Las estructuras óseas y articulares del cuerpo humano Parte 1: el armazón del cuerpo humano, la columna vertebral. Notas de bibliografía de Viniyoga, escritas por Laurence Maman En la evolución de los seres vivos sobre nuestro planeta, la aparición de los vertebrados señala la adquisición de un gran equilibrio entre firmeza y movilidad. Al contrario de los animales envueltos en un caparazón protector, que les vuelve, sin embargo, pesados y poco ágiles, los vertebrados llevan en el interior de su propio cuerpo el elemento sólido que les sostiene. Este eje es la columna vertebral. Estas características permanecen hasta el hombre actual. Gracias a la existencia de un esqueleto óseo, la columna vertebral que sostiene el tronco y la cabeza, las "cinturas" de los hombros y la pelvis empalmados con los huesos de los miembros, nos mantenemos en pie y nos movemos en el mundo. Nos movemos debido a que nuestro esqueleto está articulado. Imaginemos un soldado de plomo. Su estructura completamente rígida le asegura una gran estabilidad. Puesto de pie, por sí mismo no se caerá. Si con ingenio se coloca a nivel de sus tobillos una articulación susceptible de doblarse hacia adelante, será necesario colocar detrás de ésta un resorte, cuya fuerza será indispensable para evitar que nuestro soldado se de de narices en el suelo. Si se articulan sus rodillas de forma que le permitan doblegarse hacia atrás, todo lo que se encuentra más arriba correría el riesgo evidente de caerse, a no ser que se aplique un resorte a la parte anterior de las rodillas. Y así sucesivamente. Este ejemplo insignificante nos recuerda como nuestra estructura ósea, rígida en sí misma, nos permite movernos debido al hecho de estar compuesta de elementos articulados entre sí. La configuración de las diferentes articulaciones, permite movimientos orientados en uno u otro sentido. Hoy trataremos de captar lo esencial. Lo cual nos permitirá, en consecuencia, revisar lo que representan para el ser humano vivo los "resortes" del soldado de plomo, es decir, particularmente los musculos y las estructuras fibrosas. A. Repaso de los elementos de base 1. Estructura de los tejidos implicados en el armazón del organismo. El tejido conjuntivo está considerado como el elemento de conexión entre numerosos tejidos diferentes con funciones muy específicas. Sin embargo, todos los tejidos que hoy citaremos pueden considerarse como tipos de conjuntivo. Este está constituido, básicamente, por una substancia llamada "fundamental", homogénea, reforzada por medio de fibras y que sirve de unión de un cierto número de células que se encuentran en él. a. Cuando predominan las fibras densas, el tejido conjuntivo juega sobre todo un papel de sostén. Es el caso de las cápsulas articulares que recubren las articulaciones para mantener su estabilidad. Es también el caso de los ligamentos que refuerzan las cápsulas, el de las aponeurosis -o fascias- que rodean los músculos, el de los tendones que empalman los músculos a los huesos en los que se insertan. b. En el origen, casi el esqueleto entero del feto está constituido de cartílagos. En el adulto, se encuentran en particular en las extremidades articulares de los huesos. El cartílago juega un papel de tapón protector. El tejido fibrocartilaginoso constituye los discos intervertebrales y forma los "meniscos" que completan ciertas articulaciones, como la rodilla. Aunque el tejido cartilaginoso conserve cierta elasticidad, su substancia fundamental se ha enriquecido en sales de calcio que lo hacen más resistente. c. El hueso se constituye por la adición a la substancia fundamental de elementos apropiados para darle todavía mayor dureza. Se trata básicamente de sales de calcio y de fósforo. Este esquema de hueso largo y cortado longitudinalmente traerá a la memoria suficientes recuerdos. Nótese como dicho hueso largo, elemento de armazón, abriga en su interior la médula ósea, órgano esencial para la fabricación de células sanguíneas. 