El Rey Salomón tenía muchas esposas y muchas concubinas, pero sólo hubo una mujer a cuyos piés se postró: la reina de Saba. Y no era ni esposa ni concubina, era su amada. De modo que él le ofreció todo cuanto ella le pidió y mucho más. A cambio ella se ofreció a sí misma. Y su éxtasis no conoció límites y el amor que sentían nunca los traicionó. La Reina de Saba era encantadora, espléndida y sorprendente e inspiró al Rey Salomón para crear el poema de amor más apasionado jamás escrito: "El Cantar de los Cantares". La Reina de Saba era una mujer muy lista (usaba todas las armas femeninas) y consiguió lo que miles de mujeres no son capaces de conseguir. Poner a sus pies al rey bíblico más poderoso y sonrió hasta el final. Pero, ¿cómo lo logró? Mostrando su fuerte y glorioso YO auténtico, el igual a Salomón, la pareja del Rey. Ella lo sabía, él lo sabía y de forma sutil pero infalible ella jamás permitió que lo olvidara. Fue la primera mujer que no se doblegó ante él. Ella sabía quién debía recibir adoración. Así que lo miró a los ojos, le dedicó una sabia y astuta sonrisa y se dio la vuelta para alejarse entre contoneos a esperar las ofrendas de amor. Dejó que Salomón le diera todo lo que quería y mucho, mucho más, incluso antes que ella se entregara a él. ¿Por qué? La reina de Saba sabía la felicidad que podía aportar a la vida de Salomón. Quería ver si se merecía su amor. Deseaba saber hasta qué punto él podía intensificar su vida, antes de permitirle entrar en ella. Ella anhelaba una alma gemela; quería un compañero que la considerara una igual en todos los aspectos, intelectual, emocional y apasionadamente. Había estado sola durante mucho tiempo, pero seguía siendo la Reina de Saba y no se conformaría con uno menos que un igual. Sabía que para una mujer, había algo peor que estar sola: tener un compañero que no te merece y no saberlo. ¿Estaba Salomón a su altura? Fuera Rey o no, debía ponerlo a prueba. Era una mujer muy generosa, sin embargo, ella no quería regalos materiales de Salomón, pues ya lo tenía todo. Quería ver si el hombre más sabio del mundo sabía lo que una mujer quería en realidad: regalos envueltos en sensibilidad. Amor incondicional, desinterés, apoyo, lealtad, entusiasmo, atención, cuidados, dedicación, pasión, constancia, cariño, primacía emocional. Estas eran las ofrendas de amor dignas de una Reina. En el momento en que el rey se fijó en ella supo que no había otra mujer igual en todo el mundo. Y, en calidad de hombre, y no sólo como rey, quería que ella fuera para él, y sólo para él. Y como él era un igual, sabía lo que tenía que hacer aunque no lo hubiera hecho nunca. Debería abrirle su corazón y anteponer la felicidad y el bienestar de la reina a los suyos, en cualquier situación. Tendría que descubrir qué le encantaba a ella para poder satisfacerla. Salomón sabía que él estaba a la misma altura apasionada y generosa de la reina, y así lo demostraría. Para aquellas de nosotras que buscamos algo más, reflexionar sobre los regalos considerables, talentos y la sabiduría de la reina de Saba puede ser una provechosa fuente de inspiración. Ella sabía que cuando un hombre nuevo entra en tu vida- ya sea rey o carpintero- si no coincide con tu generosidad de espíritu ni cubre tus necesidades emocionales, nunca seréis felices. Cuando tú misma has construido una base sobre una conciencia de abundancia (y con suerte a estas alturas ya estás muy adelantada), y el objeto de tu afecto (ya lo conozca desde hace una semana o haya estado casada con él veinte años) tiene como base la carencia, los dos siempre os sentiréis frustrados y chocaréis constantemente. No importa nada más. Ni vuestro signo del zodíaco ni la forma en que te hace reír, ni los besos que hacen que te desvanezcas. Si ambos no sois generosos, abiertos y dos iguales en el plano emocional, siempre tendrás la impresión de que no recibes el amor que te mereces, y tendrás razón. Mi devoción por la Reina de Saba se intensificó un día que oí una conversación entre dos mujeres detrás de un mostrador de una tienda. Me pareció muy instructiva. Estaba esperando a que me atendieran, pero quedé tan atrapada en la discusión sobre los sufrimientos y aflicciones de una tercera mujer, que no quise interrumpir. Parecía que la pareja de su amiga en común era un hombre bruto, que la trataba mal desde el principio. A él querían despellejarlo vivo; a ella querían abofetearla. Ya estaba bien. Menos mal que la paciencia, el amor y la indulgencia de nuestras amigas del alma no van más lejos cuando estamos viviendo un infierno de autodestrucción. Los ángeles no siempre tienen alas. - Sólo quiero agarrarla por los hombros y decirle a gritos; " Deja de ser tan patética y piensa en lo que estás haciendo. Ponte firme con tu pareja. No renuncies a tu trono. Has olvidado tus derechos de nacimiento. Eres la hija de la Reina de Saba". - Desde luego, dijo la otra mujer, no ha nacido el hombre al que permitiría que me tratase de esa manera. - Porque nosotras sabemos que tenemos sangre real. Esa es la verdad, cuando un hombre me pregunta ¿qué quieres