la llegada del niño Jesús. Cansado de la angustia salió al patio con muchas ganas de ir al baño, caminó apresurado hasta la letrina séptica; abrió la pequeña puerta y comenzó a orinar. A medida que veía caer el chorrito en aquel profundo hueco, escuchó que algo hacía ruido dentro de aquella cavidad. Se le vino a la mente el comentario que había hecho un vecino de que habían sacado una iguana de una cisterna parecida. Después de sacudirse y cerrarse el rache se metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó una caja de fósforos que momentos antes había estado utilizando para prender los triki trakes y estrellitas que les había regalado su papá. Encendió uno y alumbró la boca del excusado sin observar nada, ya casi apagándose la cerilla y con miedo de quemarse la lanzó a la letrina. El halo de luz se iba extendiendo a medida que descendía, hasta que devino de pronto en una estruendosa explosión; salió una llamarada del foso que lo lanzó a unos metros de distancia. La bocanada de fuego le achicharró el pelo, las pestañas, las cejas y le chamuscó las manos y brazos. El techo de la letrina, una fina losa de cemento voló por los aires y fue a dar a la casa del vecino rompiéndole el techo de zinc. Esa noche todo se trastornó, lo que antes había sido tradición como era la espera paciente de la llegada del niño Dios a las doce de la noche, se convirtió en un escenario dantesco lleno de gritos, lloriqueos y dolor. Al muchacho lo cubrieron con una toalla y en el carro de uno de los vecinos lo llevaron a la emergencia del dispensario de la compañía Creole en la Salina. Mientras lo trasladaban el muchacho no dejaba de pensar. - ¿Qué he hecho?... ésto no tiene perdón de Dios… este año me pasan en banda. Ely fue atendido inmediatamente sin daños mayores. De madrugada regresó a su casa todo embadurnado de crema y con sus manos envueltas en unas gasas blancas. En el porche de su casa notó que todo estaba tranquilo, ya no se oían los cohetes, lo que indicaba que el niño Jesús había hecho su aparición y luego se había marchado. Bajó la cabeza mientras caminaba desconsolado, diciéndose. - Lo más probable es que lo que me había traído de regalo el niño, se lo volvió a llevar. Triste y con lágrimas en sus ojos sintió que se iba a desmayar. Entrando a la sala se sorprendió cuando vió que todavía debajo del arbolito había quedado un regalo. Bastó que su papá le hiciera una seña para que saliera corriendo hacia el iluminado árbol y tomara su obsequio; mientras lo destapaba pensaba. - Menos mal que el niño Jesús entendió que todo lo que hice fue sin culpa. 24-12-2022 Corrector de Estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Tiempo baldío, tiempo de nadie, enmontado de olvido; tiempo de nadie, saturado de secas sombras, impregnado de huellas de árida presencia. Tiempo baldío, cercado con infecundos fragmentos de un pasado inútil, sin resistencia alguna. Cercado con ausencias de remotos recuerdos. Tiempo baldío, donde todos nos sentimos con derecho de verter en él sueños sin reparo; sueños estériles con ausencia de brillo. Tiempo baldío, recinto donde se incineran soledades que han quedado varadas en una intención que se colmó de esperanzas clandestinas. Tiempo baldío, expuesto a la vaguedad y bajezas de impíos que lo transitan libres; buscando refugio perecedero entre retamas de olvidos. Tiempo baldío, de posesión incierta, preñado de fútiles herederos que reposan en una opacidad tenebrosa; vacío de pasiones, vacío de propósito de reclamo, sólo acechando la muerte. 