A veces sucede. La trama te pone en aprietos, te ves acorralado y no sabes cómo resolver el lío argumental en el que te has metido. Acabas de estropear la trama. Hacer las cosas bien significa replantear algunos de los elementos de la trama. Pero eso implica tiempo y esfuerzo, volver a escribir algunas escenas o alterar el carácter de algunos personajes. La comodidad (o la vaguería) te dicta entonces la mala idea de hacer que los personajes actúen de una manera irracional o, aún peor, inverosímil. Tratas de calzar esa incongruencia de manera más o menos hábil y cruzas