2. Estructrura de las articulaciones La articulación se define, generalmente, como la zona en la que se juntan dos superficies óseas. a. Algunas son muy poco móviles. Es el caso de las "suturas" entre los huesos del cráneo, unidos por un tejido fibroso denso. b. Al nivel de la columna vertebral, los cuerpos vertebrados están separados -o unidos- por medio de discos cartilaginosos. La unión está reforzada por ligamentos. Los movimientos que permiten son de poca amplitud. Esto ocurre asimismo con la sínfisis pelviana. c. El caso más corriente corresponde a las articulaciones sinoviales, las cuales permiten la mayor movilidad. Esas extremidades óseas en contacto las mantienen juntas una cápsula y un ligamento. La membrana sinovial que recubre el interior de la cápsula segrega un líquido lubrificante. Corresponden a este modelo, entre otros, el codo y la cadera. Articulación sinovial B. EL ARMAZÓN DEL CUERPO HUMANO (PRIMERA PARTE) Esqueleto humano Columna vertebral y sus partes LA COLUMNA VERTEBRAL 1. PRESENTACIÓN GLOBAL En un contexto de movimiento, hace falta ampliar la noción de articulación. Esta se refiere también al juego de los músculos que recubren una unión ósea o bien están sujetos a ella. El término "raquis" podría emplearse para designar, de manera más amplia que el de "columna vertebral", un conjunto de estructuras óseas, cartilaginosas y de ligamentos. Las 24 vértebras, prolongadas prolongadas en la base del raquis por el sacro y el cóccix, están separadas por los discos fibro cartilaginosos. En el plano estructural, no se deben separar como elementos completamente distintos las vértebras y los discos, ya que forman una unidad. Por otro lado, en un cuerpo armonioso, el raquis más que soportar el peso, lo distribuye y equilibra. De manera semejante a como la estaca asegura el equilibrio espacial apropiado entre los dos lados de una tienda, sin tener que soportar por ello todo el peso de la tienda, la columna vertebral mantiene el equilibrio entre las estructuras musculares y fibrosas situadas a uno y otro lado. Así pues, se pueden reconocer tres funciones del raquis: -soporta en parte el peso de la cabeza y del tronco. -reparte ese peso. -protege la médula espinal. El raquis describe cuatro curvaturas. Dos de ellas (la dorsal y la sacra) son convexas hacia atrás, y constituyen lo que se llama ''cifosis''. Son patológicas sólo en el caso de ser excesivas. Las otras dos (la cervical y la lumbar), cóncavas hacia atrás, se llaman "lordosis". La curvatura dorsal recibe el nombre de "primaria": es un resto de la forma que tenía el raquis del feto, convexo globalmente hacia atrás. En ella los discos invertebrados e incluso las vértebras han permanecido, más finos en su porción anterior. El niño, conforme se desarrolla, endereza la cabeza para poder mirar delante suyo; luego endereza el tronco para mantenerse de pie. De este modo se forman las curvaturas cervical y lumbar. Respecto a ellas se habla de curvaturas secundarias. A esos niveles, la parte anterior de los discos se ha vuelto más espesa, en cambio las vértebras conservan el paralelismo entre sus caras superiores e inferiores. A nivel lumbar, los discos intervertebrales son netamente más espesos que en la columna dorsal. Lo cual asegura a la columna lumbar una mayor movilidad, tanto más cuanto las costillas obstaculizan también las posibilidades de movimiento del raquis dorsal. De lo dicho se desprende que, en el caso de querer reducir (o acentuar) la importancia de las curvaturas raquídeas, habrá que actuar en primer lugar sobre las dos curvaturas secundarias, la lumbar y la cervical, dado que son las más fácilmente modificables. En patología, junto a las exageraciones de las lordosis y cifosis normales, se encuentra con frecuencia escoliosis. Las verdaderas escoliosis asocían la inclinación lateral y la rotación de varias vértebras superpuestas: cuando se hallan a nivel dorsal, la rotación simultánea de las costillas puede llegar a dar apariencia de una "giba". 