¿Qué tienes de tu mamá? ¿Color de ojos o forma de cara? ¿Y de tu papá? ¿Pelo o una sonrisa? Los protagonistas de nuestra colección, al parecer, estarían cansados de enumerar. Algunos tienen las características más brillantes, y otros son una copia de los padres. No hay nada sorprendente en el hecho de que nos parezcamos a nuestros familiares, pero no nos cansamos de admirar cuán cuidadosamente los genes hacen su trabajo.