Uno de los bocados más populares dentro del amplio repertorio de tapeo andaluz es, sin duda alguna, la carne con tomate. También es típica de Toledo aunque aquí le llaman Carcamusas, pero es un guiso que tiene algunos detalles diferentes a la receta que hoy os traemos. Pero volviendo a la receta andaluza, algunas veces nos hemos encontrado con que muchos bares de la misma zona te ofrecen este aperitivo, y las razones sólo pueden ser tres, es un bocado rico, a la gente le gusta para acompañar la cervecita y es una tapa económica. Bien es cierto que muchas veces esta tapa no alcanza toda la calidad que a uno le gustaría, y piensas, con lo rico que está y lo fácil que es prepararlo ¿por qué no lo hacemos en casa? Pues lo hicimos en casa por primera vez, ya que no lo habíamos preparado antes, y efectivamente fue en casa dónde alcanzamos la máxima expresión de calidad. Así que aquí os la traemos, esperamos que os guste. Pues por muy fácil que sea cometimos un error que por otro lado es totalmente subsanable, os lo queremos comentar. También nos ha pasado en alguna ocasión con otros guisos, y es que nos quedamos cortos con la proporción de tomate y espesamos las salsas perdiendo esa jugosidad buscada. Cuando nos dieron la receta nos hablaban de una cantidad de tomate de lata triturado y lo que hicimos fue igualarla con natural. Craso error. Estas conservas de tomate triturado o entero-pelado son muy ricas en agua debido a que utilizan tomates muy maduros e incluso agua residual del escaldado previo, y al final, nos encontramos con una especie de salsa muy líquida muy distinta a la que nos proporciona el tomate rallado de un tomate maduro sin más. ¿Como solucionamos esto? Pues simplemente utilizando un poco de caldo o agua o tapando la cazuela cuando nos dispongamos a cocer la misma, es decir, si hacéis guisos o salsas en los que se utilice (por ejemplo) una lata de 375gr de tomate triturado, o bien usad la misma cantidad de tomates rallados naturales y un 25% más de agua, caldo o vino es decir, 80-100ml de líquido, a no ser que los tomates estén madurísimos y rebosen agua a doquier, o bien cocerlo tapado. Otra opción muy habitual es freír el tomate aparte para que ningún ingrediente del guiso absorba la poca agua que traigan y así hagamos una salsa líquida y mejor frita, pero en este caso ni nos lo planteamos porque todo el mundo cuece la carne con el tomate, y no era de recibo. Por último deciros que sí, es cierto que este plato se hace normalmente con magro de cerdo, aunque a nuestro gusto queda más rico con jamón de cerdo. Pero que duda cabe que como más tierno y magro queda queda es con el solomillo, y es que en este caso hablamos de poco euros más. Para que os hagáis una idea el solomillo de cerdo blanco no suele costar más de 10€ el kilo, y dos solomillos de medio kilo cada uno dan de comer a cuatro personas si estos se guarnecen muy bien. Lógicamente vosotros haréis en casa una carne con tomate ligeramente diferente, con algunos ingredientes más o algunos ingredientes menos, es lógico, hablamos de un plato tan popular que admite muy bien todo lo que uno le quiera añadir. Pero a nosotros nos encanta esta versión, si os animáis a prepararla, lo dicho, esperamos que os guste. Vamos con la receta. Para 4 personas, 2 solomillos de cerdo hermosos (1 kilo), 2 kilos de tomates maduros, 1/2 pimiento rojo, 1/2 pimiento verde, 1 cebolla mediana, 2-3 dientes de ajo, 1 cda. de azúcar (usamos moreno), 150ml de vino blanco (usamos crianza joven que le da mejor color y sabor a la salsa), 200ml de agua o caldo de verduras (no añadáis esto si usáis pulpa de tomate en conserva), pimienta, aceite de oliva virgen extra, 1 hoja de laurel, 1 cdta. de tomillo en polvo (opcional) y sal. Tan fácil como desgrasar bien el solomillo o el magro, y cortarlo en porciones medianas. Cortar la verdura como veis. Echamos 1/4 de vaso de aceite de oliva en una cazuela baja y marcamos la carne a fuego fuerte sin sal. Cuando vaya dorando echaremos la sal, el laurel, la pimienta y el tomillo. Una vez haya dorado por todos lados echaremos las verduras que teníamos reservadas y dejamos cocinar 10 minutos a fuego bajo con otro poco de sal. Subimos el fuego, añadimos el vino, removemos y dejamos evaporar el alcohol unos minutos. Si usáis un vino reserva os dará mucho sabor, demasiado, y si el vino es muy grueso os teñirá la carne. También podéis añadir vino rosado o blanco, lo que gustéis. Echamos el tomate, la sal y el azúcar. Aquí podéis ver claramente que el tomate no guarda la misma textura que el de lata :) Tapamos y dejamos cocer 20 minutos a fuego suave o hasta que la carne esté tierna. Cuando transcurra ese tiempo echaremos el agua o el caldo, que es lo que no hicimos, y volveremos a tapar para cocer 5-10 minutos más. Aquí el aspecto de nuestro guiso al día siguiente, escasillo de salsa. Calentamos, freímos una patatas y un huevo. ¡Y voilá!, imprescindible abundante pan. Salud y feliz semana.