2. LAS ESTRUCTURAS DE LOS ELEMENTOS DE BASE DEL RAQUIS LA VERTEBRA La triple función de la columna vertebral queda asegurada mediante los elementos que constituyen las vértebras. El cuerpo vertebral asegura la función de sostén del peso. Más o menos constituye la mitad del volumen de la vértebra. Se sitúa en la parte anterior de ella. El arco posterior constituye el canal óseo que protege la médula espinal. En la epoca del desarrollo fetal se forma de un modo más lento que el cuerpo. El papel de repartición de tensiones se asegura mediante los últimos elementos vertebrales que alcanzan su forma definitiva, o sea, las distintas "apófisis", que se van modelando según las etapas del desarrollo motor del bebé. Las apófisis articulares son cuatro en cada vértebra, dos superiores y dos inferiores. Vértebra tipo Sus facetas, medios de articulación entre dos vértebras superpuestas, impiden que estas vertebras se deslicen una sobre otra al azar. Según su situación en la columna vertebral, las facetas están orientadas de modo distinto, determinando así los movimientos posibles a cada nivel. Las apófisis espinosas (para atrás) y transversales (a los lados) son los puntos de sujeción de los músculos que permiten erguir y estirar el tronco. EL DISCO INTERVERTEBRAL Los discos constituyen la cuarta o quinta parte de la estructura raquídea. Situados entre cada cuerpo vertebral, están hechos de fibrocartílago según el siguiente esquema: El centro del disco, llamado núcleo pulposo, es relativamente blando, en particular al principio de la vida. Está rodeado y protegido por un tejido fibroso, el anillo fibroso, fibrocartílago resistente que se entrecruza con las estructuras que bordean el cuerpo vertebral. Con la edad, también el núcleo se vuelve fibrocartilaginoso. De ello resulta una disminución de la movilidad, y más todavía dado que dicho fenómeno viene acompañado de una reducción del porcentaje de agua contenida en el disco. Para que los discos Disco intervertebral mantengan la mayor elasticidad, posible, resulta de capital importancia, en efecto, una buena hidratación de los mismos. De aquí la importancia de absorber todos los días una cantidad suficiente de líquido. Son igualmente importantes los ejercicios de flexión y enderezamiento del raquis, puesto que juegan el papel de bombas que hacen más intenso el aporte sanguíneo de alimentos y oxígeno a los discos. El hecho de que el disco sea menos espeso al final del día se debe a que pierde fluidos durante el curso de la jornada. El núcleo se considera como el elemento esencial de soporte del peso a nivel del disco. Su posición no es del todo central y varía según los estratos de la columna. A nivel lumbar se extiende más para atrás. Normalmente, el núcleo se desplaza hacia adelante cuando la columna se dobla para atrás, hacia atrás en las flexiones para adelante o bien lateralmente en las inclinaciones de costado. LOS MEDIOS DE UNIÓN ENTRE LAS VERTEBRAS Además de los discos y formando una especia de unidad estructural, con la vértebra, existe toda una serie de ligamentos que unen los cuerpos vertebrales, las láminas y las apófisis espinosas y transversales. El gran ligamento vertebral común posterior, que pasa por detrás de los cuerpos vertebrales, se rompe con facilidad, debido a su relativa mala fijación en los cuerpos y los discos. Esta es una de las razones de la mayor frecuencia de hernias discales posteriores. Dicho ligamento se pone en tensión sobre todo en flexiones hacia adelante muy forzadas. Los músculos, de los cuales vamos a hablar más adelante, también constituyen ciertamente un elemento mayor de la estabilidad del raquis. MECANISMO DE LA HERNIA DISCAL Cuando el disco se ha vuelto frágil, por ejemplo, como consecuencia de una hiperpresión ejercida sobre él durante años, un falso movimiento o un esfuerzo demasiado intenso puede desplazar el núcleo más allá de su posición normal, haciendo que se encuentre emergiendo fuera