de mí?, ¿sabes qué le digo? "Todo lo que tengas", todo lo que tengas y más. Dame todo lo que tengas y yo te diré si me estás dando bastante. Y si no es suficiente te lo haré saber para que me des más. La mujer empezó a reírse y yo también. - Eso es lo que tiene que hacer esa chica, nos está dejando mal a todas las mujeres. El Espíritu nos habla de muy diversas formas. " Las mujeres que se valoran poco hacen la vida más difícil al resto de mujeres". Casi todas las mujeres que conozco padecen, en distintos niveles, déficit congénito de la reina de Saba, un desequilibrio que afecta a la comunicación entre el cerebro y el alma. Entre los síntomas de este déficit figuran la distorsión y la confusión, similares a los que sufren los miembros de las familias reales destronadas que tienen que vivir en el exilio. En otras palabras, son personas que están desorientadas. Aquellas de nosotras que sufrimos esta legendaria enfermedad, que va y viene según nuestro estado de ánimo, según nuestros niveles de confianza en nosotras mismas y nuestra fuerza moral, seguimos olvidándonos de quiénes somos. Colocamos la corona fuera de su lugar. Cuando perdemos el contacto con nuestra auténtica naturaleza, nos resulta imposible crear fronteras que protejan, enriquezcan y mantengan firme nuestro amor propio, que vale su peso en oro. Nos olvidamos de que somos mujeres de primera categoría que intentamos rebajarnos para el resto del mundo con tal de ser aceptadas. Pero si quieres que te admiren, adoren y quieran, deberás resistir. Una cosa está clara, y es que la reina de Saba no sentía repulsión por ella misma. " Lo terrible es fingir que la segunda categoría es la primera categoría. Fingir que no necesitas amor cuando lo necesitas, o que te gusta tu trabajo cuando sabes muy bien que eres capaz de hacer algo mejor. Sólo existe un pecado de verdad, y es convencerse de que la segunda clase no es más que la segunda clase". Y tú no eres de segunda. Tú desciendes de un linaje antiguo y sagrado: el de las hijas de la Reina de Saba. Mantente erguida. Amiga, todavía no ha nacido el hombre cuyo amor merezca abandonar tu TRONO. Sarah Ban Breathnach,"Hacia el alma esencial".
Las Oraciones Más Poderosas y Efectivas del Mundo Para Hacer Todo Tipo de Peticiones.
Makeba, la Reina de Saba, llegó a Sión con un séquito, una caravana de camellos de longitud jamás vista, que cargaban especias y mucho oro y piedras preciosas, todo ello, regalos para el gran Rey Salomón. Acudió a Él sin astucia, pues era una mujer pura y sincera incapaz de fingimiento ni engaño. Cosas como mentiras y falsedades eras desconocida para ella. Y así Makeba confió a Salomón todo cuanto anidaba en su mente y en su corazón y preguntó si contestaría a las preguntas que tenía para él. No eran, como algunos han dicho, acertijos para poner a prueba su sabiduría, sino preguntas del corazón y del Alma. Sus respuestas les permitirían decidir si habían nacido del mismo espíritu y estaban destinados a celebrar juntos el HIEROS-GAMOS. Y no obstante, al final, no necesitó formularle aquellas preguntas. Supo nada más llegar a su presencia y mirarle a los ojos, que era parte de ella, desde el principio hasta el fin de la eternidad. Salomón se quedó impresionado por la belleza y presencia de Makeba y desarmado por su absoluta sinceridad. La sabiduría que vio en sus ojos era un reflejo de la de él y supo al punto que los profetas estaban en lo cierto. Aquí estaba la mujer que era igual a él. Como no podía ser de otra manera, si ella era la otra mitad de su alma? Y así fue cuando Makeba, la Reina de Saba, hubo visto toda la grandeza de Salomón. Todo cuanto había creado su reino y sobre todo la felicidad de sus súbditos, dijo al Rey, eran ciertos los informes que recibí en mi país de tus asuntos y sabiduría, pero no creí dichos informes hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. y he aquí que tu sabiduría y prosperidad sobrepasan la información que me dieron. Dichosos son tus hombres. Dichosos tus súbditos que sin cesar se presentan ante ti y escuchan tu sabiduría. Bendito sea el seños tu Dios que se ha complacido en Ti y te ha sentado en el trono de Israel, te ha hecho un Rey para que puedas dispensar justicia y sabiduría. Y bendito sea el señor tu Dios, que te ha hecho para mí y a mí para ti. y fue entonces cuando la Reina de Saba y el Rey Salomón se unieron en HIEROS - GAMOS, el MATRIMONIO SAGRADO que une a los esposos en un matrimonio espiritual cuyo único fundamento es la ley Divina. La Diosa Makeba se fundió con el Dios de Salomón en la unión más sagrada, la combinación de lo masculino y lo femenino en un solo ser. Por mediación de Salomón y la reina de Saba, ÉL y Asherah SE UNIERON EN CARNE. Permanecieron en la cámara nupcial durante el ciclo completo de una luna, en un lugar de verdad y conciencia, y no permitieron que nada se interpusiera en su unión, y se dice que durante este tiempo les fueron desvelados los secretos del universo. Juntos descubrieron los misterios que Dios compartía con el mundo, PUES QUIEN TENGA OÍDOS, QUE OIGA. Y ni Salomón ni la Reina de