Este pasado domingo, decidí proponer la Ruta Alicante Elche. Mi intención era un ritmo suave y constante para que patinadores usuales de las rutas más sencillas se enfrentarán a este reto. En esta ocasión para la ida fuimos cuatro patinadores para la ida. Uno de los miembros del grupo inicial era un total desconocido. Cuando organizas eventos de patinaje, los desconocidos es un riesgo a tener en cuenta, ya que en la mayor parte de los casos no estan preparados físicamente para afrontar la jornada. Nada más ver a nuestro nuevo amigo me temí lo peor, le explique en que consistía la jornada y una vez superada las primeras barreras nos adaptamos para conseguir su mejor rendimiento, Todos los integrantes del grupo consiguieron el objetivo principal llegar a Elche. En la estación nuestro nuevo amigo satisfecho de lograr el reto decide volver en tren, el resto esperamos a dos amigos que habían salido desde Alicante más tarde y nos juntamos todos con nuestros amigos patinadores ilicitanos. Con nuestros amigos de Elche, disfrutamos de un rato en una terraza tomando refrescos y hablando de próximas quedadas. Sobre las una nos despedimos para retomar nuestra vuelta a casa, en esta ocasión el grupo lo conforma cinco integrantes. Los primeros diez kilómetros intentamos mantener el pelotón unido para que los menos diestros sufran a cusa del fuerte viento que se ha levantado. En estas circunstancias mantener el pelotón unido es una utopia, no obstante todos los que afrontaron la vuelta lo hicieron dignamente, me siento muy orgulloso de la fuerza de voluntad mostrada. Los últimos diez kilómetros hasta nuestro destino, son llanos con un firme perfecto para patinar. Aprovechamos las circunstancias para entrenar ir en tándem, coordinar nuestro ritmo y la zancada de patinaje. Cada equis kilómetros realizamos una parada para reagrupar así hasta que finalizamos la ruta. Lo más bonito de estos días es ver personas que ponen a prueba sus límites físicos y terminan satisfechos con ganas de afrontar nuevos retos