del contorno normal del disco. En los jóvenes, la elasticidad del anillo permite con frecuencia la vuelta del núcleo a su lugar habitual. Con la edad, el fibrocartílago se seca y sus fibras pueden llegar a separarse, permitiendo al núcleo permanecer corno un bulto. De este modo se produce una hernia discal. Las mas de las veces el núcleo hace un bulto hacia atrás, capaz de comprimir la médula espinal. A menudo, las raíces nerviosas que salen de la médula en el lugar afectado se hallan comprimidas, lo cual produce toda una serie de transtornos: dolores, transtornos sensitivos o motores... Lo más común es que el afectado sea un disco lumbar. El mecanismo habitual es el siguiente: después de una flexión hacia adelante demasiado importante, con mayor razón si se trata de levantar un objeto, uno se endereza demasiado rápidamente. Durante la flexión hacia adelante el núcleo se ha desplazado, hacia atrás. El espacio entre las dos vértebras que rodean el disco se ha entreabierto tanto más hacia atrás cuanto se ha forzado la flexión hacia adelante. Además la presión sobre el disco ha sido más importante por el hecho de sostener un peso. Al enderezarse rápidamente, el núcleo es cogido en el cepo hacia atrás, de modo que las fibras del anillo y del ligamento lo dejan emerger. Por eso en caso de fragilidad discal conocida, se aconseja: evitar en la vida corriente las flexiones hacia adelante con las piernas tensas. Una ligéra flexión de las rodillas disminuye la intensidad del estiramiento lumbar. Esto tiene su aplicación en la práctica del yoga, en la que será preferible, naturalmente, doblar ligeramente las rodillas en posturas como las siguientes. Padangusthasana Paschimottanasana Levantar un peso a partir de la posición en cuclillas mejor que con las piernas tensas. El levantar en vilo es, en efecto, mucho menos importante en este caso. Por otro lado, las piernas comparten mucho más con la espalda la carga suplementaria. Evitar los enderezamientos bruscos. Así, en la práctica del yoga, los movimientos lentos reducen el riesgo que, conllevan para los discos las flexiones forzadas hacia adelante. Se ha constatado que, el exceso de rigidez de los músculos de la espalda hace más frágiles los discos favoreciendo una hiperpresión a su nivel. Así pues, resulta muy deseable el estiramiento -progresivo- de la parte posterior del cuerpo, asociado a su buena tonicidad. 3. LOS MOVIMIENTOS DEL RAQUIS RECAPITULACIÓN DE LOS DISTINTOS MOVIMIENTOS POSIBLES A ESTE NIVEL -La flexión es el movimiento mediante el cual el raquis se inclina hacia adelante. La extensión es el movimiento mediante el cual el raquis se inclina hacia atrás. -Las inclinaciones laterales pueden hacerse hacia la derecha o bien hacia la izquierda. -Lo mismo que los movimientos de rotación alrededor del eje longitudinal. -Se da además, una posibilidad de movimiento de erección: el raquis puede estirarse hacia arriba mediante la reducción de las curvaturas. Cada estrato de la columna vertebral presenta particularidades de estructura que explican las diferencias de movilidad. Las principales diferencias entre los estratos raquídeos se refieren a: -la talla del cuerpo vertebral, que aumenta de las cervicales a las lumbares, -la orientación de las superficies de las apófisis articulares, -la orientación de las apófisis espinosas, -el espesor del disco intervertebral, que crece de las dorsales a las lumbares. Así pues: en la región cervical, se pueden observar cuatro grandes tipos de vértebras: C1 o atlas, lisa, se ajusta a C2 o axis, como un anillo se ajusta a su dedo. Lo cual nos permite volver la cabeza sin necesidad de implicar en ese movimiento el resto del cuello y los hombros. C2 representa, en efecto, una apófisis en forma de diente, dirigida verticalmente hacia arriba como pivote de los movimientos de rotación. Basta la mínima modificación en la articulación de estas dos vértebras para que la amplitud de dichos movimientos se vuelva limitada. De C3 