Saba se convirtieron en consortes el uno del otro, pues eran iguales, cada uno soberano de sus respectivos "DOMINIOS" Y "DESTINOS". Ambos sabían que llegaría el tiempo en que deberías separarse y regresar a los quehaceres de sus respectivos reinos, de nuevo a la soledad con sabiduría y poder nuevos. Su triunfo y celebración residían EN LO QUE SE HABÍAN APORTADO MUTUAMENTE, con el fin de utilizarlo bien y con sabiduría en sus destinos finales. Salomón escribió más de mil canciones inspirado por Makeba, pero ninguna mejor que El cantar de los Cantares, el cual transmitió el secreto del HIEROS - GAMOS. de cómo se descubre a Dios mediante la unión. Se dice que Salomón tuvo muchas mujeres, pero solo una era parte de su alma. Si bien Makeba no fue jamás su consorte, según las leyes del hombre, fue su única esposa a las leyes de Dios y la Naturaleza, es decir, la Ley del AMOR. Cuando Makeba partió del Monte Sagrado de Sión, fue con el corazón desgarrado por abandonar a su amado. Tal ha sido el destino de muchas almas gemelas de la historia, reunirse a intervalos y descubrir los secretos más profundos del Amor, para al final quedar separados por el destino. Tal vez, esta es la mayor prueba y misterio del AMOR, la comprensión de que no existe separación entre quienes se aman de verdad. con independencia de las circunstancias físicas, el tiempo o la distancia, la vida o la muerte. Una vez consumado el HEROS - GAMOS, entre almas predestinadas los amantes nunca se separan en espíritu...
Construida para trasladar las tablas de los Diez Mandamientos a la Tierra Prometida, el Arca de la Alianza desapareció misteriosamente hace unos 2.600 años a pesar de estar custodiada en el Templo de Salomón. Esta es su apasionante historia… El Arca de la Alianza es el cofre construido para guardar las Tablas de los Diez
10 claves de los Proverbios para un éxito extraordinario. Escrito por Robert Jeffress. Publicado por Editorial Patmos
Lo descubierto en una excavación en un nuevo yacimiento arqueológico del Valle de Timna, y los análisis subsiguientes realizados por el equipo de Erez Ben-Yosef de la Universidad de Tel Aviv en Israel prueba que las minas de cobre en Israel que se cre�
Aparentemente, el pequeño grupo de “ángeles” extraterrestres hizo una clara demostración de su poder mediante una columna de fuego móvil o con el exterminio del ejército egipcio. Por lo que se explica en el Éxodo, la nave espacial expelía gases ardientes y producía un estruendo ensordecedor, ya que todo el monte Sinaí estaba humeando por haber descendido a él el Señor entre llamas. Subía el humo como de un horno, y todo el monte causaba espanto. De la nave espacial fue descargada una máquina productora de alimento, y entregada a Moisés y Aarón. Durante los transportes, la máquina era guardada en un recipiente, el Arca del Testamento o Alianza, que se cargaba en una carreta de bueyes. Pero no debía pesar más de trescientos kilogramos, pues se citan algunos casos en que fue trasladado por hombres con ayuda de pértigas. Las personas que, por descuido, permanecían demasiado cerca del aparato, enfermaban, padecían vómitos y les salían llagas y eczemas, muy propio de personas que han estado bajo fuertes readiaciones. Nadie sabía lo que se transportaba en el Arca, ya que al pueblo sólo se le dijo que los alimentaba «el Señor». El Tabernáculo donde estaba el Arca servía para guardar el secreto. Los levitas, después de recibir formación especial, atendían al servicio de la máquina revestidos con ropas apropiadas. Pero tampoco ellos conocían los principios en virtud de los cuales funcionaba. Tenían miedo de ella, pues en algunos de los accidentes también murieron sacerdotes. ¿Qué se hizo del «Arca de la Alianza»? De las descripciones del Éxodo se desprende que la máquina funcionó mientras estuvo correctamente atendida. Pero una vez conquistada la Tierra Prometida ya no fue necesaria, pues allí corría «leche y miel» a raudales, permitiendo introducir un poco de variación en la monótona dieta. Sin embargo, parece había corrido el rumor de que los emigrantes superaron la travesía gracias al artilugio extraño que los proveía de alimento. Por ello, distintos soberanos deseaban poseer la máquina maravillosa. Ya hemos visto la derrota de los israelitas a manos de los filisteos y cómo éstos capturaron la máquina, teniendo que devolverla luego en vista de los muchos accidentes que acarreaba. ¿Dónde quedó la máquina, después de ser depositada en Betsamés? Durante veinte años, al menos, permaneció inmovilizada y fuera de servicio en una choza: “Vinieron, pues, los de Cariatiarín (Kirjath-Jearim) y transportaron el Arca del Señor, y la colocaron en casa de Abinadab, que habitaba en la colina (Gabaa) consagrando a su hijo Eleazar para que cuidase del Arca del Señor. Y sucedió que desde el día en que el Arca del Señor llegó a Cariatiarín pasó mucho tiempo (pues era ya el año vigésimo), y toda la casa de Israel gozó de paz siguiendo al Señor”. Fue Saúl, primer rey de Israel, que vivió hacia el año 1000 a.C, quien recordó a su yerno David (1013-973 a.C.) la existencia