En Sumeria escaseaba la piedra. Los edificios se construían con el material más abundante y a mano: arcilla para los muros, madera de palmera para las columnas que soportaban los pisos y quizá la escalera, juncos o cañas para los pisos (cubiertos de arcilla) y la cubierta, y yeso o alquitrán para impermeabilizar las estancias en las que se usaba agua (cocina, patios exteriores y aseos). Los ladrillos moldeados, de barro mezclado con paja, se secaban al sol. Se disolvían con las primeras intensas lluvias entre marzo y mayo. Se construía rápido en Sumeria, por lo que los muros no eran excesivamente sólidos. La forma del ladrillo empleado (con una cara inexplicadamente abombada), en la primera mitad del tercer milenio aC, tampoco ayudaba a que los muros fueran muy estables. Sin embargo, el grosor compensaba en parte la apresurada manufactura. En efecto, los muros exteriores podían tener más de diez metros de espesor, y se abrían escasas aperturas, muy pequeñas; eso ayudaba a que las paredes aguantaran la doble embestida del agua de lluvia y freática que ascendía por capilaridad: Sumer estaba a nivel del mar; el nivel freático, por tanto, estaba –y está- casi en la superficie; a poco que se excave, el agua aflora. Pero, tras unos veinticinco años de inevitables lluvias breves pero torrenciales que socavaban la base de los muros, los edificios se desmoronaban y tenían que ser restaurados o reconstruidos. El barro retornaba el barro. Los sumerios interpretaban lluvias, terremotos y ataques de enemigos como castigos divinos por la impiedad del monarca –o el capricho celestial. A fin de proteger la obra en la medida de lo posible, junto con las ofrendas fundacionales, se distribuían en el interior de los muros fetiches de terracota. Éstos representaban a seres guardianes fabulosos, genios alados, seres híbridos que tenían que ahuyentar a los males. Al mismo tiempo, también se insertaban en los muros ladrillos con encantaciones y maldiciones. Aunque se usaron en tiempos de los sumerios, fueron los asirios, ya en el primer milenio aC, más supersticiosos, quienes más recurrieron a esas figuritas profilácticas. Entre los amuletos que protegían a edificios contra el mal de ojo, se hallaban los llamados “ídolos-ojo” del santuario de Tell Brak (en el norte de Siria, si bien muestra conexiones con culturas sureñas) (principios del IV milenio aC), uno de los más antiguos de Mesopotamia. Fue excavado por Mallowan (esposo de Agatha Christie). Durante tiempo se han interpretado esas pequeñas figuras de piedra, halladas a miles, planas, casi abstractas, en las que sobresalen ojos desorbitados, halladas a miles, como efigies de una divinidad (algunas figuras están coronadas por una tiara de cuernos), o como ofrendas (o imágenes) de fieles (representados aislados, en pareja, con un hijo, o en familia). Hoy, se piensa los ídolos eran fetiches, amuletos, distribuidos por las paredes de las capillas interiores, protectores del recinto contra los “malos espíritus”. Finalmente, existía un último elemento constructivo que cubría una doble función práctica y mágica: el gozne de las puertas que daban al exterior. Pese a la relativa escasez de la piedra, los goznes consistían en gruesos bloques de piedra dura en los que penetraba el eje del vano. Formulas rituales (encantaciones, plegarias, maldiciones) se inscribían en la parte superior de la piedra (como se puede ver en la exposición). De este modo, las palabras detenían a los malos espíritus. La piedra constituía un obstáculo mágico que se interponía al paso de aquéllos. Cuando la casa se desmontaba, o se destruía para ser levantada de nuevo, se tenía mucho cuidado en recoger y conservar estas piedras para instalarlas en las nuevas construcciones., de modo a que la protección que brindaban siguiera siendo efectiva.
Superstudio fue un colectivo de teóricos de la arquitectura italianos, fundado en Florencia, por Adolfo Natalini y Cristiano Toraldo, entre los años sesenta y setenta. Sus proyectos, mostrados a través de perspectivas y fotomontajes. consistían en desmesuradas estructuras tubulares de sección cuadrada, cubiertas por retículas también cuadradas, que se extendían por encima de ciudades, valles, montañas y mares. Nada las detenía ni tenían fin. En todos los sentidos de la palabra: no cumplían ninguna finalidad. Se trataba de formas gratuitas, inhabitables, sin salida, que cubrían todo lo que se les ponía por delante. Los perfiles, las mallas eran perfectas, las superficies completamente lisas, espejeadas, como prismas de luz o de vidrio. No se trataba de proyectos utópicos, a la espera de que pudieran ser construidos en el futuro. por el contrario, Ofrecían una visión sarcástica de la arquitectura moderna y su confianza en la tecnología. Las estructuras de Superstudio llevaban hasta las últimas consecuencias el urbanismo tentacular, la urbanización desmedida y sin control del territorio, y el recurso fácil a los paramentos de cristal como signo de vacua modernidad. Los proyectos de Superstudiio eran un reflejo deformante de la realidad. La entrega de la ciudad al turismo voraz invitaba a inundar la ciudad de Florencia y a convertir la cúpula de la catedral en una isla, a fin que los turistas pudieran recorrer la ciudad acuática en submarismo, algo que, sin duda, multiplicaría los millones de turistas que ya asolaban -y asolan- el centro histórico de Florencia. La inundación metafóricamente se convertía en real. Frente a este mundo de pesadilla, vendido con colores pop y escenas de postal, Superstudio propugnaba que se podía vivir de espaldas a estos monstruos, sin destruirlos, sino desdeñándolos, dejando en evidencia su grotesca fatuidad, su condición de monumento ridículo: una vida austera y libre, carente de bienes, fuera, bajo o sobre las estructuras, como si no existieran o no tuvieran presencia. Mas la realidad no es sino una caricatura hecha realidad. La absurdidad y vacuidad que Superstudio exponían se ha encarnado. Así, Moon Resorts Inc -todo un nombre- pretende levantar, en medio del paisaje desolado, barrido por el polvo de una fabrica de cemento, convertido en un entorno lunar, un gigantesco parque temático lunar, en Montcada i Reixac, cerca de Barcelona, que no se sabe si es de mal gusto -dada la historia del maltrecho entorno- o hilarante, con hoteles de cuatro mil suites y la habitual cascada de restaurantes, casinos, tragaperras, áreas de juego, centros de convenciones, centros comerciales, prometiendo la llegada de millones de turistas y un maná inextinguible de bienes materiales. Si solamente se limitaran a convertir a la Sagrada Familia en afilados riscos apenas emergiendo de las aguas.... Y, por debajo de las aguas, en las profundidades, a gusto de submarinistas, el falso barrio gótico, los puertos deportivos, el área del Fórum, el hotel Vela, el barrio 22@, el entorno de la plaza de las Glorias, el Teatro Nacional, el edificio de Catalana de Gas, los restaurantes que sirven humo, unidos y convergentes entre algas, aguas turbias y peces gordos.
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Fluid Lines Of The Moon House Seamlessly Merges With The Outdoor Landscape | SAV Architecture + Design Inspired from the sinous curved forms and raw texture of the lunar landscape, the Moon House is part of a trilogy of three houses located in the northern tropical seaside state Goa in western India. The design for the […]
Football isn't just a sport that is enjoyed by men, there are many women who love the sport too. Male or female, young or old, everyone loves to follow football
Si estas aquí, probablemente ya sabes dibujar un poco y quieres desarrollar tu talento al máximo para empezar a emprender en este mundillo tan peculi…
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