a C6 las vértebras son más sencillas y próximas a la vértebra tipo. Ahí las apófisis espinosas son oblicuas hacia abajo, lo cual protege contra los peligros de una hiperextensión. La orientación de las apófisis articulares hace que los movimientos de rotación e inclinación lateral del cuello resulten siempre acoplados. En la flexión hacia adelante, la curvatura cervical puede invertirse. Globalmente, la movilidad del raquis cervical es importante en particular en las rotaciones (que se sitúan sobre todo entre C1 y C2). C7 asegura la transición al raquis dorsal. Su apófisis espinosa es claramente más larga y se percibe al tacto como saliente en relación con las que se encuentran más arriba y más abajo. Es ahí que puede encontrarse la "joroba de bisonte", cuando el tejido fibroso y graso se acumula enfrente. En la región dorsal, un par de costillas se fija a cada uno de los segmentos vertebrales, constituyendo de este modo la caja torácica. Los cuerpos vertebrales aparecen cada vez más voluminosos a medida que se desciende hacia la región lumbar. Su forma también varía. La orientación de las apófisis articulares limita grandemente los movimientos de flexión-extensión, de manera semejante a como la fuerte inclinación de las espinosas limita la hiperextensión. En este sentido, el raquis dorsal, y en particular los segmentos de los que parte la inervación cardíaca, resulta protegido de los daños que podrían producirle movimientos locales excesivos. Sin embargo, las vértebras que aseguran la conexión con los demás estratos del raquis poseen una forma distinta que permite mayor movilidad en este sentido. Este es el caso de D1 y, sobre todo, de D12, vértebra-bisagra, a cuyo alrededor se producen los movimientos de flexión-extensión del tronco. Por esto en esta última vértebra son más frecuentes que en ninguna otra parte del raquis las fracturas por compresión del cuerpo vertebral o desgarramiento de la apófisis espinosa. Al contrario, la bisagra D12-L1 constituye la parte de la columna vertebral en la que los movimientos de rotación son mínimos, prácticamente nulos. A nivel dorsal, aunque algo menos que a nivel cervical, la inclinación lateral tiene tendencia a ir acompañada de un elemento inevitable de rotación. A nivel lumbar se encuentra una estructura más pesada, cuya tarea principal consiste en soportar el peso. Aquí las apófisis espinosas y transvesas son casi horizontales. A sus niveles están conectados diversos músculos sólidos, cuyo equilibrio de acción asegura la buena posición del raquis lumbar. L3 en particular tiene un arco posterior más desarrollado, dado que esta vértebra constituye un enlace para la inserción de músculos importantes. Los movimientos de rotación son particularmente débiles, los de flexión-extensión poseen buena amplitud. En principio, en una flexión completa, la curvatura lumbar se invierte. La inclinación lateral es moderadamente posible, excepto a nivel de L5-S1, donde resulta prácticamente nula. APLICACION A CIERTAS POSTURAS DE YOGA Las posturas representadas aquí permiten observar la extensión de posibilidades del raquis: - Dos posturas ilustran la amplitud de movimientos que puede realizar el conjunto del raquis en flexión -extensión. - En la postura de máxima extensión, el desplazamiento tiene lugar sobre todo a nivel cervical y lumbar. La columna dorsal se limita a borrar su cifosis. La extensión empieza a ampliarse en la bisagra dorso-lumbar. - En la postura de flexión hacia adelante están particularmente implicados el raquis lumbar y la bisagra dorso-lumbar. La lordosis lumbar desaparece. La columna dorsal presenta una ligera acentuación de su cifosis natural. En el dibujo el raquis cervical permanece extendido. En cambio, se encontraría reducido si en lugar del mentón se hubiese puesto la frente sobre los miembros inferiores. Muchos otros elementos habría que analizar a propósito de esas dos posturas extremas, entre otros lo que ocurre a nivel de pelvis, caderas y hombros junto con los grupos musculares puestos en juego. -La postura sentada, tronco vertical, ilustra el equilibrio perfecto que puede alcanzar el raquis como eje del cuerpo. Laurence Maman
