Cocido madrileño... el de mi casa El tiempo desapacible ha comenzado a notarse y de qué manera, hasta hace pocos semanas estábamos en manga de camisa disfrutando de un verano prolongado y de golpe y porrazo otra vez nos amenaza la lluvia y el frío, o lo que es lo mismo, la dana, palabreja ésta totalmente desconocida para mi y que de un mes a esta parte, está presente en todos los informativos para hablar de la gota fría. Pero volviendo a la cocina, estos días apetece especialmente platos de cuchara, en mi casa los domingos suelo cocinar este tipo de recetas que me gusta hacerlas a fuego lento, además como en este caso, cuando hago cocido madrileño, aprovecho para juntar a toda mi familia alrededor de un buen plato de garbanzos. Hablar de cocido es hablar junto a los callos del plato más representativo de Madrid, su ingrediente principal son los garbanzos que comparten protagonismo con las verduras y las distintos tipos de carnes, ternera, cerdo o aves. La forma mas clásica de servirlo es en tres partes y por separado, por un lado primero se sirve la sopa, resultante de la cocción de todos los ingredientes, a continuación los garbanzos con las verduras y las patatas y por último la carne. El cocido madrileño al parecer comparte su origen humilde con el montañés o el maragato, a diferencia en éste último, se comienza con las viandas, es decir las carnes, le siguen después los garbanzos con las verduras y la sopa queda para el final. IMPRIMIR INGREDIENTES (6 Personas) 400 g. Garbanzos castellanos 800 g. Morcillo de ternera 1 Hueso de jamón 2 Huesos de rodilla 2 Hueso de caña 1 Cuarto de pollo 1 Trozo tocino 1 Punta de jamón 3 Chorizos frescos 3 Patatas pequeñas 2 Zanahorias 1 Nabo Fideos de cabellín 1 Repollo pequeño 2 Huesos de espinazo ELABORACIÓN La víspera ponemos a remojo los garbanzos con agua caliente y un puñado de sal. Al día siguiente, escurrimos los garbanzos y los volvemos a lavar con agua caliente para eliminar cualquier resto de sal. En una cazuela profunda y partiendo de agua fría ponemos las distintas carnes, es decir, el morcillo, la punta de jamón, los huesos de rodilla y de caña, el pollo y el tocino. Cuando el agua se empiece a calentar pero antes de que hierva añadimos los garbanzos. Retiramos la espuma a medida que se va formando y dejamos cocer a fuego medio bajo alrededor de tres o hasta que los garbanzos estén tiernos. Mientras en una cazuela aparte cocemos el repollo con los huesos de espinazo y los chorizos. A media cocción añadimos las patatas enteras, las zanahorias y el nabo a la cazuela de los garbanzos y continuamos cocinando. Comprobamos que los garbanzos estén tiernos, rehogamos el repollo, colamos el caldo y hacemos una sopa añadiendo los fideos de cabellín. Servimos la sopa por un lado, los garbanzos los colocamos en una bandeja junto con las patatas y las zanahorias y las carnes las troceamos junto con los chorizos y presentamos en otra fuente aparte. Cada vez que preparo un cocido madrileño, un potaje o una fabada cualquier otro guiso de cuchara, recuerdo a mi madre y los interminables ratos junto a ella viéndola cocinar y aunque por el ritmo de vida no siempre me es posible cocinar como me gustaría, a fuego lento y al ritmo del chup-chup, aprovecho cualquier ocasión para hacerlo. Espero que os haya gustado y nos vemos pronto.