No me quiero hacer la chula, pero a veces me gusta pensar . Pero no pensar en cualquier cosa, cuando me vienen a la cabeza cosas en las que pensar que me horrorizan y me indignan, leo . Y cuando me vienen cosas como que necesito pijamas o que en la nevera todo lo que hay es de color verde, también leo . Leo para pensar en otras . En lo importante . También leo para tener otras vidas, conocer a gente que es mas real que la que me cruzo a diario, vivir en otras ciudades, sentir dentro de otra piel . Y que alguien me cuente una historia nueva . Cuando todo esto se junta, es un tipo de felicidad. Pues esto se ha juntado en el último libro de Marian Izaguirre "Los pasos que nos separan " Me ha parecido como un helado de limón que solo pides una bola y mientras te la comes despacito y chupando mucho rato la cuchara con los ojos en modo búho y pensando, te arrepientes de no hacer pedido tres bolas ( joé, si te las van a cobrar ) para que dure el momento . He sido joven y vieja, he paseado por Trieste, que no lo conocía, he reconocido el amor de los dos hombres que pasean de la mano por la playa, he sentido el miedo a la soledad y la certeza de que aunque siempre estamos un poco solos, también, siempre hay en el mundo alguien para el otro poco . Y sobre todo he pensado. He pensado en la culpa, en el silencio inútil, y en las renuncias que se hacen por amor Y en que si algo no quiero perder cuando me haga mayor ( siiiiiiiii, más) no tiene nada que ver con la cintura y eso, no quiero perder la valentia de mirar para atrás y para adentro . Ni de la ilusión de convertir en bonito o justo lo vivido .