del Arca. Cuando David empezó a interesarse por el misterioso artefacto, éste se hallaba todavía en la choza de Abinadab, tal como fue entregado. David, en efecto, sintió interés, pero no tanto que se molestase en reservar al Arca un lugar digno en el palacio que precisamente estaba construyéndose. A lo mejor le hicieron temer algo las extrañas historias que aún corrían por el país, o quizá no le diese tanta importancia como para asignarle un lugar especial. En todo caso, se lo pensó bastante antes de obedecer a la sugerencia de su suegro y ponerse en camino con treinta mil hombres hacia Gabaa, en Judea, «para traerse el Arca de Dios». Pero durante el transporte ya se produjo un accidente: “Y pusieron el Arca de Dios en un carro nuevo, sacándola de la casa de Abinadab, que habitaba en Gabaa; siendo Oza y Ahio, hijos de Abinadab, los que iban guiando el carro nuevo. Luego que sacaron el Arca de Dios de la casa de Abinadab, en cuya custodia estaba en Gabaa, Ahio iba delante del Arca… Más así que llegaron a la era de Nacón, extendió Oza la mano hacia el Arca de Dios, y la sostuvo, porque los bueyes coceaban y la habían hecho inclinar. Y el Señor, indignado en gran manera contra Oza, castigóle por su temeridad, y quedó allí muerto junto al Arca de Dios”. Es curioso que tras veinte años de inutilización, la máquina aún produjese fuertes descargas eléctricas. Por tanto, el reactor aún generaba energía. Superados algunos pequeños inconvenientes técnicos, el Arca y su contenido llegaron por fin a Jerusalén, lo cual causó tanto júbilo al rey David que se puso a bailar de alegría, desnudo y dando saltos ¿Acaso pretendía obtener maná para el aprovisionamiento de su pueblo? Por grande que fuese su satisfacción por poseer el Arca, David no se decidió a guardarla en palacio ni ordenó construir ningún templo a tal fin: “Introdujeron pues el Arca del Señor y la colocaron en su sitio, en medio del tabernáculo que le había mandado levantar”. Una vez más se hace el silencio alrededor del misterioso objeto. Fue el sucesor de David, el rey Salomón (aproximadamente 965-926 a.C), quien hizo instalar el Arca en el Sancta Sanctorum, un recinto del Templo dotado de un blindaje especial. Allí permaneció sin ser tocada durante trescientos años, a pesar de todas las guerras y revoluciones que tuvieron lugar en el reino israelita. En ese lapso de tiempo, el Templo fue saqueado por lo menos cuatro veces; los asaltantes se llevaron tesoros de piedras preciosas y oro… pero sorprendentemente no tocaron el Arca de la Alianza. No vuelve a ser mencionada en ninguna crónica. Y eso que los saqueadores se llevaron cosas de menos importancia, además de las joyas. ¿Acaso desconocían la existencia del Arca? ¿Temían su misterioso contenido? ¿O quizá los israelitas trasladaron a otro lugar, celosamente oculto, el preciado recuerdo de su propio éxodo a través del desierto? ¿Tal vez nadie sabía dónde estaba? ¿No será ésta la razón de que la pista se borre durante tanto tiempo? En todo caso, y según los últimos indicios, el Arca había dejado de tener importancia para sus propietarios: “Colocad otra vez el Arca en el santuario del templo, edificado por Salomón, hijo de David, rey de Israel; porque ya no la tendréis que llevar más” (Crónicas) . Salomón fue el segundo de los hijos que tuvieron el rey David y Betsabé. En la Biblia, el profeta Natán informa a David que Dios ha ordenado la muerte a su primer hijo como castigo por el pecado del rey, quien había enviado a la muerte a Urías, marido de Betsabé, para casarse con su esposa SegúnSamuel: «Has hecho blasfemar a los enemigos de Dios». Tras una semana de oración y ayuno, David supo la noticia de la muerte de su hijo y consoló a Betsabé, quien inmediatamente quedó embarazada, esta vez de Salomón. La historia de Salomón se narra en el Primer Libro de los Reyes y en el Segundo Libro de las Crónicas. Sucedió a su padre, David, en el trono de Israel hacia el año 970 a. C. Su padre lo eligió como sucesor a instancias de Betsabé y Natán, aunque tenía hijos de más edad habidos con otras mujeres. Fue elevado al trono antes de la muerte de su padre, ya que su hermanastro Adonías se había proclamado rey. Adonías fue más tarde ejecutado por orden de Salomón, y el sacerdote Abiatar, partidario suyo, fue depuesto de su cargo, en el que fue sustituido por Sadoc. Del relato bíblico parece deducirse que a la ascensión de Salomón al poder tuvo lugar una purga en los cuadros dirigentes del reino, que fueron reemplazados por personas leales al nuevo rey. En la Bibliase dice del rey Salomón que heredó un inmenso imperio conquistado por su padre David que se extendía desde el Nilo, en Egipto, hasta el río Éufrates, en Mesopotamia. Asimismo poseía una gran riqueza y sabiduría y administró su reino a través de un sistema de 12 distritos. Poseyó un gran harén, el cual incluía a “la hija del faraón“. Honró a otros dioses en su vejez y consagró su reinado a grandes proyectos de construcción, incluyendo: el Templo, el Palacio Real, las murallas de Jerusalén, las ciudades reales de Meguido, Hazor, y Gezer, así