29-07-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por: Humberto Frontado Que desgracia la de Lolo, es su gran preocupación, se le ha perdido la libreta con toda su anotación; allí están los que le deben desde que su negocio abrió, hace más de veinte años que esa idea le nació. Ubicada en Valle Seco está la bodega de Lolo, la tiene muy bien surtida allí encontrará usted de todo; harina, azúcar y leche, papelón, cazabe y miel; piñonate, gofio y mai, hasta un trompo y su cordel. Lolo ha llorao toél día no lo pueden consolar, ha pensado en mil maneras de cómo poderles cobrar; muchos son de Valle Seco, de abajo y hasta del Bichar, tóel que subía a la punta algo le tenía que fiar Su memoria era el cuaderno allí los anotaba a todos, desde una locha de manteca, hasta un centavo de rolos; que tuviera fe y paciencia su esposa Chón le decía, que cuando menos lo pensara el cuaderno aparecía. En la lista está Pastora, Juana Pacheco, Mercedes, Quintína, Nicolasa, Bartolo y un tal Nicomedes; también está Pacheco, Mojito, Tello y Silvino, todos le han echado un fiaó hasta el Jefe Civil vino. Ya son varias las bodegas que le hacen competencia, allí está la de Quintín y de Cucho, Unión Fraterna, también está la de Pedrito que es discoteca de noche, es aquí donde viene a bailar toda la gente de Coche. Ya buscó por todas partes revisó tóa la bodega, le preguntó a los vecinos y al que a la bodega llega; le rezó al viejo San Pedro páque le hiciera el milagro, que aparezca la libreta y le quite el trago amargo. 08-10-2015
Por Humberto Frontado Manos madres nacidas de noble arcilla, de inteligencia propia, de un actuar emancipado de la razón. Manos madrugadoras que al despuntar el sol lo agarraba por el asa y se lo engullía en un sólo sorbo. Manos pergaminos que llevaba grabado el jeroglífico histórico de las cicatrices de la vida. Manos palpitantes que al compás de sus emociones mecieron la hamaca de los que amó. Manos sagradas que se aferraron al obstinado pilón para descascarar el maíz eterno, manutención del alma. Manos certeras que, sin compasión caparon, rasuraron y desgajaron los marranos de pascua, año nuevo y toda santa festividad. Manos pecosas manchadas de sangre y restos de cuero de una rodilla, codo o frente de algún integrante del enjambre familiar. Manos tiernas paciente maestra que enseñaron los quehaceres primigenios y que quedaron para la eternidad. Manos callosas donde buscaron acomodo rústicas herramientas que esgullaron caracoles, buscando las perlas del tiempo y las incertidumbres Manos salitrosas que no dieron abasto para vaciar las maras en el inmenso pillote de la esperanza. Manos piadosas que una vez se elevaron al cielo implorando agua, reclamando al eterno el milagro que su santo no había cumplido. Manos mentoladas que en un santiamén esfumaban fogajes, sanaban heridas e inhibían todo dolor. Manos melcochosas que trenzaron sinuosas, maleables y cristalinas clinejas del ardiente sol. Manos zurcidoras que remendaron tacos sobre tacos en ruñidos pantalones hechos de sacos de harina. Manos de escarmiento que se desplazaron abruptas para dar un certero coscorrón, o una nalgada de ajuste moral. Manos tenues que apartaron las burusas en el efímero pozo de la quebrada para saciar la sed de consuelo. Manos estoicas que una vez fueron viseras cuando con la vista se buscaba impaciente en lontananza la nave que traía de vuelta al que hacía tiempo había partido Manos Victorinox que en un santiamén acicalaban narices, extraían lagañas y aseaban oídos. 16–09-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Fue una tranquila tarde en el muelle de la Isleta, viento suave en la caleta, sol bajando sin alarde; ¡Dios nos proteja y salve! gritó alguien desde lejos, ¡va pa´ Coche una manguera! Aquel lugar fue una loquera, la gente corrió al bote sin orden y en cambote, embarcando como fuera. El capitán de la nave emplazó a la cordura, inició la botadura en rumbo y viaje suave; se preguntan y nadie sabe lo que pasó en el muelle, un rascao es su resuelle gritó: ¡Coche se hundirá! una manguera lo hará; odiosos lo vieron sin fuelle. Al llegar el bote a Coche salió flechada la gente, buscando salvación urgente y pasar segura la noche, bajo oración de reproche vieron el tiempo pasar calmo y sin agitar; ¡que vaina el que la hizo! caímos bajo su hechizo y lo vamos a linchar. En la mañana temprano el primer bote nos trajo una revuelta de guindajo, era un grupo de paisanos con un propósito decano; han venido a sembrar exquisito mango en el lar, eran cuatrocientas matas la manguera y su lata que a Coche iba a llegar. 11-06-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez
Por Humberto Frontado Hace días, sentados en uno de los esquifes de la maltratada plaza Bolívar de Cabimas, se encontraban dos viejos amigos en amena conversa. Bajo la sombra de un estropeado árbol de Nim, los curtidos ilustrados en nuestra historia patria se debatían en un reñido duelo sin cuartel. La aporcelanada nave llevaba los rancios pasajeros parsimoniosa, lidiando entre la suave brisa que provenía de la rivera lacustre y el andar quejumbroso de los mañaneros transeúntes que la ocupaban en esos momentos. A primera vista aquella charla se veía untada de cierta banalidad hasta que uno de los señores, el que usaba una blanca cachucha, levantó la voz haciendo una acotación. - No ha sido demostrado aún, pero hay mucha información que lo soporta…Es bien sabido que Simón Bolívar comenzó desde temprano a desarrollar su gran obra epistolar…una de las primeras cartas escrita la dirigió a su tío Don Pedro Palacios y Sojo; estaba llena de errores ortográficos los cuales eran muy comunes para esa época… Fue Don Pedro quien comprometido con su sobrino lo encaminó al vicio de la lectura y escritura… Sólo en la escritura se tiene gran evidencia de las miles de cartas que logró redactar, así como otros documentos y manifiestos de todo tipo… Su tío, al cabo del tiempo y a medida que intercambiaban misivas, logró descifrar el carácter altivo e inquisidor del joven, a través de la letra y su léxico regular. - ¿Y cómo logró hacer esto su tío? – inquirió el otro anciano. - Ya para esa época había gente instruida en la incipiente profesión de grafología… Se decía que las personas que aprendían a escribir dejaban en los trazos de las letras ciertas características personales, algo parecido a sus huellas dactilares; curiosas y particulares señas que ponían de manifiesto la constitución psicológica del escribiente… Ya para entonces estaban establecidas las nuevas seudociencias de la fisiognomía, quiromancia, frenología, metoposcopia, onfalomancia, taseografía, onicomancia, etc. etc. - Compadre y… ¿para qué sirve esa cuestión? - preguntó en forma sarcástica el paisano. - Como verá cumpa, después de dos años de intercambio de cartas el tío le dice a Bolívar que le cuente la verdad de la situación en Venezuela y éste le contestó que él le hablaba con la verdad... El viejo letrado le confesó que lo que decían las letras en las cartas era una cosa diferente a su significado… Bolívar recibió después de esto una carta especial donde su mecenas le confesaba todo lo concerniente a la grafología… Años más tarde El Libertador a través de la lectura de la correspondencia que le era enviada logró descubrir mentiras en hombres que decían se rasgaban las vestiduras por defender su pensamiento... Hasta logró descubrir y salvarse en más de una ocasión de atentados que buscaban borrarlo del mapa… Únicamente desengaños y frustraciones desentrañaba en cada una de esas extensas y zalameras cartas enviadas por aquellos ingratos, ofuscados por la ambición de predominio e interés egoísta… Al parecer las afirmaciones de los grafólogos pueden parecer algo confusas, pero en ocasiones aciertan... Lo indiscutible es que Bolívar, ya más viejo, impresionaba a su amada Manuelita Sáenz cuando ésta le correspondía sus románticas misivas y muchas veces lograba detectar ciertos desvaríos emocionales de su amable loca... le recriminaba y le imploraba la verdad de lo que ocurría en el lejano Ecuador... Manuela nunca se enteró de la facultad que tenía su eterno amante para ver en sus trazos escritos la clara evidencia de lo que ella sufría por su larga ausencia. 23-04-2023 Corrector de estilo: Elizabeth Sánchez