Sus callejuelas empedradas, sus casas con entramados de madera, sus canales y puentes... El ambiente de esta ciudad francesa es una constante invitación al romance, pero mucho más en febrero, porque celebra por todo lo alto San Valentín con una sorprendente y poética programación que llega a todos sus rincones. Es buen momento para escaparnos y dejarnos cautivar por ella.