como las ciudades para almacenes, para sus jinetes y para sus carros, a lo largo de su imperio. Para ser consistentes con el modelo de otras culturas de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro en el antiguo Próximo Oriente (egipcios, babilónicos, asirios, e hititas), sería de esperar que numerosos documentos, artículos, e inscripciones en edificios o monumentos públicos hubieran sido dejados por este gran rey o, más tarde, por sus descendientes en su honor. Pero, sorprendentemente, todavía no se ha encontrado ningún artículo de cualquier clase que lleve su nombre. Las ciudades de Hazor, Meguido y Gezer han sido excavadas extensamente hoy en día. Se encontró en cada una de estas ciudades un estrato que contenía grandes palacios, templos y fortificaciones. No se ha hallado el nombre de Salomón, pero en cambio sí se ha encontrado el cartucho del faraón de la XVIII Dinastía Amenhotep III. En Jerusalén no ha sido posible excavar en el Monte del Templo, pero las extensas excavaciones realizadas en la ciudad, incluso en las áreas adyacentes al monte del templo, no han revelado la existencia de ningún palacio salomónico. Es más, la excavación del Millo ha revelado (según la alfarería encontrada en él) que su construcción original también fue contemporánea del reinado de Amenhotep III de la XVIII Dinastía egipcia. Amenhotep III, conocido en tiempos antiguos como el “Rey de Reyes” y “Señor de Señores“,fue un faraón de la gloriosa XVIII Dinastía de Egipto. Al igual que Salomón, heredó un inmenso imperio cuya influencia se extendía literalmente desde el Nilo al Éufrates. En contraste con el imperio de Salomón, el imperio de Amenhotep es indiscutible. Los edificios, monumentos, documentos, artículos, y otros numerosos vestigios de su reinado son universales e incomparables, con la posible excepción de los que dejó el faraón de la XIX Dinastía, Ramsés II. El reinado completo de Amenhotep III fue consagrado a la construcción de monumentos a lo largo de Egipto, Canaán y Siria. Aparte del templo más glorioso de la antigüedad en Luxor,construyó otros muchos templos de diseño similar a lo largo de Egipto y en el resto de su imperio, incluso en las ciudades fortificadas cananeas de Hazor, Meguido, Gezer, Laquis y Betseán.Según los registros egipcios, el padre de Amenhotep, Thutmosis IV, y su abuelo Amenhotep II deportaron a unos 80.000 cananeos. Los habitantes cananeos de Gezer fueron específicamente incluidos en esta deportación. Fue durante el reinado de Amenhotep III cuando Gezer y otras ciudades principales de Palestina fueron fortificadas como las guarniciones reales egipcias y se las dotó de refinados templos y palacios. La Biblia dice que durante los días de Salomón, el faraón de Egipto capturó la ciudad cananea de Gezer y se la regaló a su hija como dote de su matrimonio con Salomón (Reyes). Era una costumbre obligatoria para Amenhotep III casarse con “la hija del faraón” para asegurarse el trono. Esto es precisamente lo que hizo cuando se casó con Sitamon, la hija de su padre, el faraón Thutmosis IV. La red de ciudades fortificadas de la XVIII Dinastía egipcia también incluía a Jerusalén. Si las construcciones de Amenhotep III en Gezer, Hazor, Meguido y otras guarniciones son alguna muestra, entonces Amenhotep indudablemente edificó un magnífico templo en el veneradoMonte del Templo de Jerusalén. La estructura adyacente al Monte del Templo de Jerusalén, conocida tradicionalmente como los “establos de Salomón“, es consistente con la arquitectura de las ciudades fortificadas de Amenhotep. La arqueología también ha confirmado que durante su reinado se guardaron carros en estas ciudades en grupos de entre treinta a ciento cincuenta cada uno.Las antiguas minas de Timna, en el desierto del Neguev, conocidas como las “minas de Salomón” en realidad son anteriores a Salomón en unos trescientos años, según la cronología convencional, datándolas una vez más en los tiempos de Amenhotep III. Cobre de Timna, oro del Sudán,otros metales preciosos, joyas y piedra de alta calidad fueron utilizados en gran abundancia en los templos de Amenhotep, así como en los de Salomón. Una estela del templo funerario de Amenhotep alardea de que el templo fue “embellecido por todas partes con oro, su suelo brilla como la plata… con estatuas reales de granito, de cuarcita y de piedras preciosas“. La cantidad de materiales empleados en otro templo construido por Amenhotep es también “asombrosa: 3,25 toneladas de electro, una aleación de plata y oro, 2,5 toneladas de oro, 924 toneladas de cobre. Se dice que la satisfacción más grande del Salomón bíblico fue el reto de completar sus grandes proyectos (Eclesiastés). Lo mismo se dijo de Amenhotep III. En un texto egipcio real del periodo se lee, “He aquí que el corazón de su Majestad estaba satisfecho con la construcción de monumentos muy grandes, como los cuales nunca se habían hecho realidad desde las primeras edades de las Dos Tierras“. Sólo un rey enormemente rico de un imperio bastante estable podría construir tan espléndidamente y en muchos sitios tan distribuidos en la