Bidala Namaskar ol saludo del gato -creado por Swami Maitreyananda- es uno de las series más usadas y conocidas dentro de los distintos saludos del Purna Yoga Integral. Es frecuentemente utilizado dentro de los estilos de Yoga más terapeuticos por sus gran beneficio para la columna vertebral. BENEFICIOS El principal beneficio del saludo al gato es la flexibilidad que otorga a la columna vertebral: hacia los costados, lateralares, de flexión, retroflexión, torsión y giro. Al ser una serie que utiliza muchas variantes de brazos y pierna también otorga movilidad a las extremidades. PRECAUCIONES Por ser una serie en la cual uno debe sostener la postura del gato, se debe tener precaución con aquellas personas que tengan problemas en sus rodillas y/o en sus muñecas. Video: Escuela Internacional de Yoga Integral Otros relacionados: Namaskar o saludos a... Indica Asanas/posturas bibliografia
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En lo más profundo de nuestro cuerpo se encuentra el psoas, un pequeño músculo que conecta la parte superior e inferior del cuerpo. Aprender a relajarlo, por lo tanto, ayuda a ganar una mayor estabilidad. El cuerpo presenta una serie de capas o niveles: primero la piel, luego los músculos, después los órganos y, finalmente, el esqueleto. Sin embargo, hay algunas excepciones. Por ejemplo, las costillas y el cráneo: unos huesos que cubren y protegen órganos, en vez de ser su soporte central. El psoas es una excepción similar: es un músculo que se encuentra en lo más profundo del centro mismo del cuerpo humano, entre los intestinos y la columna vertebral. Este músculo actúa como una especie de puente colgante entre el tronco y las piernas, transfiriendo el peso de arriba abajo y transmitiendo flujos energéticos en ambas direcciones. Al mismo tiempo, un psoas sano realiza una función de estabilización de la columna vertebral. Por otro lado, el psoas también actúa como soporte interno del abdomen, una especie de “repisa” en diagonal sobre la que se asientan los órganos vitales de esta zona. Este músculo interno, además, actúa en armonía con el diafragma, vinculando los ritmos del movimiento del cuerpo con los ritmos respiratorios, y entre ambos realizan un continuo masaje sobre la columna vertebral, los órganos, los vasos sanguíneos y los nervios del tronco, estimulando el movimiento de los fluidos por todo el cuerpo, a modo de bomba hidráulica. Sentirse centrado El psoas es, pues, el eje físico de un cuerpo equilibrado y estable. Es un músculo vital en todo movimiento que implique equilibrio, rotación del tronco y de las piernas y en definitiva, cualquier movimiento general del cuerpo. Por eso, los movimientos inadecuados y las malas posturas tienden a forzar el funcionamiento del psoas, por ejemplo en una actividad motora aparentemente tan sencilla como caminar. Muchos de nosotros pensamos erróneamente que el movimiento de las piernas empiezan en la cintura, es decir, que el tronco acaba donde empieza la cadera. Sin embargo, estructuralmente las piernas empiezan en las articulaciones del fémur con la cadera, y para que el cuerpo mantenga un equilibrio armónico es necesario que la pelvis funcione como parte del tronco y no como parte de las piernas. Si al caminar movemos la pelvis como si fuera parte de las piernas, en un contoneo excesivo o empujándola hacia delante o hacia atrás, el psoas se verá obligado a realizar una tensión antinatural para proteger y estabilizar la columna vertebral. El psoas puede tensarse en muchas situaciones diferentes, ya que es capaz de contraerse o relajarse de forma independiente, en cada unión vertebral. Pero si este músculo se usa constantemente para corregir la estabilidad interna, al cabo del tiempo puede empezar a perder flexibilidad y a acortarse