antigüedad. Amenhotep III fue indiscutiblemente el rey más rico de la antigüedad. La realización de tales magníficos proyectos requirió el mantenimiento de una considerable y constante fuente de trabajo y de ingresos que se extendía a lo largo de un periodo de muchas décadas. La administración y el sistema de impuestos de Amenhotep, con sus 12 distritos, es idéntico al de Salomón que se describe en la Biblia (Reyes). Amenhotep también se dedicó a redescubrir la sabiduría, los misterios y las tradiciones de las dinastías egipcias anteriores. Se ha establecido una fuerte relación entre los “Proverbios de Salomón” de la Biblia y las “Máximas de Amenhotep III” encontradas en Egipto. Además de los proyectos ya mencionados, Amenhotep construyó también un palacio completamente nuevo en Tebas. La nueva residencia real incluía todos los elementos contenidos en el palacio de Salomón que se describe en la Biblia (Reyes), a saber: una casa fabricada casi completamente de cedros del Líbano (construida para la fiesta del Jubileo de Amenhotep); una sala de columnas con una terraza en la fachada y rodeado por un patio de columnas; un salón del trono construido con muchas columnas de madera y cuyo suelo era la escena de un lago pintado (idéntico al que cruzó maravillada la reina de Saba cuando se acercó al trono de Salomón, como se describe en el Corán); un palacio separado construido para Sitamon, “la hija del faraón“; un palacio real (consistente en su propia residencia, la residencia de su Gran Esposa, Tiye, y una residencia para el harén real). Amenhotep, como Salomón, fue incansable en la persecución de mujeres para su harén, especialmente de mujeres extranjeras y hermosas, tanto de origen regio como humilde. El harén de Amenhotep incluía a dos princesas de Babilonia, dos princesas de Siria, dos princesas de Mitani, y como el harén de Salomón, incluía a una princesa de cada una de las siete naciones enumeradas en Reyes. Como el rey más poderoso de Oriente Medio, Amenhotep no envió a cambio a ninguna de sus propias hijas a otros reyes, ni lo hizo ningún otro faraón de esta dinastía (ni probablemente ningún otro en toda la historia de Egipto). Denegó específicamente una petición del rey de Babilonia para una esposa egipcia. De forma pretenciosa, la Biblia da énfasis a la pretendiente egipcia de Salomón, pero no menciona que Salomón tuviera alguna esposa hebrea. Roboam, del que se dice haber sucedido a Salomón, fue el hijo de una princesa amonita. La corte de Amenhotep III era extremadamente liberal, y reflejaba cada posible exceso de un reinado poderoso y seguro. El erotismo en el arte y en la vida de la corte alcanzó su plenitud durante el reinado de Amenhotep. La famosa pintura mural de las “bailarinas desnudas” data del reinado de Amenhotep.Al igual que Salomón, Amenhotep “no negó a sus ojos ninguna cosa que desearan” y “apartó su corazón de cualquier placer” (Eclesiastés). Sin embargo, los últimos años de los treinta y ocho del reinado de Amenhotep no fueron agradables. Los largos años de indulgencia habían pasado factura y tuvo muchas dolencias. Como gesto compasivo, su cuñado le envió un ídolo de la diosa Ishtar (Astoret). La conclusión es que la historia de Salomón fue tomada después y específicamente de la vida de Amenhotep III. El mismo nombre de Salomón, que literalmente significa “paz” o “seguridad“, apunta a Amenhotep III, cuyo largo y penetrante reinado en el siglo XIV a. C. no incluyó ninguna gran campaña militar, pero se caracterizó por una estabilidad sin precedentes a lo largo del Próximo Oriente. Después de la XVIII Dinastía egipcia, la región entre los dos grandes ríos no fue controlada de nuevo por ningún poder individual hasta el imperio asirio de Asurbanipal (el nieto de Senaquerib), que invadió Egipto y saqueó Tebas en el siglo VII a. C., y el imperio de Ciro, de Persia, en el siglo VI a. C., que también conquistó Egipto y lo convirtió en una provincia persa. No hay ningún indicio de ningún imperio de estos tiempos que controlara esta región y cuya capital fuese Jerusalén.Se dice que Salomón tuvo “mil cuatrocientos” carros (Reyes). Esto representa un ejército prodigioso según los cánones antiguos, y el cual sólo pudo haber sido reunido en un largo periodo de tiempo por una civilización estable. A pesar de eso, se nos dice que sólo cinco años después de la muerte del gran rey Salomón, el faraón egipcio Sisak y sus aliados invadieron Judá y capturaron sus ciudades fortificadas con poca o ninguna resistencia militar. La Biblia añade que la misma Jerusalén fue perdonada sólo después de entregar a Sisak la totalidad de las riquezas acumuladas por el rey Salomón. La rapidez con la que se estableció el imperio de Salomón, como se describe en la Biblia, y la facilidad con la que fue sometido después al poder extranjero en un corto plazo de tiempo, tampoco es consistente con el modelo fijado para otras grandes civilizaciones antiguas. Leemos en la Biblia, “Yahvé se apareció á Salomón… y le díjo: Pide lo que quisieres que yo te dé. Y Salomón dijo:… Da pues á tu siervo un corazón dócil para juzgar á tu pueblo, para discernir entre lo bueno y lo malo [para poder gobernar. Y respondió Dios: lo he hecho conforme á tus palabras: he aquí que te he dado corazón sabio y entendido” Cabe destacar que dicha Sabiduría estaba basada en seguir los mandamientos o estatutos: "Salomón amó a Yahvé, andando en los estatutos de su padre David". Él tenía muy claro que "La Ley de Yahvé hace sabio al ingenuo". A ese tipo de sabiduría se refería el profeta Baruc: “ Él [Dios] halló todos los caminos de la sabiduría, y la ha dado a Jacob, su siervo, a Israel, a quien ama. Así apareció en la tierra la sabiduría y ha vivido con los hombres.”. También el apóstol Pablo habla de ella: “Hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, …la que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor“. Esa “rectitud” y “justicia” que se difundía en la sociedad al aplicar la Ley de Dios lograba la prosperidad del reino de Salomón, alcanzando el mayor esplendor de la monarquía israelita. Mantuvo en general la paz con los reinos vecinos, y fue aliado del rey Hiram I de Tiro, quien le auxilió en muchas de sus empresas. Emprendió numerosas obras arquitectónicas, entre las que destaca por encima de todas la construcción del Templo de Jerusalén como lugar para la permanencia del Arca de la Alianza, aunque destaca también la erección de un fabuloso palacio y la construcción de un terraplén que unía el templo con la ciudad de Jerusalén. En sus construcciones participaron un gran número de técnicos extranjeros, como albañiles y broncistas de Tiro o carpinteros de Gebal. Entre todos ellos destacaba el arquitecto Hiram, y se importaron lujosos materiales procedentes de Fenicia. Durante el transcurso de su reinado la monarquía hebrea tuvo su momento de mayor prosperidad y el esplendor de su nación llamó la atención de la reina de Saba. Se hablaba también del llamado Juicio de Salomón. Gobernante y pueblo se regían bajo la Ley de Yahvé. Finalmente se había establecido el Reino de Dios en la tierra: “Salomón …en el trono del reino de Yahvé sobre Israel… Y se sentó Salomón por rey en el trono de Yahvé en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel”. Vivían ‘siguiendo los preceptos del Señor’. Dios les concedía tranquilidad en sus fronteras y el orden y la alegría dominaban. No obstante, para consolidar el poder político de Israel en la región, contrajo matrimonio con una de las hijas del faraón del Antiguo Egipto: Siamón. Salomón se fue rodeando de todos los lujos y fue adquiriendo la grandeza externa de un monarca oriental. Esto hizo, sin embargo, que en la segunda mitad de su reinado cayera en la idolatría, inducido por sus numerosas esposas extranjeras. De acuerdo con Reyes, «tuvo, contrariando la Ley, setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas, y esas mujeres le desviaron el corazón». La seguridad interna y el control de las vías de comunicación habían facilitado una amplia expansión del comercio hebreo. Se dice en la Biblia que sus naves llegaron hasta Ofir, en algún lugar del Mar Rojo, donde cargaron 14.300 kg de oro. Tanto el rey como el pueblo se dedicaron a comerciar. Pero fueron atrapados por el ansia de riquezas y cayeron en el materialismo. Aquí se dio el punto de inflexión hacia un modo de vida que posteriormente sería causa de reproches por parte de los profetas: “andan descarriados, todos se han pervertido. No hay quien practique el bien, no hay ni uno”. En vez de administrar justicia, los propios hebreos… “oprimían a los pobres, acechaban a las personas. Sus casas estaban llenas de fraudes; con esos fraudes se han engrandecido y se han hecho ricos…”. En las transacciones, el rey demostraba que ya no era justo. Reavivó el tema de la esclavitud en los infieles y permitió sacerdotes que en muchos casos eran indignos. Se dotó de equipamiento de guerra, tales como carrozas y caballos. Aquél pecado de Salomón, “priorizar la obtención de riquezas por sobre la Ley de Dios”,fue la causa de que a su muerte se dividiera el reino de Israel. La división de Israel era inexorable, pero ocurriría en la generación de su hijo. Pero aunque cometió este pecado de caer en la vanidad y la soberbia, se arrepintió y luego escribió el Libro de Eclesiastés para aconsejar a otros a que no siguieran su ejemplo. Allí menciona «vanidad de vanidades, todo es vanidad» y esto se refiere a su vida inicua. Salomón escribe este libro como un testimonio y ejemplo de que las cosas de este mundo no son duraderas. Le sucedió su hijo Roboam, cuya madre era Naamá, de origen ammonita. Pero pronto, la parte norte aparecería como rebelde, estando formada por 10 de las doce tribus de Israel. En realidad todas excepto Judá y Benjamín. Así quedaría dividido el reino. La reina Hatshepsut reinó durante 17 años, gobernando Egipto en la época de un nuevo renacimiento. Y su sucesor, Tutmosis III, fue uno de los faraones más importantes de Egipto, habiendo sido superado únicamente por Ramsés II, durante la siguiente dinastía. El templo de Hatshepsut, construido sobre terraplenes en el Valle de los Reyes, tiene dos rampas que lo