de forma crónica. Y una contracción o endurecimiento crónico del psoas conlleva una serie de problemas, porque hace que otros músculos del abdomen y de la espalda se vean obligados a compensar el equilibrio y empiecen a endurecerse también. Por ejemplo: los huesos pélvicos tienden a adelantarse, disminuyendo la distancia entre las crestas ilíacas y las piernas, comprimiendo la cabeza del fémur en su articulación. Esta compresión hace que los muslos se desarrollen excesivamente y el fémur pierde capacidad de rotación, un movimiento que es asumido por las rodillas y la espina lumbar. Estos trastornos pueden provocar, a la larga, lesiones crónicas en la espalda, la cabeza del fémur o las rodillas. El corazón de las emociones Con un abdomen habitualmente en tensión y comprimido, una vitalidad disminuida y una respiración alterada, es comprensible que la atrofia del psoas conlleve alteraciones emocionales. Puede que mucha de esa ansiedad que nos atenaza, o parte de esa apatía crónica que nos oprime esté relacionada con un psoas inhibido. Igualmente, la sensación permanente de inseguridad que algunas personas experimentan puede estar directamente conectada con el sobreesfuerzo continuo por mantener el equilibrio del esqueleto. Además, el complejo de músculos iliopsoas está íntimamente conectado con la atávica reacción de “lucha-huida” que permite a los animales defenderse en una situación de peligro, cuando deben enfrentarse a un agente externo. Tanto si nos encogemos en una posición fetal protectora, como si saltamos desde el suelo para correr, el psoas es el corazón de los músculos implicados, el primero en reaccionar. Por ello, un psoas crónicamente contraído está enviando al resto del cuerpo, lo que afecta al sistema nervioso, agota a las glándulas suprarrenales y debilita el sistema inmunitario. Si nos sentimos agresivos a menudo, y sin razón aparente, es posible que una atrofia del psoas tenga mucho que ver. Al relajar el psoas, debemos desarrollar la confianza en el equilibrio de nuestro esqueleto, en vez de buscar el equilibrio mediante tensiones musculares. Un cuerpo relajado sostiene su peso de manera natural sobre su propia estructura ósea: los músculos están para mover los huesos, no para apuntalar el peso del cuerpo. Cuando aprendemos a repartir el peso sobre el esqueleto y a sostenerlo sin esfuerzo, la sensación se traduce en una actitud emocional de seguridad y equilibrio. Las articulaciones devienen sutiles nodos de fluir energético, dando a todo movimiento una sensación de continuidad y armonía. Inestabilidad pasajera Sin embargo, liberar el psoas, al principio puede ser problemático. Al intentar “dejar ir” los huesos y relajar la musculatura, puede invadirnos una sensación de vértigo. Acostumbrados a sostenernos mediante contrafuerzas musculares, hemos perdido la confianza en nuestra estructura ósea, y podemos creer que nos vamos a desmoronar. Los primeros ejercicios de relajación pueden dar una primera impresión de inestabilidad, que es pasajera. Asimismo, una vez que hayamos aprendido a sentir nuestros músculos iliopsoas, y empecemos a relajarlos, podremos atravesar una etapa de emociones confusas. Es normal, ya que la atrofia del psoas suele estar relacionada con problemas emocionales, y para liberar este músculo, como en cualquier tratamiento o cura, primero hay que abandonar los viejos esquemas y depurar los elementos dañinos, permitiendo que afloren. Con el tiempo, la consciencia y el cuidado de los iliopsoas nos conducirá a mejorar tanto la salud física, como la emocional. Fuente: saludablemente.es Posturas que trabajan el Psoas: -Thola Bhujangasana o cobra aérea (También conocido en otras escuelas como Urdhva Mukha Svanasana) trabaja el Psoas Mayor. -Bhrigasana o postura del escarabajo. Lo puede realizar primero con una pierna y luego con la otra. -Chandrasana o postura de la Luna. Otros relacionados: Índice asanas/posturas
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