conectan entre sí y su arquitectura modular es mucho más avanzada que cualquier otra de su época. La espectacularidad y adaptación al entorno donde está colocado lo hacen quizás el templo más sofisticado e importante de Egipto, compitiendo en popularidad solamente con Abú Simbel. Existe una coincidencia entre esta arquitectura modular y la descrita por Platón en relación a los edificios atlantes. La arquitectura inca en Perú y los edificios modulares de la cultura azteca en Uxmal presentan un sistema arquitectónico común. De acuerdo con la teoría propuesta por Velikovsky, se identifica a Hatshepsut con la legendaria reina de Saba, que fue la soberana que sedujo con sus encantos e inteligencia al rey Salomón A ella se refieren sus cánticos cuando exalta a la mujer, presentándola como el mayor tesoro del hombre si es virtuosa. La reina de Saba por su parte, había asesinado a su primer marido, un malvado ministro de la época del reinado de su padre, siendo tan grandes sus encantos y su inteligencia que logró eclipsar a las 700 esposas y 300 concubinas del rey Salomón. Según la leyenda, tenía las piernas peludas y un pie de cabra, lo que coincide curiosamente con algunas imágenes de la época sumeria representando a dioses, que fue sanado al pisar un espejo de vidrio que simulaba agua. Esta fue una trampa de Salomón para obligarla a levantarse la falda a fin de no mojarla cuando tuvo que cruzarlo. El templo funerario de Hatshepsut parece haber sido utilizado por el mismo rey Salomón para guardar parte de sus inmensas riquezas en el corazón de la montaña. Pero no se ha encontrado aún ninguno de los legendarios tesoros de Salomón y de la reina Hatshepsut. Es posible que el Arca se perdiese durante la destrucción de Jerusalén (586 a.C). Hay que seguir esta pista, pero antes tenemos que resumir los hechos. La máquina había dejado de producir maná y no había nadie que la cuidase. A pesar de su prolongada inmovilización, la máquina todavía funcionaba, dando una tensión eléctrica de valor suficiente para fulminar a Oza, un joven encargado del cuidado del arca, que quiso sujetarla durante un bamboleo para que esta no se estrellase contra el suelo. Los reyes Saúl, David y Salomón tuvieron miedo del Arca y la ocultaron. Al correr del tiempo, el Arca perdió la significación religiosa que había tenido durante la travesía del desierto, ya que los extraterrestres, evidentemente, se habían marchado. En tiempos del profeta Jeremías (627-585 a.C.) y de su contemporáneo Ezequiel, los extraterrestres parece que regresaron súbitamente. Jeremías recibió la orden de hacer desaparecer el aparato, que aún seguía emitiendo una peligrosa radiactividad. Jeremías, uno de los profetas mayores del Antiguo Testamento, era un personaje incómodo. Nacido en la pequeña ciudad de Anatot, al norte de Jerusalén, de estirpe sacerdotal, pronto se hizo muy impopular entre sus contemporáneos por censurar su idolatría, exhortarles a la penitencia y criticar sus malas costumbres. En pocas palabras, obligaba a sus paisanos a mirarse en un espejo, en el que no se veían muy favorecidos. Como todos los profetas, Jeremías tuvo buen olfato. Predijo la ruina de Israel y la destrucción del Templo de Jerusalén. Fácilmente se comprenderá que las prédicas de Jeremías gustasen poco o nada al rey de Judá, Joaquín (608-598 a.C). Tan pronto como éste subió al trono, Jeremías pronunció uno de sus más incendiarios discursos en el atrio del Templo, con frases lapidarias que causaron gran impresión al auditorio. Jeremías molestaba, y por eso se trató de suprimirle o por lo menos de silenciarle.
ALFONSO RODRIGUEZ CASTELAO. Centenario de su nacimiento. Fecha de emisión: 11 Diciembre 1986. Dentado 12 3/4 x 13 1/4. Papel fosforecente. Calcografía. Tirada:
Decarabia is a demon and, according to the Lesser Key of Solomon, a Great Marquis of Hell, or a King and Earl according to the original Latin version of the Pseudomonarchia Daemonum. He has thirty legions of demons under his command. Decarabia knows the virtues of all herbs and precious stones, and can change into all birds and sing and fly like them before the conjurer. He is depicted as appearing as a pentagram star, changing into a man under the conjurer's request.
Read Analisis de estados financieros by Fernando Ruiz on Issuu and browse thousands of other publications on our platform. Start here!
Le grand pentacle de Salomon vibre en capital chance positif à (plus) +0,5/3. C'est bien. c'est une protection, à porter sur un papier, sur soit. source: http://www.google.fr mon site misterchance
I was diagnosed with diabetes back in 2018. Back then I was about 232 pounds and wore a size 44 pants. In addition to being a little heavier, I was also drinking a lot. I would work, and then go home…
Read El gran libro del Tarot Banzhaf Hajo op by nema on Issuu and browse thousands of other publications on our platform. Start here!
TALISMANES DE VENUS PANTÁCULOS SELLOS DE SALOMÓN TALISMANES DE VENUS VENUS TIENE CONSAGRADOS 5 PANTÁCULOS 1º PANTÁCULO DE VENUS El primer pantáculo de los talismanes de Venus. Este pantáculo y l…